Diego Sale a Cenar

Trato de explicar por qué algunos nosotros recorremos las calles de Buenos Aires solitos . Buscamos el amor o una cita, un amor para toda la vida aunque dure solo un día.

Me Visitaron

domingo, 22 de noviembre de 2009

Diego sale a cenar.

El domingo al mediodía volvía a casa y pensaba como escribir acerca de mi fiesta de cumpleaños y como describir el sin fin de planes que tenia y no lleve a cabo. En cambio, me dedique a hacer lo que mejor hago en mis fiestas de cumpleaños: sociales. Estaba todo la gente que tenía ganas de ver, y si bien no había un novio que me sostuviera la mano, los amigos me cubrían si quería llorar. Ahí estaba también él , el hombre que tantas veces quise tener cerca, solo para verlo bien y abrazarlo, esa persona con la que, más de una vez, he tenido conversaciones imaginarias donde exponía argumentos maravillosos que solo daban como resultado razones irrefutables que confirmaban que no existía otra posibilidad más que estar juntos los dos. Claro, estaba acompañado y era completamente inocente de todo lo que me pasaba por la cabeza mientras lo miraba de reojo y aceptaba las bebidas que me regalaba la gente. A veces me es muy difícil mantener la cordura pero creo que lo hice bastante bien anoche, a veces me parece que la vida es una película, en este caso la película era de final bien conocido, la había visto tantas veces ya. No quería pero cumplí 33 años y no hay aventuras a esta altura, o por lo menos, se medir las consecuencias antes de que sea tarde, así que respire profundo, y baile. Salir con tantos hombre, clasificarlos, evaluarlos, y finalmente escaparme de ellos (por cierto, muchos también se escaparon de mi) fue un viaje divertido. Pero necesito un pequeño descanso.
Pensaba en estos días pasados, había escuchado muchas veces que no se puede buscar un novio, que mientras más buscas algo, es cuando más ansioso estas, y menos conseguís lo queres. Había vivido mi vida adulta sin confesar que lo que más me gusta es estar enamorado y compartir la vida con una solo persona, no quería desafiar la sabiduría popular o el destino y admitir que me gusta estar con alguien. Sin embargo la estrategia de estar bien solo, como fórmula para conseguir un novio, no había funcionado. Así que pensé que lo opuesto quizás fuera una alternativa. Y salí a buscar un novio por las calles de Buenos Aires. Salí con gente mayor que yo y menor que yo. Me trataron como a un señor mayor al borde de la tumba y me invitaron a ver crepúsculo esperando que salte de alegría, me trataron como si yo tuviera 20 años y escuche frases tales como ‘si yo tuviera 10 años menos me enamoraría de vos’, o , ‘ si no estuviera en pareja me enamoraría de vos’. ‘Sos demasiado lindo para mí’, ‘no puedo verte más porque me gustas demasiado’. Me dijeron papa, bebe, gordo, negro, me llamaron por mi primer nombre y también por mi apellido. Me dieron besos en los parpados (y no me gustan los besos en los parpados). Me quisieron dar besos en el cine, di cabezazos en el mentón por esquivar besos en el cine, también me sostuvieron la mano durante la película y me sentí muy cómodo, me invitaron a jugar play station, ver una peli, tomar una copa de vino, comer algo, buscar algo que me olvide arriba todo para tener sexo. Quizás sin los eufemismos hubiera sido distinto. Me dieron besos con los ojos cerrados, con los ojos abiertos, cerré los ojos al besar, y algunas veces los mantuve abiertos para no perderme ni un segundo de lo que estaba pasando. Me dieron besos con onomatopeya, me dijeron MMUUAAA! MUUAA!! en el medio del sexo. Me llevaron hasta mi casa borracho. Me quede solo en casa un sábado a la noche, me quede muchos sábados con una amiga comiendo helado y maldiciendo a los hombres. Volví corriendo a casa porque me había olvidado el celular. Me rompieron la camisa y el corazón, esquive golpes en la cara, metí el pie dentro de un charco, me escondí atrás de una columna, comí tapas en Puerto Madero, comí pizza en Once. Tome muchas cervezas por Palermo y muchas también por la calle Reconquista. Tome café en la calle Corrientes, demasiados Vanilla Latte en Starbuks y una cantidad inconmensurable de Doble Cuarto de Libra Grill antes de volver a casa luego una cita fallida. Me cruce con hombres a propósito y a veces cuando menos lo esperaba y más lo necesitaba. Una vez me cruce a alguien, que me dejo sin palabras y paralizado, que estaba feliz con su novio en la misma fila que yo para comprar pochoclos. Me dejaron plantado y me dieron excusas ridículas. Llore frente a la computadora, mientras escribía ‘JAJAJA’. Me reuní mucho en bares con mis amigos de siempre y conté mis historias. . Me dijeron nombres falsos y gane nuevos amigos. Volví solo a casa y me dormí en el colectivo. Me abrasé a la almohada para calmarme. Salí, un montón, pensé en lo que más quería y salí a buscarlo. No lo conseguí. Si ya estuve ocupándome de mi mismo y sin preocuparme, si ya estuve buscando sistemáticamente, si ya estuve en pareja y no funciono, tal vez el amor no es para todos. Conozco personas que deben elegir entre su pareja y sus amigos. Gente que está deprimida y que no puede hablar con su ex porque aun lo ama. Conozco gente que tiene terror de separarse y gente que engaña a sus parejas. Muchas personas que quisieron amarme y otras que solo querían cogerme. No encontré alguien a quien amar pero si conocí a muchas personas increíblemente divertidas, gente que me hizo reír y que espero seguir viendo por ahí. Los hombres aparentemente me son esquivos, al menos por ahora. Sin embargo los amigos siempre están, los de siempre y los de ahora, los que fueron el objeto de mi afecto y son ahora mis amigos. De todos los que poblaron las paginas que escribí hay uno que es tan mi amigo como si lo hubiera conocido hace años, hay dos que no me hablan. Hay uno que aprendí a querer como se quiere a un amigo (anoche mismo, en mi fiesta de cumpleaños) aunque en el algún rincón de mi corazón hay, en un cajoncito y guardado, el recuerdo de algunos de los besos que más voy a recordar en mi vida. Otra gente paso sin pena ni gloria. Gente de otros países, gente realmente bella y otros no tanto. Personas del interior del país, en el interior del país y en buenos aires. Gente que deje pasar y que me quería de verdad, esas personas que me alegra mucho haber conocido y que me apena terriblemente no poder sentir lo mismo. Lo que me hace pensar una vez más, y por ultima, en que las personas quieren y aunque son las razones de ese amor misteriosas no dejan de tener peso. Las personas aman solo a quienes aman y los que no son amados no pueden hacer nada para remediarlo. Es irónico. Sería mucho más fácil enamorarse de alguien que te corresponde. Pero (siempre hay un pero) existen parejas felices, quizás es lo que hace todo mas difícil, uno sabe que existe que no es imposible, que las personas están felices de a dos. Uno lo ve, lo sabe, a menudo es invitado de esas personas que son felices y cocinan, y prueban la salsa con cucharas de madera o hacen empanadas caseras. Uno lo ve a diario, lo recuerda, lo sintió alguna vez. El amor, que es el fin último de cualquier persona (o puto) está dando vueltas alrededor. Se respira en el aire y un día, tarde o temprano, en algún momento, si los planetas se alinean, si el dólar vuelve a bajar, si nieva en Buenos Aires el amor va a llegar para quedarse.
Mientras tanto, las cenas seguirán siendo con amigos y las empanadas de delivery.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Ante ultimo episodio

Cuando lo salude al rey oso me dijo que no podía creer como había dejado de lado mucho de la timidez que tenia, mucha de la timidez que me impido, tal vez, acercarme mas él, pero en ese momento era todo alegría. Dieguito, me dicen muchos es esos ámbitos, eso me parecía simpático, cuando el rey oso me abrazo y me dijo,”Dieguito!!”, yo pensé que era un poco grande para ese apodo, y pensé que Dieguito ya era Diego, y me sentí un poco fastidiado de tanta gente y calor y pensé en mi cumple y en las personas que estaban ahí, y que algunas iban a estar en mi fiesta de cumpleaños. Y me canse un poco de la fiesta, y me canse un poco de las fiestas en general.
Pensaba en todas esas personas alegres que un día no me convencieron, pero que si convencieron a alguien más. Quizás estaba buscando un ideal que no existía.
Mientras escribía esto y reflexionaba sobre la vida en pareja en general, y la mía en particular, pensaba en los seis años que pase junto alguien y me parecía que había sido hace mucho (mucho) tiempo atrás, luchaba para convencerme de que no había sido un fracaso en ningún aspecto. Al tiempo que sacaba conclusiones un mensaje de texto llego: ‘’ Hola Diego ! como estas ? como andas de tiempo para vernos? Te invito al cine, quiero verte antes de que envejezcas  chiste!’’ El mensaje era de un muy buen amigo que no veía hace tiempo que se había separado de su mujer hacia una semana y no se lo había contado a nadie. Respondí que cuando él quisiera, y sin esperar una respuesta, después de la oficina me fui directo a buscarlo hasta su trabajo (me había enterado de la noticia de la separación por muy buenas fuentes antes, pero no se lo dije), fuimos a tomar unos mates a su casa. Le dije lo que pensaba del asunto, sobre su relación y sobre su forma de ser (mas bueno que el pan, quizás le falta un poquito de garra , pero yo lo adoro así como es), hable sobre la pareja y las relaciones en general, y era como si pudiera escucharme a mí mismo hablando como si fuera otra persona, me di cuenta que estaba dando consejos y sentí que era un poco más maduro que antes ( no por los consejos, si no porque no le hice ningún chiste acerca de su fracaso con las mujeres y la conveniencia de volcarse al camino de la homosexualidad, lo pensé , no con estas palabras, pero no lo dije)

Hablamos sobre el amor, sobre el sexo, sobre mí y mis relaciones pasadas, sobre que significa fracaso y que significa egoísmo, sobre ceder, poner límites, y el respeto. Sobre cómo encarar el final de una relación y cuando es conveniente luchar hasta lo último. Sobre lo importante que es amar al otro tal cual es, aunque no exista ninguna garantía de retribución o reciprocidad. En definitiva lo escuche hablar, y lo observe tratando de encontrar un camino que seguir, aunque no supiera bien todavía a donde quería llegar . Y me sentí mas amigo de él que antes. El había encontrado a su amor, y pensé (supongo que el también lo pensó) que iba a durar mucho mas. Lo vi sentado ahí, en su departamento lleno de libros, y pensamos en cuanto mejor sería ser adolecentes, por qué haríamos un plan, una estrategia para recupérala mediante trucos románticos, pero ahora estábamos grandes y había que asumir cosas. Y tomar decisiones difíciles.

Mi amigo vive en el 6to piso en el edificio que está justo al lado de donde la fiesta de los osos tuvo lugar el sábado. Así que cuando me iba de su casa, eche una mirada a esa entrada que estaba cerrada con rejas, y también mire las montañas de basura que había a lo largo de la calle Sarmiento, y daba un poco de tristeza todo. Y me fui a casa, encare solito el mismo camino del domingo a la mañana. Sin embargo, en el fin de semana tenía una melancolía diferente, En la fiesta había bailado y sostenido la misma charla de primer encuentro un montón de veces, había prometido volver para continuar esas primeras charlas, pero no lo había hecho en la mayoría de las oportunidades, pensé los besos y las miradas que había habido. Me había quedado hasta el final de la fiesta, cuando ya no bebes más y bailas a tu propio ritmo. Muchos hombres me había invitado a coger, muchas parejas también, muy pocos me invitaron a desayunar, nadie se quedo a mi lado hasta el final, nadie insistió ante mi negativa. Era como si hubiera tanto por ganar en esa fiesta que todos creyeron que iba a aparecer una mejor oportunidad justo después de otra. También los que me habían besado el vienes lo pensaron. Estaban todos eufóricos, todos de buen ánimo.

Cuando me iba de la fiesta, un amigo rezagado me tomo del hombro y me dio a elegir entre el desayuno o compartir un taxi. Elegí el viaje y los dos nos fuimos juntos pero separados, todavía riendo y mirando por la ventanilla gente con suerte parecida a la nuestra que se alejaba sola o en grupos también riendo. Así me fui, baje la ventanilla y los dos pensamos que el viento en los arboles mientras íbamos por 9 de Julio se parecía mucho al que hay cerca del mar. Y los dos pensamos que había pasado la fiesta, que estamos igual que antes y que , en definitiva , una fiesta no te cambia en nada. Mi amigo ,que compartía el taxi conmigo me relataba sus pormenores de la fiesta y lo emocionado que esta de haber conocido a alguien, el es más joven que yo, y quería decirle que cualquier esfuerzo es vano , que no albergara ninguna esperanza, que cuando llegara a mi edad el pesimismo lo iba a alcanzar a él también , quería decírselo a él , pero más que nada quería decírmelo a mí mismo. Pero no pude.
Cuando deje la fiesta faltaban 6 días para mi cumple y era domingo, cuando volví sobre esos pasos por la calle Sarmiento era miércoles y faltaban cuatro días para el cumpleaños número 33. Mi amigo, aun en sus días de penas de amor, lee este blog y me pregunto si de todos eso chicos había invitado a alguien a mi fiesta de cumpleaños. Creo que él quiso de decir que si finalmente había encontrado un candidato más o menos firme, la respuesta es no. Pero si invite a la mayoría de las personas que aparecen a mi lado en estas páginas.

