Diego Sale a Cenar

Trato de explicar por qué algunos nosotros recorremos las calles de Buenos Aires solitos . Buscamos el amor o una cita, un amor para toda la vida aunque dure solo un día.

Me Visitaron

domingo, 22 de noviembre de 2009

Diego sale a cenar.

El domingo al mediodía volvía a casa y pensaba como escribir acerca de mi fiesta de cumpleaños y como describir el sin fin de planes que tenia y no lleve a cabo. En cambio, me dedique a hacer lo que mejor hago en mis fiestas de cumpleaños: sociales. Estaba todo la gente que tenía ganas de ver, y si bien no había un novio que me sostuviera la mano, los amigos me cubrían si quería llorar. Ahí estaba también él , el hombre que tantas veces quise tener cerca, solo para verlo bien y abrazarlo, esa persona con la que, más de una vez, he tenido conversaciones imaginarias donde exponía argumentos maravillosos que solo daban como resultado razones irrefutables que confirmaban que no existía otra posibilidad más que estar juntos los dos. Claro, estaba acompañado y era completamente inocente de todo lo que me pasaba por la cabeza mientras lo miraba de reojo y aceptaba las bebidas que me regalaba la gente. A veces me es muy difícil mantener la cordura pero creo que lo hice bastante bien anoche, a veces me parece que la vida es una película, en este caso la película era de final bien conocido, la había visto tantas veces ya. No quería pero cumplí 33 años y no hay aventuras a esta altura, o por lo menos, se medir las consecuencias antes de que sea tarde, así que respire profundo, y baile. Salir con tantos hombre, clasificarlos, evaluarlos, y finalmente escaparme de ellos (por cierto, muchos también se escaparon de mi) fue un viaje divertido. Pero necesito un pequeño descanso.
Pensaba en estos días pasados, había escuchado muchas veces que no se puede buscar un novio, que mientras más buscas algo, es cuando más ansioso estas, y menos conseguís lo queres. Había vivido mi vida adulta sin confesar que lo que más me gusta es estar enamorado y compartir la vida con una solo persona, no quería desafiar la sabiduría popular o el destino y admitir que me gusta estar con alguien. Sin embargo la estrategia de estar bien solo, como fórmula para conseguir un novio, no había funcionado. Así que pensé que lo opuesto quizás fuera una alternativa. Y salí a buscar un novio por las calles de Buenos Aires. Salí con gente mayor que yo y menor que yo. Me trataron como a un señor mayor al borde de la tumba y me invitaron a ver crepúsculo esperando que salte de alegría, me trataron como si yo tuviera 20 años y escuche frases tales como ‘si yo tuviera 10 años menos me enamoraría de vos’, o , ‘ si no estuviera en pareja me enamoraría de vos’. ‘Sos demasiado lindo para mí’, ‘no puedo verte más porque me gustas demasiado’. Me dijeron papa, bebe, gordo, negro, me llamaron por mi primer nombre y también por mi apellido. Me dieron besos en los parpados (y no me gustan los besos en los parpados). Me quisieron dar besos en el cine, di cabezazos en el mentón por esquivar besos en el cine, también me sostuvieron la mano durante la película y me sentí muy cómodo, me invitaron a jugar play station, ver una peli, tomar una copa de vino, comer algo, buscar algo que me olvide arriba todo para tener sexo. Quizás sin los eufemismos hubiera sido distinto. Me dieron besos con los ojos cerrados, con los ojos abiertos, cerré los ojos al besar, y algunas veces los mantuve abiertos para no perderme ni un segundo de lo que estaba pasando. Me dieron besos con onomatopeya, me dijeron MMUUAAA! MUUAA!! en el medio del sexo. Me llevaron hasta mi casa borracho. Me quede solo en casa un sábado a la noche, me quede muchos sábados con una amiga comiendo helado y maldiciendo a los hombres. Volví corriendo a casa porque me había olvidado el celular. Me rompieron la camisa y el corazón, esquive golpes en la cara, metí el pie dentro de un charco