El jueves tengo una cita, con un muchacho con el que hablo bastante seguido y no conozco personalmente aun. Quizás sea él. Pero si algo me dejo semejante fiesta (cerca de 2000 putos todos juntos ) fue que nada es seguro, que hay que disfrutar más y pensar menos (cuando se está en uno de estos eventos) Pero sobretodo que , a pesar de la suerte con los hombres (o las mujeres), siempre vas a tener un amigo que este a tu lado, con una mano firme en tu hombro, si recién te separaste o si no temes a nadie con quien compartir un taxi.
Mi fiesta es en Belle Pop. Una fiesta ochentosa que se pone muy buena. El sábado 21 de noviembre a las 23hs. En San Martin 678 y Viamonte, Buenos Aires.

jueves, 19 de noviembre de 2009

2000 Putos

El sábado a la noche, después de una previa muy (muy) larga, finalmente la fiesta de los Osos de Buenos Aires. Las primeras personas que encontré fueron dos ositos amigos (casi propios) que había conocido hace tiempo a través de un amigo en común. Los dos era personas de más 35 años e independientes. Ambos estaban ahí para relajarse y de algún modo celebrar que eran solteros de nuevo, después de relaciones muy largas, que a menudo vi como algo que me hubiera gustado conseguir para mi mismo. Pero ellos estaba ahí, juntos, y junto a mí, otra vez solos.

Me pregunte en ese momento que era exactamente lo que yo estaba buscando, y ese pensamiento lo tengo ahora también. Si toma tanto trabajo encontrar a alguien especial, y si esa relación especial está sometida a los límites cocidos, esos dolorosos que se alcanzan antes de decir terminar, por qué no conformarse con alguien no tan especial pero, de alguna manera, más posible, o a la mano (y cuya pérdida no nos haga sufrir tanto). Quizás fuera la elección más fácil, por supuesto, esa no es mi intención, la persona especial podía estar en esa fiesta y estaba dispuesto a buscarla, también estaba pensando en lo mucho que me iba a divertir tratando. El primer paso fue dirigirnos a la barra para descorchar el primer New Age, ellos, y yo mi primer fernet. Fuimos a la parte superior, área fumadores, de un salón un poco vacio, y nos dedicamos a ponernos al día, a planear la noche y aplaudir (una ovación de pie) a un negro con pinta de turista que pasaba a cada rato con unos jean muy arriba de la cintura, con una buena razón para llamar la atención de todos. Reímos hasta las lágrimas y conversamos sobre la forma de sentarse en esos sillones blancos, buscábamos la más conveniente para atraer a pasivos o activos según la forma de cruzar las piernas según las elecciones de cada uno. Bajamos al subsuelo, el salón principal, donde la acción me esperaba, al mismo tiempo me encontré con un amigo que había sido mi compañero de andanzas en fiestas anteriores, más gente que me contacto por manhunt, más gente que lo había contactado a él, y así éramos un grupo. Besos cruzados caras conocidas de fotos y nombres que no recordábamos. Fue más o menos lo que iba a pasar el resto de la noche. Tenía tareas asignadas para la noche, entre otras, había recibido recomendaciones de cierto amigo, para observar el comportamiento de varios de los hombres asistentes. Muchos hombres bellos, muchos conocidos y muchos amigos, me encontré con unos de mis mejores amigos, caribeño, ya a esta altura un argentino más, él y sus amigos, junto conmigo hicimos un círculo, nos divertimos bailando y diciendo cosas sin sentido. Como yo, mi amigo caribeño, todo un ejemplo para mi, se dedico a pasearse delante nuestro con sus conquistas y a dejarlos esperando luego con la promesa de reunirse con ellos después. Siempre después, con la esperanza de que alguien especial llegara o por lo menos alguien mucho más lindo aun. Luego recorrí el salón, me divertí con la música.

Me encontré con alguien que durmió conmigo( digo durmió por qué no tuvimos sexo, aparentemente por que el tamaño mínimo de su pene se interpuso entre nosotros) pero el tenia a su lado un novio que no me presento, por lo que tuve que presentarme yo mismo, se conocieron a través de facebook, ciudades diferentes encuentros los fines de semana no muy seguido( me pregunto si una relación así es posible siquiera , si puede ir hacia algún lado, pensé si a lo mejor yo era demasiado vago como para mantener una relación a distancia). Me pregunte en ese momento, si fue casualidad que los viera ahí o me busco para saludarme y mostrarme lo prospero de su relación. El siguiente que encontré fue alguien que siempre me propone acostarme con él, solo y secretamente, o, si es lo que yo prefiero, acostarme con él y su pareja. Nunca accedí pero con el tiempo se convirtió en un amigo. Así que, ya bebido me conto, de sus sentimientos por mi y de su relación, entre las cosas, me conto el por qué de su insistencia en cuanto incluir terceros en la relación, por lo menos en la parte de sexo. El, me dijo, era versátil, y su pareja solo pasivo, su novio no encontraba excitación alguna en cogerlo, solo recibía amor, pero evidentemente no daba el suficiente, por lo menos no el sentido en el que mi amigo necesitaba, así que juntos entendieron que la relación seguiría si encontraban la manera de obtener satisfacción para ambos a la hora de las relaciones sexuales. Y son una pareja abierta. Lo que, otra vez, me dio mucho en lo que pensar. ¿Como se puede amar a alguien y compartirlo? Si amo a alguien lo suficiente, sé muy bien, soy capaz de dejarlo ir, soy capaz de pretender que lo quiero solo como un amigo, si amo a alguien soy capaz de darle todo lo que tengo, pero no soy capaz de quedarme ahí parado viendo que este con otro, prefiero cerrar los ojos y alejarme. Quizás abrir la pareja sea la única manera de estar con alguien por mucho años, quizás esta en la naturaleza de todos los hombres separar el sexo del amor, quizás soy un raro…o sea un raro al cuadrado, un raro entre los raritos. A media que aumentaba la temperatura, la gente circulaba más y mas, las remeras empezaban a ser historia y todos bailaban y era normal saludar a los (apenas) conocidos con un beso en la boca (por lo menos con eso es lo que me encostre, y no me resistí a las tales muestras de afecto). Durante la semana había recibido mensajes misteriosos de alguien que me conocía, pero que no revelaba su identidad, según este admirador misterioso, yo lo había visto a él y lo había mirado fijamente justo antes de darme cuenta de que era el novio de alguien a quien yo conocía. Según él, nos presentaron en ese momento, pero yo no sabía quién era, y trate de ver cuál de mis conocidos en pareja tenía un novio lindo, no para intentar un acercamiento, más bien para averiguar qué tan cercana era esa persona, a fin de contarle las andanzas de su novio por internet. Así que además de recibir invitaciones de parejas consolidadas para tener sexo grupal, también miraba de reojo a los novios de las personas que me saludaban tratando de descifrar alguna señal que delatara su pasión por mí, por su puesto encontré más de uno en esa situación, así que descubrir quién me había confesado su excitación durante la semana fue imposible.
Me encontré con un hombre al que me habían señalado, y yo había conocido por internet, que resulto ser una especie de objeto de afecto para un buen amigo, por supuesto el tipo tenia la misma historia para cada hombre que conocía, pero las historias afectan más o menos a las personas, mientras a mi me causo gracia, a mi amigo le había preocupado un poco(bastante en realidad). Así que iba a conocerlo en persona, para ver de qué se trataba y que me propusiera las mismas cosas solo para ir a contarlas y de esa manera finalmente sacarlo del entorno, pero no salió demasiado bien, el tipo era un oso grandote y muy bien parecido, pero estaba ciertamente drogado y bastante ebrio, eso, sumado a la diferencia de altura y peso, hizo imposible evitar su abrazo entusiasta y su beso en la boca. Me pregunto por qué me resistía, me conto historias que ya me las había contado mi amigo pero con un final bastante distinto. Me aleje rápidamente y pensé que si no fuera un hijo de puta, ese tipo estaba bastante bueno. Los amigos que vieron la secuencia también me preguntaron por qué me resistía, alguno también me dijo que ya lo conocía y no era conveniente tenerlo cerca.

Como me aburro en seguida aproveche la elección del rey oso para escaparme a la siguiente pista. Luego descubrí que durante mi ausencia un osito al que bese una vez, había sido elegido el más lindo de todos

continuara...

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Preparivos Previos. A 7 dias del final.

Buenos Aires tiene un encanto especial para los putos, nos encanta caminar por ahí y recorrerla, nos da una sensación de sofisticación y clase (o más bien diferencia de clases) Cuando vas con tus amigos a comprar algo a ZARA, los putos se sienten como si estuvieran comprando algo en 5th Avenue (claro que si pagas en seis cuotas con tarjeta la ilusión se va rápido). Con todo, Buenos Aires, es una ciudad ideal para ser gay y buscar una cita en un sábado soleado y por la tarde. Miles de posibilidades, infinitos lugares para sentarse a tomar un licuado de kiwi y ananá y ver pasar a los muchachos lindos con anteojos obscuros y remeras blancas que caminan, por ejemplo, por Plaza Armenia mientras responden mensajes de texto con mensajes de texto ( heterosexuales y gays en pareja) o responden mensajes de texto con llamadas (gay solteros). Pensaba en todo esto mientras me preparaba para salir, era sábado era soleado, soy gay y soltero, hubiera sido una tarde ideal para pasear por Palermo, una previa perfecta para la Fiesta de los Osos del sábado por la noche, pero yo tenía otros planes.
En un último intento desesperado por encontrar a alguien que me acompañe, pase por Belgrano, a buscar a una amiga antes de dirigirme al barrio de Flores, para celebrar el cumpleaños de la Hija de mi otra amiga. La fiesta tuvo lugar en una unidad básica peronista (¿donde más?) en el Pasaje Moner Sanz, en el límite entre Flores y Villa Devoto. Cuando asomamos al pasaje distinguimos el lugar con muchos chicos jugando en la puerta y además el marido de la anfitriona (ex jefe y actual persona influyente de la barra brava de All Boys, chofer de un reparto de mozzarella, peronista y gran bebedor de cerveza apodado Gancho), el agitaba su brazo en alto y saludaba a gritos, ¿Qué gritaba el buenazo de Gancho?, ¿gritaba mi nombre? (no), ¿gritaba puto de mierda? (podría haber sido, pero no). El saludaba al grito de ¡Pasteles!, que es el sobrenombre por el que es recordado, aun hoy, mi último ex novio (enero 2008-enero 2009, QEPD). Agarre fuerte de la mano a mi amiga y le pregunte si había traído el espray de pimienta al tiempo que sonreí y salude con la otra mano en alto.

Entramos al lugar y no sonaba LazyTown o Casi Ángeles, la banda de sonido de la tarde era el Reggaetón, yo vestía zapatillas converse a tono con mi remera y mi amiga y acompañante unas hawaianas blancas. Estábamos en desventaja con respecto al resto de los invitados, que tenían zapatillas con doce resortes, en dos aspectos, estábamos como cinco centímetros más abajo, y nuestro calzado no era tan cómodo en caso de que hiciera falta salir corriendo ante el ataque de hinchas de una barra brava contraria. Nos dirigimos en busca de nuestra amiga y anfitriona de la fiesta, saludamos rápidamente a la pequeña cumpleañera (como en concurso de belleza la reina saluda a la primera princesa al momento de la coronación y la descarta), pasamos junto al castillo inflable (curiosamente todos le decían pelotero, aunque no había ninguna pelotita) y fuimos directo a la cocina. Salían pizzas y panchos y, aunque era un cumpleaños de 8, había un freezer lleno de cerveza Palermo y algúna Brahma. Ahí estaba la anfitriona con un vestido al cuerpo con gasas con los colores del orgullo gay, plataformas blancas altísimas, sus rulos color borgoña recogidos y el flequillo característico de la zona(ella es una mujer hija de artistas que recibió la educación de la clase alta de San Isidro, conoció la vida en las calles, fue madre soltera y se las arreglo sola para criar a su hija y más tarde conquistar a cuanto hombre se le cruzo hasta conquistar a quien la acompaña, por ahora, en su vida como persona influyente del barrio y mujer intocable de la barra de All Boys. Tiene masajista personal y, claro, es una de mis mejores amigas además de ser, según ella misma, ‘’un puto mas’’). Lo primero que hicimos fue abrazar a nuestra amiga y pedirle que no nos dejara pero ella estaba ocupada sacando pizzas del horno. “A remontarla con cerveza” fue la consigna. Enjuagamos dos vasitos de plásticos y destapamos una Palermo, practicamos perreo y bebimos sentados en el cordón de la vereda entre posters de Hanna Montana deseando Happy Birthday y demasiados Renault 12 blancos. Celebramos estar juntos y ser tan distintos, hicimos chistes racistas irreproducibles y pensamos que quizás el look para este verano, en esta parte de la ciudad, se diferencia bastante según la edad. Mujeres jóvenes con pantalón babucha de algodón, remera musculosa pelo largo con flequillo y un cuerpo espectacular y un bebe en brazos. Mujeres mayores, de edad indefinida, cabello en varios tonos de rojo o naranja con las raíces bien definidas, con uno o dos chicos de entre 3 y 5 años . Los hombres eran, sin embargo muy distintos, mientras las mujeres jóvenes estaban solas con sus bebes, las mujeres mayores tenían al lado hombres fuertes, masculinos, con brazos trabajados, panza sexy de cerveza, piernas de jugador de futbol, jean o bermuda con zapatillas deportivas impecables y las llaves del auto siempre en la mano, pelo corto, afeitados, verdaderos hombres que no conversan con sus esposas pero son cariñosos con sus hijos, que son como una versión mini de ellos mismos. Pensaba en esos hombres (y los observaba detenidamente) mientras trataba de descifrar cuál de ellos podría haber tenido una experiencia homosexual y que hombre gay tenía ese estilo y, sobre todo, donde podía encontrar uno.
El nombre de mi ex sonaba en mí cabeza, hubiera sido divertido estar ahí con él, se llevaba muy bien con mis amigas y era muy gracioso cuando interactuaba con Gancho, que le decía Pasteles aunque se suponía que ese sobrenombre era un secreto, cuando la hija de mi amiga le preguntaba quién era, el me miraba de reojo y me sonreía, los dos sabíamos quienes éramos y lo que significaba estar juntos, sabíamos que todo el mundo disfrutaba de nuestra compañía, éramos un combo, sabíamos que eran nuestras aventuras, y yo sabía que ahora estas aventuras eran solo mías y quizás por eso las escribo , para compartirlas con alguien. Lo extrañaba a él, es verdad, pero extrañaba mas tener una relación, un cómplice, alguien que se ría de mis chistes más que nadie. Alguien.

La tarde se iba muriendo y nos despedimos de todos, no sin antes sacarle foto a todo. Tomamos el 114 hasta Belgrano. Tenía que prepararme para la Fiesta de los Osos, evento que había sido largamente anticipado por todo el mundo (gay) durante la semana previa. Incluso la noche anterior los muchachos que había besado me enviaron mensajes de texto para confirmar mi presencia. Contactos de Facebook, contactos de otros sitios de internet, muchos encuentros fueron arreglados durante los días anteriores. Alguien, nuevo o no, conocido previamente o no, tenía que dar como resultado lo que estaba esperando hace rato, una cita para el día de mi cumpleaños. Faltaban 7 días. Muchos hombres pusieron expectativas en mi (y yo en ellos pero no lo admito), hombres para los que esa noche era la oportunidad de conocerme y otros para los esa fiesta seria una (reivindicatoria) segunda cita. Muchos hombres que conocía, muchos que representaban la competencia, hombres que me moría por ver, algún ex novio, y sobre todo algunos buenos amigos, dispuestos a pasarla bien(y criticar a todo el mundo).
Me tome el 152 hasta Santa Fe y Talcahuano y camine. La noche estaba clara y fresca, ideal podría decirse, y disfrute de la brisa mientras me fumaba un pucho. A medida que me acercaba a la Av. Corrientes veía cada vez más caras conocidas, aunque cuerpos no tanto. Llegue a Sarmiento y entre a la fiesta.

continuara...

domingo, 15 de noviembre de 2009

Viernes por la madrugada

El viernes por la noche decido a relajarme y simplemente olvidar el hecho de que la suerte, en cuanto a lo que hombres se refiere, me era tan esquiva como la lluvia en Córdoba, cambie los planes que tenia, ir al gimnasio y comerme un Doble cuarto de Libra grill con queso antes de volver a casa, y me hice a la idea de participar de una reunión con 12 mujeres y un montón de chupetines en forma de pene, una despedida de soltera. En principio mi idea era tan solo pasar a saludar un rato y besar a la novia (en la boca), pero encontrarme con una casa repleta de penes creo que me inspiro o quizás fue la cerveza que me tome(después de la oficina con un norteamericano de ojos azules que me ofrecia pasar la noche en el hotel cinco estrellas donde se hospedaba pero me pareció demasiado),buenas amigas me esperaban. El lugar elegido para ir, la Diosa, con show de striptease y banda de covers divertidos incluidos en el menú. Ahí estaba el único gay del lugar, salvo el transformista que animaba todo el show, rodeado de mujeres. Así que hice lo que cualquiera hubiera hecho en mi lugar (bueno, cualquier otro puto): beber. El nuevo O2 light estaba por todos lados y las promotoras, que al parecer querían irse rápido a casa, lo obsequiaban sin mayor desafío que decir un numero del 1 al 10. Cuando entras a un lugar a las diez de la noche es lógico pensar que a las tres de la mañana la fiesta decaiga un poco, las chicas que no beben alcohol y tienen noviazgos de más de 6 seis años de duración empiezan a mirar a la novia con cara de orto y las señoras mayores del grupo directamente yacen inertes al lado de una pila de carteras y, en este caso, penes inflables. Pero yo, claro, estaba en ese punto en el que la inhibición quedo a tras pero todavía uno es capaz de articular palabras y no vomitar al besar a alguien. Algunas de las chicas solteras que parecian salidas de un cuerpo de baile, por supuesto no tienen ningún problema en dejar ir al resto. Y yo no tengo problemas en tomar un taxi y buscar un mejor lugar, donde poder hacer lo que más me gusta(o por lo menos cuando se bebo), besar hombres con barba. Y así lo hice, entre al lugar cerca de las cuatro de la mañana, y lo primero que vi fue un muchacho que reconocí, vivía cerca de mi casa, aunque no me gustaba siempre había estado atento a mis movimientos en el pasado y, llegado el caso, me había acompañado hasta la puerta de mi casa, quizás con la esperanza de que a cambio yo algún día lo bese, quizás esa fuera su noche, pero solo me duro un segundo ese pensamiento.
Vi al primer hombre de la noche, con una barba renegrida con un porrón de Quilmes en la mano, sonriéndome apoyado en una columna. Habíamos salido un vez, y habíamos tenido sexo una noche, con horarios laborales opuestos a los míos nunca volvimos a encontrar el momento y lo que empezó bien un dia ,se disolvió. Pero esa noche estaba ahí. Me acerque y lo bese. Nos besamos. Alrededor nuestro, bailaban. Pero algo llamo mi atención, así que fui a buscar mi consumición hasta la barra y volví, pero antes me detuve ,al lado de mi hombre de barba estaba, bajito, rubio, sin remera y con el pelo mas revuelto que había visto, bailaba y sonreía, en una lugar donde muchos me sonreían, era de puerto rico, en buenos aires, en su ultimo día en la cuidad, Y lo tome de la cintura y nos besamos. Se sintió muy bien. Tenía la altura indicada y besaba muy bien pero se tenía que ir y así lo hizo. Me pidió mi correo electrónico, pero no se lo dí, “capaz nos cruzamos otro día, en la vida” le dije y volví a la columna donde había dejado a alguien esperando. Me bese por varios minutos, deje que me abrazaran, baile. Fuimos a un lugar más tranquilo y hablamos y quedamos en vernos al día siguiente, en la fiesta. El se fue yo me quede. Subí las escaleras en búsqueda de un cigarrillo y quizás el hombre de mi vida. Pero me encontré con alguien que me tomo de las manos y fue amigable conmigo por segunda vez en la vida(y nos habíamos visto mucho más que dos veces), traía noticias propias que sin embargo, me hicieron recordar algunas cosas, que esa noche, hasta ese momento, no habían cruzado mi mente. El se había peleado con su mejor amigo cuyo novio no aceptaba algunas actitudes que esta persona expreso en alguna reunión. Su mejor amigo era el chico que yo conocí un año nuevo, y me pareció que yo nunca me interpondría entre mi novio y sus amigos, pero que llegado el momento me gustaría que mi novio me eligiera a mi por sobre cualquier otra persona. Y pensé en el amor, y cuanto uno puede dejar de lado por alguien, pensé en que necesitaba una tregua, un descanso, había hecho mucho, había si bueno con muchas personas, que merecía alguien que me eligiera por sobre todas las cosas o personas. Subí esas escaleras como en cámara lenta y pensé mil cosas en esos segundos que tardas en subir escaleras cuando toda la concurrencia parece estar bajando. Pensé en el verano, y la playa y en estar parado con alguien mirando el mar de pie, con los brazos cruzados por que hace frio y es el atardecer, riendo y recordando los sucesos del día que se parecen a los de cualquier día pero que a vos crees que son extraordinarios solamente porque alguien está con vos, viviéndolos, divirtiéndose igual que vos, guardando en la memoria cada segundo que pasas con él, llegue al salón fumador. Lo primero que me golpeo fue el rumor de la gente hablando, un rumor decadente, después el humo y después la música a todo volumen, con un parpadeo y un suspiro seguí. Me prendí un cigarrillo, un gitanes blonde, curiosamente los fumo en honor a un amigo, a quien no veo hace rato porque su novio no me banca. Vi a mi vecino, con amigos de él, dos brasileños que habían venido para la fiesta del día siguiente, pero además había un petiso. Un gordito y bajito con pelo corto y una camisa abierta como chofer de la línea 60. Me gusto, pero era difícil. Me invitaron a unirme al grupo, mi vecino estaba interesado un brasilero muy alto que parecía estar interesado en mi, otro brasilero, el más lindo del lugar ese día, que no conversaba con nadie, dos argentinos más que están cada uno en pareja, uno ya querido volver a casa para ver a su novio, el otro que era abogado ( no me pregunten porque pero cuando un puto es abogado uno siempre se entera de eso) y estaba en pareja con un policía, trataba de pensar a qué lugar podíamos ir todos juntos a tener sexo, todos juntos, también había una mujer heterosexual. El brasilero más lindo se fue solo en un taxi y el resto fuimos a desayunar. En frente mío, en la mesa, estaba el petiso que me conto los pormenores de una noche alocada. En la que había besado a varios. Me dijo que era de tortuguitas y tenía que irse. Compartimos un taxi a retiro, y nos besamos a lo largo del viaje que duro $ 8.00. Caminamos hasta el andén y le di mi número de celular y me dijo que nos veríamos a la noche en la fiesta.
Volvi a casa a las ocho de la mañana. Y dormi hasta el medio dia. Al despertar me tome 1.5 lt de fanta naranja light sin gas y bien fría. Me prendí un cigarrillo pero lo apegue enseguida. Era sábado. Tenía varios mensajes de texto. El primero me recordaba de uno de los compromisos que tenía esa tarde. El otro era del petiso que me decía que esperaba verme y que guarde su número de celular. El otro me preguntaba donde estaba y me había llegado como a las cuatro de la mañana. Era el sábado de la fiesta , y la ultima parada antes de ‘mi’ fiesta de cumpleaños

Continuara…

lunes, 9 de noviembre de 2009

En agosto es verano en Madrid.

El mes de agosto me dio un respiro en esta búsqueda frenética. Un viejo amigo había vuelto de España a quedarse en Buenos Aires por un mes.
Nos habíamos conocido en el primer año del colegio secundario, el Colegio Nacional de Quilmes. Pasamos por mucho los dos, cada uno con su propia adolescencia problemática encontramos, cada uno en el otro, la forma de pasarla bien y divertirnos como locos.. En ese entonces , aprovechando la ausencia de padres , pasábamos los días en su casa, y los pasábamos animadamente, excepto claro, los fines de semana , cuando salíamos e íbamos a recitales ( los que más me gustaban era los de Fabulosos Cadillacs) o simplemente salíamos a los bares de Quilmes , o nos tomábamos el colectivo 22, para ir a la capital y visitar toda clase de antros de música Heavy metal( La cruz) o de rock & roll ( la Negra), así hasta que un día a mí se me ocurrió que estaba enamorado de un hombre y por supuesto se lo conté a mi amigo el gordo, sobre todo porque tenia que explicar mis reiteradas ausencias. Y, entonces, se lo conté. Una noche de viernes en su casa, como tantas otras noches, nos preparábamos para salir, el se estaba bañando y yo esperaba en su habitación, en la otra habitación había un grupo de chicas, amigas de su hermana, disfrutando un Pijama party, al verlo cruzar el pasillo envuelto en una toalla, le gritaron bastantes cosas (por no decir de todo) y para cuando entro a la habitación ya estaba todo colorado. Se sentó en la cama junto a mí , y antes de que se pusiera los calzones le dije:”la razón por la que no estuve saliendo últimamente es que tengo un novio y soy gay “, la verdad, paso de colorado a un poco pálido y me respondió, mientras se ponía sus calzoncillos color turquesa con estampado de Bugs Bunny, que estaba todo bien, que a él le parecía que había que tener huevos para tomar una decisión así y decirlo , y me aclaro, que entre él y yo nunca iba a pasar “nada” , lo que me causo mucha gracia y me hizo reír, pero le respondí que yo sabía que iba a estar todo bien igual y que iba a yo iba poder vivir con eso.
Apenas volvió me llamo y arreglamos para vernos en una esquina en el centro de Quilmes, y mientras esperaba, tenía la sensación de que quizás las cosas entre nosotros, después de cuatro o cinco años sin vernos pudieran haber cambiado, que quizás estaríamos en lugares distintos. Mientras esperaba en la esquina lo veía venir, el me miraba casa vez con una sonrisa cada vez más grande y antes de llegar a donde yo estaba, se escondí atrás de una puesto de flores como si yo no lo hubiera vista y asomo la cabeza por el otro lado. ”Sigue siendo un pelotudo” pensé, nos abrazamos un buen rato y fuimos amigos como siempre.

Hablamos y hablamos de los que habíamos hecho todo ese tiempo cada uno por su lado y recorrimos algunos bares, era martes a las once de la noche en Quilmes, pero no importaba. Tomamos las primeras cervezas con pizza en la Continental y después seguimos por lugares que nos parecían los mismos, nosotros habíamos cambiado la forma de verlos.

En uno de los fines de semana que pasamos juntos, me acompaño a una pequeña fiesta organizada por amigos míos en el barrio de Belgrano, cerca de Monroe y Moldes, donde bebimos, para variar y fumamos, conoció algunas personas muy importantes para mí, incluso algunos de los que poblaron algunas de las entregas anteriores, nos retiramos para seguir la fiesta en otro lada, nos acompaño una de mi amigas. Primero fuimos a San Telmo, a tomar un moscato cerca de la plaza Dorrego. Luego nos fuimos para el microcentro, al bar Rede Bell, conocido por ser un bar de motoqueros, por la calle Rivadavia, cerca de la Plaza de Mayo, la música era básicamente, heavy metal y hard rock de la década del 80, y bailamos al ritmo, y bebimos fernet, mi amiga bailaba entre los dos, girando y besándonos alternadamente, a mi amigo bastante más intensamente que a mí, que ya la había (solo) besado con anterioridad. Las luces se encendieron y nos desalojaron. Y el batido de los pelos de los parroquianos se empezaba a desinflar, el próximo destino fue la Boca, donde mi amiga vive en un departamento con vista a la Bombonera, pero antes faltaba algo. “Uds., hijos de puta van a coger, así que primero vamos a conseguir un chongo para mi, así también la pongo” dije más o menos con esas palabras. Así que nos desviamos hasta la calle Marcelo T. de Alvear, para encontrar alguno Taxi (boy). Ya era la mañana , así que no había ninguno, pero si hubiera habido alguno estoy (casi)seguro de que no lo hubiera llevado con nosotros, Pero fue muy divertida la cara de espanto de mi amiga, y el gesto de resignación de mi amigo que lo único que dijo fue:” mira lo que me haces hacer gordo”. Me desperté al medio día, y me asome al balcón. Era un día hermoso y la tribuna se veía perfecta. Había dormido en un sillón, que era una butaca de F-100 con tres gatos siameses gordos. Volvimos manejando a Quilmes por el acceso sudeste. Teníamos otra anécdota más, para una larga lista que tenia ahora 20 años, hecho sobre el que reflexionamos mi amigo, el godo, y yo.

El vivía en España, se había casado y separado, y cuando le pregunte al respecto, inmediatamente contesto:” A mí me preguntas, sabes cómo soy, soy como vos, no estamos hechos para eso”. Pensé en esa idea, mientras nos fumábamos un porro en la terraza, y legue a una conclusión. El gordo se equivocaba y recordé, como pude, el motivo por el cual yo no había viajado a España cuando él y otros amigos lo hicieron, en aquel momento, (no había terminado la universidad y) estaba enamorado. EL gordo me dijo que esperaba que la próxima vez que nos viéramos fuera en Madrid, que la vida gay en la ciudad era fabulosa y que a mí me eso me iba a volar la cabeza, y que Chueca tenia las mejores fiestas.
Quizás fue porque lo tenía otra vez al gordo codo a codo, o porque en ese momento me dolía el corazón , quizás porque soñaba que si expresaba ese deseo en voz alta alguien me iba a pedir que reflexione y me quede, porque a lo mejor pensaba que alguien me iba a querer acompañar. Por uno de esos motivos le prometí a él, y a mí mismo, ir.
Se fue el 15 de Setiembre y se lamento porque no iba a estar el día de mi cumpleaños (Faltaban poco mas de 2 meses), según él, porque iba a estar lleno de mujeres, pero yo que es (también) porque no va a poder emborrarse conmigo como hacíamos en mi cumpleaños y en el suyo.
El día antes de irse salimos por última vez, fuimos a una fiesta Drum & Base en Bharein y bebimos champagne con Speed., volvimos a Quilmes, pero antes paramos en Avellaneda, frente al Hospital Fiorito, a comer panchos. Después me dejo en casa y ahora lo extraño un poco.
Faltan, mientras escribo esto, 17 días para mi cumpleaños y no puedo dejar de pensar que, de algún modo, los novios van y (a veces) vienen, pero los verdaderos amigos están siempre con vos y, aunque estés muy lejos, brindan por vos, en Madrid o en Lomas de Zamora, y cuentan tus anécdotas el día de tu cumpleaños. Hoy tengo una cita , a las 19.30 en el Alto Palermo.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Amigos y amigos de los amigos

Luego de un fin de semana agitado, me encontré con una invitación, el evento era un asadito el domingo siguiente con varios amigos de un viejo laburo. La idea era comer algo y juntarnos, más que nada, porque nos divertimos mucho cuando estamos todos juntos. Uno de los invitados a la fiesta era un buen amigo mío, con el que sin embargo nunca compartimos mucho tiempo juntos aunque nos encanta, sobre todo a mí, cada vez que nos cruzamos por ahí, en una fiesta o en un recital. La gracia de cada encuentro es que yo le confieso mi amor y el promete avisarme si algún día, después de algún accidente cerebro-vascular, decide convertirse en gay. Este amigo en particular me había contado hace un tiempo que uno de sus viejos amigos de la infancia había salido del armario con resultados muy positivos en un principio pero que últimamente estába solo, y mi amigo pensó que sería bueno si nosotros dos salíamos. Supongo que habrá pensado que , además de ser ambos amigos de él, los dos éramos gay lo cual al parecer de un heterosexual , metro sexual, pibe de barrio, e hincha de independiente es motivo suficiente para que dos personas salgan juntos a tomar algo .
Quizás lo hizo solamente para librarse del acoso al que lo someto cada vez que lo veo (pero ese es el precio que tiene que pagar por ser mi amigo y también porque yo me tengo que fumar sus historias de putas tristes y desencuentros). Tal vez, solo considero mi precaria situación sentimental y se apiado. Le dio mi correo electrónico a su amigo y el contacto siguió su curso.
Nos comunicamos por MSN (que es a los gays lo que el lenguaje de señas a los sordomudos, el MSN también es a los gays sordomudos lo que es a los gays que hablan y escuchan pero sin embargo, estos últimos, mueven tanto las manos al gesticular, sobre todo al hablar por celular a lo largo de la calle Florida, que parecen sordomudos hablando por lenguaje de señas). El encuentro fue en un bar irlandés por la av. Rivadavia (convenientemente) cerca de su departamento. Tomamos fernet y hablamos sobre los ex (que es a los gay lo que una charla sobre repostería, hijos y muerte súbita a Maru Botana). Después de compartir nuestras historias decidimos seguir tomando fernet pero en su casa. La verdad el muchacho era mucho más lindo en persona que lo que era en las fotos que había husmeado en el facebook del amigo que me lo presento y lo que era más importante (además de un incentivo) era mucho más lindo que yo. Llegamos a su casa y hubo una mínima charla de sofá, y luego a la cocina a preparar más fernet, antes de que la bebida llegue a la mesa vino el primero de muchos (muchos) besos.
Cogimos (¿Qué iba a decir?)En varios lugares de la casa, varias veces. Sexo que por cierto me lleno de satisfacción. Luego un poco de música y le agregamos hielo al fernet. Escuchamos Jamie Cullum, canciones que recocía y ninguno de mis pasados novios había tenido el más mínimo interés en escuchar alguna vez. Y después cogimos otra vez más. Ya era tarde y como él compartía el departamento con un amigo nunca hablamos de pasar la noche juntos (aunque hubiera estado bueno). Así que a las tres de la mañana partí (para tomarme el bondi a Quilmes). Caminamos de la mano, y nos reímos bastante de nuestra suerte y de nuestro amigo en común y sus mujeres y de lo tierno que suelen ser los amigos heterosexuales varones, nos abrazamos para cubrirnos del frio, me despidió con un beso en los labios y la promesa de volver a vernos.
Mientras viajaba (y sonreía) me llego un mensaje de texto que decía:” la pase muy bien, avísame cuando llegues” (ante lo cual realmente sonreí). Había sido una cita muy buena, la había pasado muy bien con un hombre realmente lindo, delgado y con rulos, que se dedicaba al arte además de su trabajo formal. Me sentía reconfortado de tener tantas cosas en común con él y más o menos la misma edad.

Al llegar a casa, envié el mensaje de texto que explicaba lo agradable que la noche había resultado para mí, y lo tranquilo de mi viaje y la llegada a casa. Lo curioso es, lo envíe a un destinatario equivocado, lo envié a alguien que no me había pedido que le avise nada y seguramente no estaba preocupado por mí, ni por mi paradero. No tuve fuerzas para escribir un mensaje de disculpas por equivocarme el número y mucho menos para escribir el mensaje para el destinatario correcto. Me fui a dormir.
Al día siguiente me fui a Colegiales , a comer un asadito con un grupo de gente que yo quería mucho y que hacía tiempo no veía (reunida).Entre ellos estaba mi amigo el intermediario de mi cita de la noche anterior, al que le relate los pormenores de mi encuentro ( el tenia las palmas de las manos tapándose los oídos al grito de ‘no quiero saber , no quiero saber…no quiero volver nunca a esa casa’)pero me preocupe por omitir, sin embargo, lo fascinado que estaba con su amigo y lo bien que la había pasado más allá del sexo.
Al fin de semana siguiente había una fiesta en Palermo en la casa de una amiga brasileña, y sin dudar mucho le pregunte si quería venir conmigo. Como era de esperar me contestó que ya tenía planes para ese fin de semana, y quedamos en hablar para hacer algo en el siguiente fin de semana. Lo que significaba (en ese lenguaje que todos conocemos) que su mente y su cuerpo ya enfocados en alguien más. Para amenizar la noche me asegure de que hubiera muchos invitados a la fiesta esa noche.
Entre ellos estaba un (no tan viejo) amigo que invite especialmente (un poco porque vivía en frente del lugar de la fiesta y otro poco porque había algo pendiente), un osito muy lindo, amistoso (por cierto) y comprometido. Para cuando el llego yo ya había bebido caipiriña preparada por un brasileño de los más bonito y fumado de lo mejor que se consigue en Palermo Hollywood. Cuando nos vimos nos besamos, nos abrazamos con fuerza contra la pared de la cocina. Los dos sabíamos lo que seguía y sin decir mucho fuimos a una de las habitaciones, pero estaba ocupada, ahí está mi amiga brasilera, dueña de casa y cumpleañera cogiendo con un Mimo (como llego a esa situación y lo que paso al día siguientes son historias que un día voy a contar) así que nos dirigimos a la siguiente habitación y entramos. Ni bien cerramos la puerta nos besamos, como si hubiéramos esperado mucho tiempo, como si toda la tensión sexual finalmente explotara. Con fuerza lo tome de la muñeca y lleve su brazo atrás de su espalda y con mi otra mano lo tome del cuello justo por debajo de la nuca y nos besamos profundo. Nuestros pantalones ya estaban por las rodillas. Golpearon la puerta, nos detuvimos solo un segundo (nos dimos cuenta que estábamos en un baño con una bañera llena de hielo y bebidas) sonreímos y seguimos. Con un movimiento bastante brusco y la respiración cada vez más agitada, me tomo más o menos de los hombros y cara dio contra la puerta, y él empezó a besar y morder alternadamente mis cuello, mis hombros, mi espalda y sentí todo su cuerpo contra el mío (me di cuenta justo ahí que algo entre nosotros dos no había si charlado de ante mano).Seguían golpeando la puerta. Como en una lucha, cambiamos posiciones, pude degustar el sabor de su transpiración en toda su espalda y mas allá. Pero la lucha podía seguir mucho tiempo y la gente esperaba su bebida y a él lo esperaban en casa. Decidimos declarar empate (tiempo después tuve revancha y resulte ganador).
Al mediodía del día siguiente vi que el día estaba nublado y hacia un poco de frio, me incorpore en el sillón y distinguí al mimo tirado debajo de la mesa y pensé que era tiempo de volver a casa.
El candidato de la semana anterior se había enamorado de un oso enorme de Rosario (para el que yo, con treinta kilos menos, no era competencia). El mensaje de texto que envié al destinatario equivocado se lo había enviado a cierto muchacho que había conocido un año nuevo hace tiempo.

Faltaban como 4 meses todavía para mi cumple y pensaba en eso, mientras bajaba hasta Cabrera a tomarme el bondi, con anteojos obscuros y fumando un pucho.

martes, 3 de noviembre de 2009

Domingos de Super Accion

Era ese domingo tan soleado que daba la sensación de que hacía calor. Respondí el llamado del pasado que volvía. Hablar con un ex por primera vez desde la ruptura puede ser confuso. Y fue mi pensamiento de las cosas vividas lo que me llevo a pensar que quizás un simple reencuentro de un domingo a la tarde, podía ser un reencuentro, a secas.
Según él, necesitaba hablar conmigo y aclarar lo que había pasado, y de ser posible esa misma tarde. Sin decirle que yo estaba lejos de mi casa, accedí a un encuentro en nuestro lugar de siempre como a las cinco de la tarde. Llegué tarde (pero él me esperó).
Tenía en mi mochila solo una remera limpia y no dude en usarla, era una remera verde, Vans en gris estampado en el pecho, que era, la remera favorita de mi ex, que yo le había obsequiado pero en la urgencia de la separación había vuelto a mí, su dueño original, por casualidad ( No creo en devolver regalos cuando algo se termina, él tampoco, según me entere su costumbre era juntar las cosas obtenidas a lo largo de una tortuosa relación y quemarlas en el jardín de atrás de su casa. Suerte para mí que me quede con su/mi remera favorita)
Cuando nos vimos lo note más flaco, con mas anillos, y un nuevo corte de pelo. Lo primero que me dijo fue:” esa remera es mía”, y yo solo sonreí (pensando en la fogata). Luego de las cortesías y las preguntas por los amigos que cenaban con nosotros le pregunté que quería. Él me respondió que quería saber que había pasado y la razón por la cual nos habíamos separado. Le respondí (con una sonrisa):” te deje por que sos un co-dependiente de mierda”. El se dedico a explicarme como yo lo había conocido de esa manera y lo había amado también y que la gente no cambia. Pero yo sabía que la gente sí cambia, que yo había cambiado y como consecuencia de ese cambio lo deje ir aquel 4 de enero y ya no estaba más con él, pero eso no se lo dije, en cambio, propuse:” Si querés volver conmigo, volvamos, pero ahorremos el drama y la película de hallmark, hablemos después”. “Por ahora no”, fue su respuesta.

Entonces continuamos la charla y reflexionamos sobre el tiempo en el que estuvimos separados. Yo sabía que él había tenido al menos 2 relaciones en los (pocos) meses que no nos habíamos estado juntos. Me lo había cruzado una tarde en la que yo caminaba apurado por la calle florida, casi llegando a la Av. de Mayo, por el Burger King, él venía hablando por celular, fumando y siendo llevado del hombro por un muchacho poco agraciado pero más alto que yo y con pelo. El mismo que había sido visto por dos amigos míos casualmente ambos heterosexuales, por lo que el juicio sobre la belleza del tipo en cuestión fue más bien escueto. Uno de ellos me dijo que tenía cara de marmota, y me dijo que se llamaba Pedro por que había sido presentado por mi ex, el pastelero. El otro de mis amigos me dijo que no los saludo por respeto a mí, pero que sin dudas yo era más lindo que él. Con esas dos opiniones me había quedado tranquilo (solo por un rato, claro). Se ocurrió comentar estas opiniones con un amigo (gay) por MSN, y me contesto que , por lo general, los que son feos y con cara de marmota tienen una pija grandota y cojen “a lo bruto”, que seguramente a mi ex novio se lo estaban “re-cojiendo” y que por tal razón estaría feliz de salir con un feo( Creo, que los gays tienen cierta cualidad para decir cosas completamente relacionadas con el saber popular en momentos en que nadie, especialmente otros gays, quiere escuchar) En conclusión, mi ex novio había rehecho su vida con un semi-retardado que se lo cojia (literalmente) a lo bobo.
Volviendo a esa tarde, le pregunte a mi ex si estaba solo, ante su respuesta afirmativa, sonreí y le dije: “menos mal, porque ese novio que tenias, Luis, era muy feo”. El me dijo que se llamaba Pedro, que era muy bueno, que ya no estaban juntos pero eran amigos, y que lo había conocido antes que a mí pero que a lo largo de nuestra relación Pedrito (pobre) había esperado pacientemente y continuado en contacto. Simplemente no le creí. Pero no se lo dije, en cambio, me alegre de que haya tenido un novio y pueda seguir siendo amigo.
En definitiva hablamos de otros temas, y nos distendimos. Seguí con los chistes sobre Pedro, hasta que él se empezó a reír también.
Era bueno verlo y así se lo dije, además le dije que espera encontrarme con el pronto, que lo que realmente importaba era que los dos éramos distintos ahora, que éramos dos personas que se habían amado, se habían equivocado y había crecido en el proceso. Le explique que el amor y el respeto se pueden transformar y los novios pueden llegar a ser amigos. El estuvo en completo desacuerdo. Pero si acordamos volver a hablar pronto.

Volví a casa, solo, cansado y melancólico. Llamé a una amiga para que me venga a ver y contarle todo, pero no estaba disponible. Mi amigo, el dueño de casa, llamo para saber detalles del fin de semana que estaba pasando, le informe brevemente. El se rio, se asombro, se compadeció y volvió a asombrarse por mi suerte. Me quede en ese departamento solo, mirando por la ventana, ya empezaba a hacer mucho frio. Me pedí un matambre a la pizza con fritas, llame a mi jefe por teléfono y le dije que ese lunes feriado iba a ir a la oficina a sacar el trabajo atrasado. Mientras comía y miraba Operación Triunfo me sentí un poco patético y amargado. Decidido me fui a acostar, pero antes me conecte.

Estaba ahí sentado, mirando fijo el monitor, como si no supiera manejar el mouse. MSN abierto, inmóvil. Hasta que él entro. Era el muchacho que había conocido en el año nuevo y estaba ahí (virtualmente) conmigo. Tenía que decirle algo, tenía que decirle que a traves de los meses y las largas charlas durante las horas de oficina había deseado, y deseado otra vez, tocarlo porque casi no podía recordar ya la suavidad y el olor de su piel. Le tenía que decir que deseaba besarlo y hacerlo reír, quería prometerle que solo iba a conocer la mejor versión de mí. Que me iba a alegrar de verlo cada vez que nos encontremos. Quería decirle que todo lo que sentía cada mañana que nos decíamos buenos días por MSN y la frustración que sentía si llegaba el medio día y el no me había hablado, quería decirle que todo eso, que existía la posibilidad de que todo eso, significara simplemente que pensaba en él todos los días. Que lo quería. Que esperaba que todos los momentos que habías pasado juntos fueran por los recordados en tan alta estima como los recordaba yo. Que toda, la insatisfacción y las citas frustradas no me importaban, que el único vacio que nunca se lleno era el que había dejado el. Quería decirle que había escrito mil cartas que nunca envié. Que había soñado que estábamos juntos y cuando me desperté me sentía muy bien. Pero no lo dije, tampoco le dije que a veces, otros domingos había escuchado canciones tristes sobre amantes y rechazo y había pensado en el. Supongo que de todas esas preguntas ya sabía la respuesta. En cambio, le dije cosas triviales y obscenas que fueron bien recibidas por el. Lo invite a ver mi cámara web y él me invito a ver la suya. Obtuve lo único que podía obtener, una imagen, algo que estaba a simple vista pero era tan claro como inalcanzable. Nos sacamos la ropa y lo vi tocarse Lo vi sonreír con ganas, y lo vi excitado como estaba yo. Fue un placer muy raro. Otro momento que me lleno de preguntas que no me atreví a hacer nunca, otro de esos momentos que uno sabe bien que siempre van a quedar grabados en vos pero al mismo tiempo sabes que para el otro carecen de importancia, o son, apenas, una anécdota. Sentí ganas de ir corriendo a buscarlo, de sentir su cuerpo contra el mío. Quería saber que sentiría el si lo tocaba.
Cuando él me escribió que le de un minuto de tiempo, lo vi atendiendo el celular y me di cuenta que era su novio que lo llamaba antes de ir a dormir. Pero hice de cuenta que no me había percatado en lo mas mínimo y luego del minuto seguimos adelante hasta el final.

Quizás estas líneas no sea bien recibidas, algunas páginas anteriores no lo fueron. Pero de todo lo que escribí algunas cosas las invente, otras las escuche de boca de mis amigos, y algunas me pasaron y todavía perduran. Algunos amigos me gane y el corazón se me rompió un poquito y se me estremeció cuando volví a recordar para escribir. Si las cosas que suceden en la vida tienen un significado, creo que una búsqueda como esta sucede por una razón. Quizás mi idea de escribir fue una excusa para llegar a este punto exacto y escribir justo lo que escribí y que sea leído solo por una persona. Quizás creía que mágicamente estas líneas, como una carta de amor de despedida, iban a producir ese efecto que todos esperan cuando la última acción desesperada es escribir una carta de amor, que la persona que es el destinatario tenga de repente un cambio tan notorio que le haga abrir los ojos y reconsiderar los motivos por los cuales te abandono. Pero todo aquel que alguna vez se enamoro, y escribió la misma carta mil veces y la tiro a la basura, el que tiene un mail hace dos meses y cada vez que lo está por mandar se imagina la respuesta y lo guarda como borrador una vez más , los que salen del MSN y se vuelven a conectar para ver si alguien que no se había dado cuenta de su presencia les habla, saben muy bien , y lo sé yo también , que nunca las palabras escritas cambian el parecer de alguien, ni las buenas acciones y no los favores , ni convertirte en su mejor amigo. No existe un momento justo para ir a buscar las cosas que dejaste el departamento que compartías cuando pensabas que todavía podías volver. No hay regalos, ni fechas de cumpleaños, ni ningún otro momento justo en el que hablar. Nada de lo que hagas puede hacer que alguien que no te quiso antes, te quiera ahora. Aun así estas líneas exorcizaron algo en mí. Dijeron cosas para que sean leídas como un último suspiro, como volver a leer la última línea del final de un libro antes de guardarlo en la biblioteca.

El lunes fui a trabajar y después volví a casa, a Quilmes. Mientras escribo solo faltan 19 días para mi cumple numero 33 y tengo una lista de 52 invitados confirmados y 70 que me contestaron que puede ser que asistan. De los 50 que aun no me contestan solo hay uno que me interesa ver especialmente(por razones que son un secreto). Y de los que no están invitados solo hay uno que espero poder llegar a invitar antes de que llegue la fecha, aunque todavía no lo conozco.

viernes, 30 de octubre de 2009

Fin de Semana (muy largo) 2da Parte. Sabado

El sábado parecía domingo por lo melancólico y me dedique al ocio (no creativo) y la comida. Pensando en mi suerte de la noche anterior no me dieron ganas de siquiera acercarme a la computadora.
Pero, por supuesto, nada me impedía usar mi teléfono celular. Así que me dediqué un buen rato a contestar mensajes de texto con invitaciones varias, la que elegí fue la opción que me permitía no sólo ver a varios de esos contactos que me escribían sino que además me aseguraba el encuentro con mi interés principal de esos días. Decidí que iba a ir a la Fiesta de los Osos, que se venía perfilando como un clásico en la noche de gay de Buenos Aires (y cuando digo clásico quiero decir que van siempre los mismos gorditos conocidos, y cuando digo conocidos quiero decir que ya me había cogido a varios). Pero como era fin de semana largo quizá la concurrencia podía variar un poco. Tenía la promesa de encuentro de varios que durante la semana me fueron contando que estarían allí y a los que, convenientemente, había informado de mis serias dudas con respecto a mi propia asistencia. La idea que tenia era ver a cuál de esos muchachos podía convencer de que terminar la noche juntos, y quien sabe, algunos días mas también. De todos, había uno que me atraía razonablemente (y no hablo solo de lo físico). Es un chico de la ciudad de Rosario que mantenía (y mantengo aun hoy) una amistad por Facebook y que había conocido una noche, de un fin de semana, en el que él había venido a Buenos Aires (entre otras cosas) a conocerme. (Desafortunadamente) La noche de nuestro primer encuentro también había arreglado un reencuentro con una amiga de la Universidad que, debo decir, es la única mujer con la que me confundí (por decirlo de alguna manera) en cuanto a pensar que podía tener una relación más allá de una relación amistosa que cualquier gay puede tener con su mejor amiga. Sucedió en una de esas noches tiempo atrás cuando los más in de Buenos Aires era deambular por las inmediaciones de Plaza Serrano (en en bar Macondo justo frente a la plaza), nos juntamos y bebimos cerveza en abundancia (aunque debo aclarar que los dos estábamos ahogando serias penas) y terminamos juntos en un albergue transitorio de Palermo Hollywood. Así que, como no lo hacía hace mucho tiempo, arregle una cita con varias personas además de mi cita. Nos encontramos en Million, un bar retro-cool en Santa Fe y Paraná, el rosarino, mi amiga y un amigo (que lleve con la idea de presentar algún tipo de balance y que era un amigo que me había quedado heredado de mi ex novio el pastelero) y yo. Mi amigo trato de levantarse a mi amiga y el rosarino trato de levantarme a mí, pero todo fue en vano. Mi amiga y yo nos enfrascamos en las mismas discusiones sobre la nada que manteníamos cada vez que nos encontrábamos…el resto de los invitados opto por un destino mejor en cuanto las cervecitas se transformaban en un lugar para bailar y continuar la noche.
Así que esta era la segunda oportunidad del rosarino. Todavía era temprano aquel sábado e invite a dos amigos a tomar algo en mi morada del fin de semana antes de salir. Eran conocido desde hace unos años atrás que recientemente se había convertido en mis verdaderos amigos (con la correspondiente tensión sexual derivaba de la amistad de hombres gay conocidos en ámbitos que no son una relación sexual casual, en este caso, tampoco de surgidos de relación sentimental)
Bebimos unas Stella Artois ( es gracioso como es esa la cerveza favorita de todos cuando hace dos años no existía, también como la gente, por general hombres jóvenes heterosexuales, ante la pregunta de cualquier mozo acerca de cuál es la cerveza que les gustaría tomar, responde como con una sonrisa: ESTELA!, como si fuera algo obvio) y salimos para la fiesta con la intención de conocer a alguien nuevo o por lo menos a alguien viejo pero que estuviera bueno.

De mis dos amigos uno era osito, que fue el primero en partir, ofendido porque alguien que en la semana se había ofrecido a darle unos besos, ese día y ante el encuentro en vivo le dijo que él no era lo suficientemente “oso” (dios sabe que habrá querido decir, pero no me moleste en averiguarlo) el segundo partió en seguida al notar que ninguno de los gordos presentes lo estaba adorando como él se lo merecía. Lo que me llevo a pensar, si él es un chico de 22 años, realmente hermoso, con mucho estilo y un cuerpo realmente espectacular, no tuvo el éxito esperado, que me iba a deparar la noche a mí, que ciertamente no tengo sus atributos físicos. Pero claro era la fiesta de los osos, además, tenía una ventaja, la reina de la noche, mi amigo caribeño, que me había cedido su hogar por el fin de semana, no estaba en la ciudad, y la respuesta a mi inquietud llego en seguida. Aunque renegara (como todos los que conozco que concurren a esa clase de fiestas) pertenecía al grupo, la gente de ese lugar se identificaba conmigo y yo con ellos (bueno, con algunos), con el ambiente distendido, las barbas y las panzas los muchachos grandotes con (cierta) actitud masculina (aunque cuando suena Paulina Rubio, se les va la actitud a la mierda, y bailan como cualquier puto).
Ahí estaba yo a pleno. Bailando, saludando a la gente, disfrutando el momento. Me encontré con el rosarino y lo bese, le di una que otra explicación pertinente, y bailamos. Seguí adelante, recorriendo la pista, dejando que los más grandes me inviten tragos que alegremente convide a los más jóvenes. Camine por acá y por allá, viendo. La gente alrededor me sonreía. Bese señores muy lindos como al pasar y también a una pareja. Luego de la euforia, llego el momento de volver a casa. Excitado como estaba fui a buscar al candidato de la noche. Volví al comienzo y me despedí de todos a mi paso. Lo encontré y le dije: ‘vamos’, y le puse mi boina gris, mi favorita, y me fui a la salida y espere .Conseguí un taxi y un acompañante y partimos.
Llegamos en seguida y nos besamos. Fuimos a la habitación y nos acostamos, y sin remera y con los pantalones puestos me dijo:” necesito una relación más profunda para poder hacer esto”. Lo que me suscito una inquietud, que clase de relación era la que él necesitaba y que era “esto”.
Tome un respiro, y pensé como seguir y me quede dormido.
El sol del medio día estaba a pleno dentro de la habitación, la claridad era insoportablemente cálida, me levante y me fui a lavar los dientes cuando volví el estaba despierto, comenzaron los besos otra vez. Hablamos sobre lo agradable de la situación y una posible visita a Rosario. Pero aun así, había algo que no estaba pasando y trate de retomar las cosas donde habían quedado horas antes. Ya sin pantalones quedaba el obstáculo del bóxer, que él se negaba a quitarse aunque no tenía inconveniente en bajárselo un poco (o mucho) siempre que no fuera de la parte de adelante. Por algo más que simple curiosidad (que la que mato al gato y otras especies) y como no podía ver y como seguía con ansias, decidí investigar y puse manos a la obra (literalmente). Ahí estaba, pequeños y rígido, tan pequeño como mi de dedo meñique, o el miembro de un niño antes del desarrollo. En ese momento reflexione, ¿era este el (insignificante) motivo que le impedía relajarse y entregarse? ¿Pensaría él que solo alguien enamorado podía aceptarlo? Pero ¿Cómo decirle que a mí no me importaba? Decir algo iba a dejar mi plena conciencia del tamaño (apenas) notorio de su pene en evidencia. ¿Y si no era eso? , ¿Si a él no le importaba, y simplemente estaba buscando el amor verdadero y yo no lo convencía demasiado? Eran demasiadas preguntas, quizás simplemente no le interesaba el sexo. Quizá el quería estar seguro y quería esperar. Pero eso yo lo había pasado y los tres meses sin sexo que tuve en mi relación anterior me traumaron. Me levante y fui al baño, hui de mi propio trauma, quizás el pensó que yo me alejaba de aquello que lo traumatizaba a él. Cuando volví el esta cambiadito y parado junto a la cama. Me acerque a la compu y puse el último tema que había escuchado antes de salir, Cheek to Cheek por Frank Sinatra, y bailamos con su mentón sobre mi hombro y después sabíamos que no había nada que decir, o más bien nadie se atrevió a hablar. Nos despedimos en la puerta de calle.


Mientras me tomaba un litro de yogurissimo sabor vainilla (mi remedio para la resaca) y buscaba por todos lados mi boina gris, empecé a escuchar entre las sabanas Is this Love de Bob Marley (versión tonos polifónicos) era una melodía conocida que sin embargo no escuchaba desde el verano. Una canción fácil de reconocer. Era el sonido asignado a mi ex novio, quería verme, quería hablar, quería saber de mí. Luego de tantos encuentros fallidos pensé que sería buena idea escuchar una vos familiar (Tendría que haber llamado a mi vieja). Ese domingo de sol no estaba pensando en que faltaban cinco meses para mi cumple numero 33, tampoco mientras escribo estas líneas estoy pensando que faltan unos pocos días. Entonces, y ahora, mi pensamiento evoco las imágenes de mi último cumpleaños, cuando estaba rodeado de amigos y tenía un novio de la mano. “No había ninguna pareja como la nuestra” decían. Me decidí y atendí el teléfono.

lunes, 26 de octubre de 2009

Un fin de semana (muy ) largo.

Con todo, escribir acerca de estas aventuras me hace pensar cual es ultimo fin de esta búsqueda. Cuando digo búsqueda me refiero a mi interior, que es lo complicado. Lo demás, las citas, los hombres todo es parte del viaje. Llegar al destino sano y salvo también parece un objetivo, pero el recorrido…el recorrido tiene que ser divertido, aunque haya lagrimas, aunque haya dolor, al final, lo que importa es elegir siempre lo que nos haga bien, si bien a veces confundimos las cosas, eventualmente lo bueno nos alcanza. Mientras tanto mi corazón sigue desconcertado, quizás encaminado en la dirección correcta, pero aun en la incertidumbre con respecto a lo que está bien y está mal.
Cuando llegue a buscar las llaves del departamento de mi amigo, donde iba a pasar el fin de semana largo, me di cuenta (una vez más) de que estaba solo. Me confió su hogar con la premisa de que me divirtiera (léase, tuve que prometer hacer mi mejor esfuerzo para conseguir uno o varios hombres lindos para coger el fin de semana).
EL viernes aparecía como muy tranquilo. Fin de semana largo, poca gente en la cuidad. Por suerte Buenos Aires es también un destino turístico en esta clase de fechas.
Había terminado con dos de una cierta forma que me hizo pensar en el porqué de mis decisiones. Ya era de noche y se hacía tarde, ninguno de los dos respondió mi llamado.
Así que pensé que era un buen momento para un cambio. Para descubrir algo completamente nuevo. Una aventura. Por supuesto desistí de la idea casi inmediatamente (aunque no del todo) cuando recibí un mensaje: “estoy en buenos aires, nos vemos mañana en la fiesta”.
Pero todavía era viernes y yo…nada. Entre al viejo portal de UOL. El chat, anónimo, sin imágenes. Se puede acortar mucho la búsqueda si uno logra descifrar los nicks que la gente elige. Un Nick de cualquier sala de chat de sexo (y de las salas de chat gay en particular) puede aludir a las (supuestas ) medidas del miembro viril (la pija , básicamente) así se puede encontrar un ‘Juan20x6’ , ‘Pedro 15x5’ , ‘Roberto 20x20’ (tampoco me puedo imaginar a que se refiere exactamente), algunos describen que clase de encuentro es el esperado, ‘ sexoexpress’, ‘cibersex’, ‘pajacam’, ‘doblepenetracion’ , ‘melatrago’, ‘telachupo’, ‘taxi$$’( tendría que haber alguno que dijera directamente ‘tedigoquetegarchoperoenrealidadtedesvalijoeldepartamentoyteacuchillo’), había también rederencias a los lugares deseados para el encuentro , ‘xcongreso’ , ‘xonce’ , ‘xbelgrano’, ‘zonanorte’, etc . Además, referencias meteorológicas varias, ‘lluvia dorada ‘, lluvia blanca’, ‘lluvia marrón’. Y combinaciones de lo más variadas (una era 2x11sexoexpresscam, yo creo que 2x11 se refería a dos personas, o sea una pareja, por el barrio de once, de lo contrario, sería un pene bastante raro).
Como su nombre lo indica la cosa venia de charla. Todo el mundo quería saber si tenés ‘’lugar’’. BuscoMacho54 me hablaba y me hablaba, pero yo no sabía si el 54 representaba su edad o el calibre pero por otro lado, me resultaba curioso el Nick elegido, si buscaba un macho, ¿era la sala homosexual el mejor lugar? Esperaba algo más normal, si es que existe tal cosa por estos lugares virtuales donde nadie quiere ser normal sino extraordinario.

Algunos preguntaban de que trabajas o donde (o quien vivís), ante lo cual yo pasaba al siguiente (que ¿tiene que ver la profesión en todo esto?, ¿quién responde esa clase de preguntas tan personales en ámbitos como estos?). Estaba en conversación con veterinario69, que, o bien era un veterinario de 40 años, o quería practicar un 69 (en el peor de los casos 69 aludía al año en que se recibió en cuyo caso lo único posible era tratar de conseguir muestras gratis de eukanuba). Resulto que era un veterinario de 40 años que vivía en zona norte y tenía ganas de conocer a alguien para salir a tomar algo y conocerse (sonaba bien). Yo estaba por Belgrano así que decidí salir y conocer al buen hombre. El quería que vaya a su casa a lo que simplemente me negué. El accedió a ir hasta Belgrano en (cito textuales palabras) su 4x4, sentencia que no me movió un pelo pero que agilizaba el tramite. Nos encontramos en la plaza frente a la iglesia redonda en Belgrano. Espere pacientemente, llego con 10 minutos de retraso, y evidentemente agitado me comento que había dejado estacionada su camioneta 4x 4 (otra vez) a unas cuadras y se había apurado en venir a buscarme. El tipo estaba bastante bien, mas allá de la camisa vintage que llevaba puesta (digo vintage por q soy gay, sino diría simplemente una camisa medio vieja y bastante usada, pero pensé que era una cuestión de su trabajo, y me imagine que los veterinarios debían tener un apego especial por las camisas a cuadros de la década del 80).
Me pregunto qué quería hacer yo, y supongo que estaba esperando que yo le dijera:” cojeme acá mismo papa”, pero le sugerí que vayamos a tomar un café o comer un pizza. El lugar que elegí estaba a unas cuadras, era la pizzería Pompeii, por Cabildo.
Nos sentamos y empezó la charla .la primera pregunta que me hizo fue ¿no será muy caro este lugar?, siguió con, ¿vos querés comer? (que vino con una aclaración) Porque te cobran los cubiertos. Decidimos compartir una pizza grande de mozzarella. Cuando el mozo se acerco con la carta, directamente le pedí la pizza y dos gaseosas. Inquieto me pregunto si la pizza no costaría más de veinte pesos (al tiempo que yo empezaba a delinear un perfil de este individuo) por q el comía la mejor pizza en el centro por esa suma o menos. Comimos y hablamos, se lo notaba un poco nervioso (yo hubiera dicho que quizás estaba emocionado de conocerme, pero me inclino más por la posibilidad de que ya estuviera pensando en la cuenta). El conto lo ingrato (económicamente ) que era la profesión de veterinario, lo difícil que era tener una madre muy mayor a cargo y pagarle a una enfermera, de los animales de granja que tenía en el fondo de su casa, de su fanatismo por El Señor de los Anillos ( las películas , no los libros) y de cómo compartía esa pasión con un amigo que lo visitaba todos los fines de semana, pero que , con gusto se abstendría de dicha rutina si yo accedía a ir hasta su casa .
Llego la cuenta de $51 y yo saque mis 30 y el 50 se quedo con veinte y entrego 60 al buen hombre que nos atendió esperaba con el ticket en la mano. Luego que se hizo entrega el mozo se dirigió a la caja. Tome mi abrigo y me dispuse a abandonar el lugar pero él no pensaba lo mismo y no estaba dispuesto a dejar propina. A lo que yo simplemente me retire sin decir nada, me siguió y nos fuimos (sin el vuelto por suerte). Era evidente (para mí) que la cosa no iba a funcionar, así que intente despedirme. El insistió en que me quedara con el argumento de que yo era muy lindo para dejarme ir (lo que me pareció muy convincente). El insistió en que tomáramos algo más, que siguiéramos hablando un poco más, que si se hacía tarde, me acercaría al lugar que yo le indicara. Me invito a tomar helado. Y me reí por dentro pensando en que significaba el término “invitar”, pero él me lo explicó, significaba que el pagaba. Elegí Volta para degustar un helado de dulce de leche y banana Split, cuando se lo comunique el me dijo:” no sos tonto, elegiste la más cara “, yo ya me había indignado, le respondí que solo lo elegí por que era el que más me gustaba, y que no se preocupara por eso que si él quería nos quedábamos charlando en la plaza. Pero el insistió en invitarme, y yo ya no tenía la mas mínima esperanza de rescatar algo de aquella noche y me resigne a que lo mejor sería el helado. Miró el interior de su billetera, y me pregunto si le daba un minuto para ir a buscar “cambio” a su auto y camine con él. Su auto, con el había mencionado insistentemente, no era exactamente una 4x4, si más bien un auto muy viejo color naranja y si bien no se la marca y modelo (obviamente quien escribe es gay) si me di cuenta que el color no era de la pintura si no de la masillado previo a la pintura (bueno por lo menos en algún tiempo tuvo la intención de pintarlo) mezclado con el oxido. Después de luchar (bastante y no triunfar) con la puerta, decidió dar la vuelta y probar abrir la puerta del lado del acompañante. Finalmente se pudo asir de abundantes monedas. Y volvimos hasta la heladería. Elegí el tamaño de mi helado antela mirada atónita de festejante , mira que se trasladaría al cajero cuando mi acompañante exclamo que le parecía un robo lo que nos estaban cobrando y se quedaba con el billete en la mano , sin entregarlo al cajero que me miraba. Mi helado se derretía , y aguantaba mordiendo el cucurucho , pero ya después de todo el periplo sentía un placer morboso, quería ver que más humillante podía ser la situación, así q aguante mas y ni siquiera amague con sacar mi billetera , y llego ese momento, el dijo , le dijo al cajero que estaba con un gesto rígido, ¡es un robo! Y no pude evitar reírme. El pago y me aleje hasta la vereda sin mirar a nadie. Con la vista fija en un punto fijo atreves de la puerta de cristal y respire con alivio (después de todo mi helado favorito es Freddo, quien necesita volver a Volta). Le propuse caminar mientras tomábamos el helado (en realidad me propuse caminar hasta la parada de colectivo más cercana, cualquier colectivo con cualquier destino). Nos despedimos. Y me fui, me baje del bondi en inmediatamente me subí, en la siguiente parada, es que estaba cerquita pero sentía terror de que el tipo intentara acompañarme. Así que me baje, camine por Monroe y el viento estaba fresquito, el helado se me acabó, y me cague de risa solito y me fui a dormir. Ese viernes estaba perdido y me faltaban dos noches en el fin de semana largo, 2 sorpresas y un reencuentro.

Era Junio, hacia frio y dormía solo. Esperaba que el tiempo mejore, que las estaciones cambien y la suerte mejore. Mi cumple es el 23 de noviembre y todavía no encontré alguien que me acompañe.

martes, 20 de octubre de 2009

Cruz del Sur, o cómo quedarse sin el pan y sin el pan.

Ubicado en una encrucijada. La posibilidad de elegir. Decidí (erradamente) que podía con los dos (por lo menos hasta nuevo aviso, hasta estar seguro cual quería mas, también contemple la posibilidad de que al elegir uno por sobre otro me iba a quedar sin ninguno de los dos) Un viernes como cualquier otro me encontré con el cordobés y como cualquier otra de esas salidas le presente a algunos amigos y cayó muy en gracia. EL pintor por otra parte no era partidario de las salidas o cualquier evento que implique reunión de más de dos gentes. Luego de la salida en cuestión, vino la parte de pasar la noche juntos, lo que de muy buena gana hicimos. Al despertar el sábado estaba lluvioso en Palermo y nos tomamos un taxi para almorzar en McDonald’s de Gascón y Córdoba. Me compre un paraguas y nos despedimos solo por un rato. Desde ahí me dirigí a ver a mi pintor en su casa, único reducto donde lo veía últimamente y pasamos una tarde más que agradable escuchando música y hablando (y cogiendo también, claro). Al anochecer de ese agitado día que había empezado el viernes a las 7 de la mañana, cuando me levante para ir a trabajar, tenía una invitación a cenar. No estábamos festejando nada pero si era una ocasión especial, como mis amigos son especiales para mí. Así que invite al Cordobés a cenar conmigo. Esa noche en particular me reí mucho. Mi amiga había preparado sus empanas abiertas cuya receta había copiado de un cartel del subte B, y su marido había preparado unos Snack de queso que, según él, había inventado desde cero.
Vimos el concurso de miss Argentina y nos reímos mucho, comentamos las anécdotas de siempre y tomamos cerveza. Esa noche sigue siendo recordada aun hoy en día por lo ridículo de las ‘’misses’’ y por la risa contagiosa del Cordobés (lo que me hizo pensar que si me divertía tanto y además cogíamos y mis amigos lo consideraban ‘’buena onda ‘’ quizás el era la persona indicada, aunque, todo el misterio que había en las cosas que no me contaba, era, al mismo tiempo, un pro y un contra). Llegue a mi casa el domingo a la madrugada (había salido el viernes temprano a la mañana) cansado y confundido. El siguiente fin de semana decidí , descansar y quedarme en Quilmes, decidí dejar a Buenos Aires y a mis amantes solos por un fin de semana, lo que no resulto de la manera que yo esperaba pero si dio resultados ( si buenos o malos , no estoy en condiciones de decirlo aun hoy).

El sábado mientras acompañaba a un amigo y recorríamos librerías por el centro de Quilmes, recibí la llamada del pintor que reclamaba mi presencia en su hogar como cada sábado últimamente. Le expliqué que no tenía ganas de viajar hasta allá y que era mejor que nos viéramos a la noche, que vayamos a algún lado, cosa a la que no accedió (cosa que yo sabía de antemano dada su reticencia a los lugares públicos), sin embargo, recibí la misma llamada del cordobés, aunque con una pequeña gran diferencia, Él me pregunto dónde estaba y me dijo que iba a ir a visitarme. Pasamos la esa tarde juntos. Lo que termino por inclinar la balanza a su favor. Hable con el pintor y me despedí sinceramente aunque no le aclare que lo dejaba por otro. Y Luego vino la charla con el cordobés. Le dije que si nos veíamos casi todos los días y la pasábamos tan bien porque no lo declarábamos un mutuo acuerdo, nos poníamos a salir, el conmigo, yo con él, digamos en forma exclusiva. La respuesta (obviamente ya se la imaginan) fue que gracias pero no gracias. Me dijo que no era su momento (claro, no era yo, era el). Uno de los argumentos que uso en mi contra fue que, de tanto hablar y hablar, yo en más de una oportunidad la había expresado ciertos sentimientos por el muchacho que había conocido en un año nuevo, tiempo atrás ( y me pregunto aun la razón para semejante argumento ). Y que seguramente no podía estar cien por ciento comprometido con nadie. Y no solo eso, él mismo no estaba en condiciones de comprometerse con nadie, porque todavía le quedaban (en ese entonces) asuntos pendientes que justificaran su propia ruptura con su último novio. Pero el rechazo sirvió para algo (además de demostrar que si tenés dos y optas por uno el que elegiste te va a dejar y no vas a poder volver con el que habías dado de baja), el cordobés me hablo de su amor y lo difícil de su última relación y me sentí mas amigo de él que antes. Era fin de semana largo y estaba solo. ¿Qué hacer? En ese momento reflexione sobre mi suerte y sobre lo que me deparaba el destino.
(¿Acaso existía dios?,(o alguna otra deidad menor que se ocupe de los gays) ¿acaso me estaban dando una señal? ¿Pero qué quería decir? ¿Arma una lista de espera y hace pasar a los hombres que te gustan solo de a uno en tanda? ) Cuando era chico me mandaban al gabinete psicopedagógico porque era hiperactivo y tenía problemas para relacionarme con los demás , tenía que parar y pensar las cosas dos veces antes de hacerlas, me decían ( o sea tendía que dejar de ser yo mismo ) , el gabinete de psicopedagogía de los adultos se llama terapia o, en los casos más graves , se llama ribotril , pero eso no podía ser la solución, había algo más . Las cosas que me pasaban no son por estar equivocado, son por tratar de estar en lo cierto, por tratar de descubrir la verdad sobre mis sentimientos. Cuando era chico aprendí rápido a decir lo que la psicopedagoga quería escuchar y a dibujar a mis padres ambos del mismo tamaño y con caras sonrientes. De esa manera volvía lo más rápido posible al aula, a seguir investigando la realidad (de las demás personas y la propia) para no morir de aburrimiento durante las clase de geografía. Ahora ya no dibujo un arco iris a propósito (ni los llevo en un pin aplicado a un morral Adidas, nadie debería hacerlo por cierto), me hago cargo de los errores y trato de aprender. Ironías del destino aparte , una vez en una tarde de mate en una plaza de Belgrano , unos evangelistas me prometieron el infierno por ser diferente y describieron mi situación como “ agujero en el alma”, y pensándolo bien ahora , me sentía en ese momento bastante desprotegido y de algún modo vacio (Por supuesto que no se me cruza por la cabeza pensar en volcarme hacia la fe católica, es solo que mire al cielo y suspire , y si dios existe , creo que no entendimos muy bien ) Pero claro que todo duro un segundo . Estaba solo otra vez, en un abrir y cerrar de ojos, solo. Era fin de semana largo y yo esta en el departamento de un amigo que había viajado. Buenos Aires, me proponía revancha. Pero todos saben que esta cuidad no regala nada. Y el sosiego que me deparaba el día de la bandera iba a tener un precio, o mejor dicho, dos (uno muy alto…y otro muy, pero muy muy pequeño).

Faltaban en ese entonces 5 meses para mi cumple numero 33. Y mientras escribo esto, faltan apenas 33 días para esa fecha, y todavía estoy solo y en veremos. Por lo pronto es hora de empezar los preparativos para esa noche.

jueves, 15 de octubre de 2009

Siguen los preparativos

Todo tiene un final (o dos )y todo comineza.

Luego de mi encuentro con la alta sociedad (gay) de Buenos Aires y otro fallido romance, me encontré a tomar un café en Aroma de Florida y Corrientes (me pedí un tecito y un muffin) con un chico (sí, joven, muy joven) que se dedicaba entre otras artes, al cine. Discutimos su arte, su modo de vida, sus relaciones pasadas (por supuesto) y sus ansias por amar a alguien y estar tranquilo. No hablamos de su familia pero si de libros que yo no había leído cuyos autores había escuchado nombrar, de la política en el tercer mundo, y de mi pasión por Noam Chomsky. Hablamos de sexo y sus preferencias (y las mías) en cuanto a los roles de cada uno a la hora de coger. El descreía firmemente de cosas que a mi simplemente me daban igual.
Bajamos por Florida hasta Av. De Mayo y nos comimos una hamburguesa en Burger King. Me tome el subte E, nos despedimos en frente al edificio del Gobierno de la Ciudad. No hubo beso, no hubo plan de volverse a ver (lo que no significa que no nos volveríamos a cruzar). Al mismo tiempo había empezado a conversar con alguien que luego sería un personaje importante en mi vida.

A través de una página de contactos conocí al Cordobés. Foto falsa, nombre ridículo que hacía alusión a un grupo de pertenencia del que siempre reniega, dirección de correo electrónico alternativa a la que utiliza para la gente “normal”. Resulto bastante reservado en sus cuestiones personales (fóbico diría yo, loca traumadita diría cualquier putito como si estuviera hablando de Diego Ramos) pero al fin, muy simpático. Como no revelaba nada personal él que hablaba y contaba cosas era yo, él se dedicaba a analizar mis frases, dar me consejo...básicamente a opinar de todo lo que me estaba pasando en esos días. Los tópicos giraban en torno a las relaciones, mi búsqueda del amor ideal y las citas. El concepto de cita parecía un obstáculo para nuestra comunicación.

Mientras tanto en Facebook recibí un mensaje. Era alguien que yo no tenía para nada olvidado, si bien había pasado más de un año de nuestra última comunicación. El mensaje en cuestión decía:” hola. ¿Te acordas de mi?”. Sorpresa y mucho de gozo hubo en mi reacción. Claro que si me acordaba, de hecho varias veces me había pasado el tiempo viendo su perfil de Facebook esperando que él se diera cuenta de que yo era amigo de todos sus amigos virtuales (actitud por cierto pelotuda). Respondí al mensaje y le conté que me acordaba y muy bien. Hablamos un poco por el chat de Facebook y me pregunto si aún conservaba su dirección de MSN, a lo que respondí que si. Recordaba de memoria (o como se dice ingles “by heart”) su dirección aunque la había borrado en pos de olvidarme de un romance que nunca realmente sucedió y evitar la tentación de entablar charlas casuales. Sí, era mi cita del año nuevo que volvía, aunque con algunas novedades. Lo había cruzado una noche en una fiesta y todo lo que recibí fue una saludo , una mano agitada levemente en el aire , que interprete como un saludo , a penas una formalidad , una forma de decir que no me acercara, que así estaba bien . Y ahora un año después de eso, estábamos otra vez charlando. Entre las novedades que traía, me contaba que siempre se quedo con las ganas de estar conmigo, me refiero a lo sexual, y que ahora de todos modos no lo íbamos a concretar por que el tenia un novio al que amaba mucho. Lo cual no impidió que me detallara las fantasías sexuales que yo le despertaba. Era aquel hombre hermoso que conocí en el año nuevo.


Las charlas con el iban de a poco abandonado el tinte sexual, para abarcar temas más universales y se hacían más frecuentes mis consejos sobre cómo comportarse y como llevarse mejor con su novio, as i como también muchas veces le recomendé tener paciencia y luchar por su relación. Muchas veces durante esas charlas tuve ganas de llorar. Este tema se volvió un tema de charla constante con el cordobés a quien no había conocido en persona aun. Lo que cambio unas semanas después.
Entre tanto un rostro familiar se contactaba conmigo y yo lo confundía con alguien más. Pero tengo una buena excusa.

El nuevo candidato que confundí resulto se el hermano gemelo del chico cineasta que había conocido hacia un mes una tarde y nada mas. El pintor, tal su dote aritstico, era obviamente un artista plástico muy joven, entre otras cosas, y una de las personas más dulces e interesantes que he conocido. El mensaje fue el siguiente:” vos saliste con mi hermano , pero el piensa que sos mas mi tipo que el de el”. Nos encontramos en Santa Fe y 9 de Julio una tarde con frio y nos sentamos en unos de los banquitos del boulevard ancho que corta en dos a la avenida mas ancha del mundo. Hablamos mucho sobre pintura y yo no podía hacer más que escucharlo y admirarlo. Esa misma tarde nos besamos bajo los arboles, entre el trafico de la hora pico de un Miercoles.Tan joven. Tan lindo y talentoso. Me llevo a exposiciones, me explico cuadro a cuadro, escuela por escuela, autor por autor. Fueron unas semanas fascinantes. Los sábados iba a visitarlo a su casa. Pasábamos la tarde tirados en la cama, tomábamos licuado de banana, el tocaba la guitarra. A veces estaba también su hermano,los tres simplemente hablando. Él, su hermano y yo. Algunas de mis amigas lo conocieron, y la aceptación fue diversa. Que era muy joven, que no tenía nada que ver conmigo. Que no lo entendían, que se comportaba como un niño. Ciertamente la pasábamos bien, aunque era difícil sobrellevar tantas diferencias.
Luego de tanta charla, el cordobés y yo acordamos ir juntos al cine para poder, de una vez, terminar con tanta virtualidad y vernos las caras frente a frente. El mismo día , también por MSN , el muchacho que me sacaba el sueño , el del año nuevo , me propuso un encuentro ( un reencuentro pensé) , así que no lo dude y deje plantado al cordobés para ir en busca de una ilusión , que iba a tardar poco en disiparse para dar paso a la realidad( que no es triste , es simplemente real ).
Nos encontramos en el microcentro y nos tomamos una cervecita en uno de los bares irlandeses de la calle Reconquista. Hablamos del tiempo que había pasado entre nosotros , y lo mucho que habíamos cambiado( yo pensaba en realidad que él estaba tan lindo como siempre , y quería apartar la mesa que nos separaba y parecía una barrera infranqueable para darle un beso en la boca y acariciar su pelo ). Las cosas que me pasaron por la cabeza fueron varias y creo que las exprese más o menos con decoro y un cierto dejo de dignidad que aun me quedaba. Volvimos hacia el sur juntos y me hizo acordar a la última vez que habíamos tomado ese mismo colectivo para ir casa. Esta vez no viajamos de la mano y ninguno de los dos teníamos el mismo destino, nos despedimos que un beso en la mejilla y su novio lo esperaban en la parada cuando bajo. ¿Que podía hacer? Simplemente respire profundo y mire por la ventanilla. Empezó a caer una lluvia finita y sentí que después de mucho tiempo algo se había terminado .No hubo un abrazo, no hubo un beso, ni palabras duras de despedida. Fue simplemente mirar por la ventilla. Fue disfrutar al verlo y al saber que está bien así. En definitiva entendí que era lo que quería para mi vida. O mejor dicho, pensé que si veía alguien, iba a darme cuenta fácilmente si me enamoraba por que se iba a parecer a eso que sentía en ese momento.

Me encontré con el Cordobés en el Abasto para ver una película, pero no vimos nada. Solo nos quedamos sentados hablando y hablando. Riendo y analizando lo penoso de mi vida amorosa. Nos fuimos caminando por Corrientes y luego Pueyrredon y en el bar la Perla nos dio hambre, o más bien los dos teníamos ganas de seguir con la charla. Más hablamos y comimos una pizza en un bar de mala muerte cerca de la Plaza Once. Durante la cena llegue a conocer solo un poco de que se trataba lo que él estaba haciendo en Buenos Aires, y aunque es fácil adivinarlo, lo que el vino a hacer fue seguir lo que todos seguimos. Buscar lo que todos buscamos y jugarse (y ciertamente también perderse), como todos lo hacemos, por el amor. Un porteño que lo había hecho bajar de las sierras.
Para el final de la noche, yo pensé que solo podíamos ser amigos, que todo terminaba ahí ese día y al día siguiente volvíamos a hablar de la vida por MSN. Siempre habíamos discutido el sentido que le doy yo a la palabra cita. El no estaba de acuerdo con conocer gente así, conocer, evaluar, decepcionarse y avanzar. Por lo que trate de explicárselo.
La cita para mí era un encuentro romántico, dos personas apostando a conocer a alguien especial, sino para toda la vida, alguien especial por esa única noche en la que uno se preocupa por mostrar lo mejor. Y al final de la cita, si fue todo bien (y mas allá de verlo una vez mas o no), se concluye todo con un beso, que queda como recuerdo, un lindo recuerdo de algo que (solo a veces) te acordas para siempre.
Lo que había sido una salida para conocer a un amigo virtual se había convertido en un cita y como tal llegaba a su fin, solo que yo no podía considerar eso una cita, aunque lo sentía, porque ese no había sido el plan. Al final, en la plaza Missere, ante la mirada atenta de las putas dominicanas, llego el saludo final de esa noche. Le di un beso en la mejilla pero al mismo tiempo el me dio me beso en los labios. Dude un segundo y pensé que el momento se había perdido (¿pero quien iba a contar lo que paso u oponerse a un segundo intento? Nos besamos un instante y fue una cita. La primera de las nuestras. Mientras tanto seguía adelante y familiarizándome con el pintor y su familia, el arte y la vida moderna. Lo que me dejaba muy poco tiempo libre. Si bien era muy buena mi relación con él, la diferencia entre nuestros estilos de vida era bastante evidente. Pero por las próximas semanas trate de disfrutar el más posible. Al tiempo que me veía con el Cordobés casi a diario hasta que un viernes, pasamos la noche juntos. Y fue muy divertido. Ahora que sentía muchas ganas de estar con el cordobés y a la vez era verdadero el cariño por el pintor, y además el sexo era muy bueno con ambos pero hasta edad ir de un lugar a otro para coger con dos personas distintas me cansaba un poco. Había que tomar una decisión.

Faltaban 7 meses para mi cumpleaños número 33. Y parecía que iba a poder seguir el resto del año en paz y con alguien(o al menos eso pensé) Tenía que decidir por uno de los dos(parecía fácil), y dejar ir al tercero que en realidad es el primero (parecía difícil).

viernes, 9 de octubre de 2009

Preparativos para la primera noche

La integración bolivariana alcohólica. Guerra de Clases.

Después de una año bastante intenso me di cuenta de que la sensación de saber lo que quiero no me sirve de mucho. Me di cuenda de que ser maduro y sincero no me iba a salvar.
Existen personas que por algún motivo se quedan en vos, y persisten; sobreviven a todas las tormentas y también a toda otra persona que quiera ocupar su lugar y sin saberlo siquiera, o muchas veces sabiéndolo, dan vueltas por ahí a cada rato sólo para que no los pierdas de vista y te vayas a casa pensando (y pensando otra vez) cómo hubiera sido si las cosas hubieran funcionado, pensando en eso que en definitiva existió pero que no transcurrió. Reflexiones que te llevan a evaluar a cada posible candidato contra él, que no tiene comparación, porque cuenta con una gran ventaja: él te gusta de verdad. Y entonces me pregunto: ¿qué carajo es la verdad?, ¿para qué mierda sirve la conciencia? En estas reflexiones me encontraba cuando me alistaba para salir al fin de semana. Con lo devaluado del mercado gay (y estoy siendo apenas pesimista) encontrar la persona correcta puede ser complicado; Responder a un mensaje en una de esas tantas páginas de perfiles puede ser toda una aventura. Especialmente si tenés más de treinta, sos hombre, soltero y buscás.
El viernes la reunión era con motivo de la celebración del cumple numero 30 de una amiga, boliviana voluptuosa de la alta sociedad que escapo de su país (en la dirección equivocada) a nuestra hermosa Reina del Plata. Un verano de vacaciones, se transformó en una residencia permanente. En su ciudad de origen está muy mal visto que las mujeres sean solteras a cierta edad (el peor castigo que le propinaban cuando era pequeña era ir a la cocina a comer con la servidumbre, y se horrorizaba con las mujeres de Buenos Aires que usan hawaianas en la vía pública), así que encontró en estos parajes olvidados del señor un respiro a semejante presión social. Pero además encontró algo más: a mí (bueno también se encontró un hombre que la ama y, a diferencia mía, también se acuesta con ella).
El lugar de la reunión para esa calurosa noche de febrero fue Gabo, un restaurante colombiano en Palermo Hollywood, lleno de colombianos que por algún motivo viven en la cuidad. El ambiente es muy distendido y alegre, la música se suspendió por un rato para que todos vean “Sin tetas no hay paraíso”. Los hombres eran realmente lindos, todos tomando aguardiente o lo que sea que toman, pero cada uno con su propia botella, que muy gustosos comparten con vos si querés beber a su salud y con novias que parecen que salieron de la misma novela que estábamos viendo en pantalla gigante (por cierto también comparten sus chicas si querés bailar unos pasos de salsa). La mesa estaba regada por unas ricas cervezas por metro. Mi plato seleccionado fue muchachos rellenos, por lo que señalé cuál era el muchacho específico que quería servido y la camarera, también colombiana, me explico amablemente en qué consistía el plato en realidad. Me estaba divirtiendo mucho y me resistía a abandonar el lugar para ir a mi cita que esa noche había planeado.
En ese momento de la noche reflexioné acerca de los comensales que me acompañaban. Estaba quien había abandonado su país (y su dinero) para encontrar el amor a miles de kilómetros al sur, su novio , que no podía ser alguien más perfecto para ella. Estaba un amigo, que había desistido del seminario hacia seis años y que sin embargo optó por (o más bien se encontró con) el celibato desde aquel entonces hasta unos meses antes del evento que aquí describo, cuando encontró el amor en la oficina y empezó a hacer planes para casarse este año. Estaba una mujer extremadamente inteligente e ingeniosa capaz de hacerme reír hasta caer al piso, que el año pasado bajó 36 Kg. para convertirse en una persona completamente diferente en lo físico pero que conservó cada uno de sus gestos y humores intactos lo que la convirtió en un persona aún mejor; ella tenía a su marido esperando en casa. Y por último estaba alguien muy especial para mí que tuvo tanta mala suerte con los hombres como con los caballos y que a pesar de tener 40 seguía muy alegre y adelante con su vida y su dolor de espalda. Completamente consciente de que a esa altura en su vida era mejor pensar en un buen kinesiólogo que le solucione un viejo problema con su columna, causado por un accidente de equitación, que en un hombre que según ella le traería sólo problemas. Hablábamos sobre esto mientras ella se abalanzaba sobre colombianos ebrios. Pensé un segundo (todas estas personas en pareja y alrededor de los 30, y una mujer de 40 que se dio cuenta que a veces el amor no es suficiente. Decidir qué hacer esa noche parecía como decidir qué hacer con mi vida. Entonces me tome un trago mas y deje mis pensamientos pendientes hasta el día siguiente) y me quede bailando y compartiendo bebidas blancas con desconocidos descreídos de mi sexualidad y de las intenciones que yo tenía para con ellos, así como también muy confundidos con respecto a las intenciones que ellos suponían que yo tenía hacia sus esposas. El diálogo fue así: “vos sos puto”- me dijo, “sí” -le dije, “no puede ser, no pareces maricón”- balbuceó mientras tomaba vodka del pico, “tampoco es que es algo que importe mucho porque vos tenés novia” –respondí, a lo que él me dijo: (imagínense a Ricardo Montaner pero lindo y completamente alcoholizado) “entonces te gusto yo porque soy más macho que todos aquí”. Lo que siguió fue un rápido movimiento de muñeca, no mío. La novia del colombiano en cuestión lo agarro de la orejita primero y después lo aparto de mi lado muy dulcemente bailando salsa y besándolo en la boca al tiempo que me miraba por arriba del hombro de él. Otro colombiano apasionado por el baile derribó el tubo de acrílico de 1.5 metros de alto que contenía todavía 1 mt3 de mi cerveza y, como reparación, me obsequio su botella de whisky y una pieza de merengue con su esposa (estaban de luna de miel en Buenos Aires y antes de cederme a la muchacha el mismo me tomo de la cintura y me mostró los movimientos adecuados). Toda una noche bebiendo y bailado rodeados de gente hermosa y muchos amigos que me cubrían si quería llorar.
Había dejado plantado a un señor de alrededor de cuarenta años, que había estado viendo en las semanas posteriores a mi distanciamiento más reciente, el recién había vuelto a vivir en Buenos Aires, en la misma zona de Palermo donde los colombianos hacían de las suyas. Afortunadamente para mí, y aplicando la regla de oro que aprendí de un amigo caribeño que vive hace algunos años en el país todavía tengo menos de cuarenta y puedo ser invitado a cenar, siguiendo la misma sabiduría, luego de los cuarenta el que invita la cena es uno.
Por lo tanto, entiendo que todavía me quedan unos años antes de tener que preocuparme por pagar la cena de mi propio bolsillo o siquiera tener buenas excusas para no asistir a mis citas, siempre y cuando me dedique a salir con gente mayor que yo mismo. (Lo que no siempre es posible) Si salís con chicos…bueno todo el mundo sabe que le pasa al que se acuesta con chicos.
Nos habíamos conocido por Facebook y acepte salir con él una vez que ya había terminado mi relación con Pasteles, habíamos tenido un lindo fin de semana en el campo, ( aunque debo aclarar que de vez en cuando exclamaba, con su mano en mi mentón,” ¿no es lindo?” A sus amigos relacionados con el medio televisivo que nos acompañaron aquel día, además me entere del divorcio de Marcelo Tinelli mucho antes que el común de la gente, bueno, sí, me avergüenzo de este comentario.).
Como había faltado a mi cita del viernes, el sábado tenía que verlo.
Me desperté y enfrenté la resaca como mejor pude y casi sin dormir me fui a pasar el día al Tigre, a un lindo country con gente linda y buena, casas grandes y lagunas artificiales con botes Como ya estaba comprometido con amigos para ir al delta y los domingos si o si los paso en Quilmes, la única opción era sábado a la noche y así lo propuse como resarcimiento a mi ausencia del viernes por la noche. Llegue en tren a retiro y como fue algo no tan planeado el ya tenía una cena con sus amigos pero felizmente, con cierto orgullo diría, me invito a conocerlos .Le advertí de mi aspecto (pantalón corto de futbol, remera que se había mojado al caer yo al rio y luego secada al sol, ojotas hawaianas de dudosa procedencia) pero me dijo que estaba bien así. Llegue al lugar señalado, siguiendo mi guía T (recoleta no es lo mío). Era unos de esos edificios que solo tiene pisos en lugar de varios departamentos por planta. Me abrieron la puerta y ante los ojos de dos personas encargadas de la seguridad del lugar subí al ascensor. Entre y la escena era la siguiente: gente bien conservada de más de cincuenta años y muchachos en la plenitud de su juventud y belleza. Estaban intercalados en los sillones tapizados con tafeta verde musgo. Por lo que entendí de que se trataba esa velada. A los de mayor edad me los presento con nombre y apellido (doble apellido en cada caso y algunos que me eran conocidos de los libros de Felipe Pinga que me gustan leer en verano) y a los más jóvenes me los presentó por su primer nombre,
Como aperitivo había whiscola, la cena fue deliciosa, salvo por el detalle del perrito en los brazos del anfitrión. Las charla era sobre las propiedades de cada uno, a las que se referían con el nombre de la calle donde se encontraban, de los encuentros en Nueva York con los amigos, y lo que más me llama la atención es la forma en que se referían a sus padres. Uno podría decir:”mi papa/mama/viejo/vieja”, en lugar de eso, ellos decían: “papa” y “mama” a secas. “Cuando papa murió”,”cuando mama se fue a vivir a Italia”, etc. Dinero, viajes, el apoyo incondicional al campo y a Mauricio Macri, de eso se trato la noche. Me di cuenta de que no pertenecía a ese círculo, y me preguntaba que podía aportar yo a una relación con alguien que si era parte y lo disfrutaba mucho. Así que, considere por un lado el sexo, habíamos tenido unas semanas realmente intensas (y debo admitir que me divertí bastante reconociendo gente famosa en las conversaciones en los que todos eran llamados por el primer nombre) Por otro lado estos hombres grandes, además de los temas ya mencionados, también hablaban de lo difícil que era mantenerse en el closet en estos días. Los jóvenes por su parte hablaban de la crisis de llegar a los treinta y de la crisis financiera, de lo difícil para nuestra generación de alcanzar el sueño de la independencia económica y la casa propia. La respuesta vino de la persona de mayor edad y apellido más reconocido de la mesa, el dijo (a su ¿pareja?): “quédate tranquilo, agarramos un departamentito y lo ponemos a tu nombre”.
En ese contexto descubrí una pequeña verdad, las clases sociales se juntan a veces así como también las personas de distintos países, aunque es muy raro que tomen conciencia de las diferencias reales. No podía estar en esa posición. A pesar de la belleza y el lujo me sentía muy alejado en términos ideológicos. Así que me aleje de ese ambiente y de esa persona claro.
Y me quede solo de nuevo y al comienzo de una nueva semana .A ocho meses de mi cumple numero 33. Ese Lunes alguien llamo mi atención por lo que agendé un cita para el mismo día. Pero como últimamente venia pasando, el nuevo prospecto tendría un resultado que si bien no iba a ser el esperado, iba a resultar muy interesante (y por partida doble) Al mismo tiempo un amigo virtual hacia las preguntas que no yo no me quería formular.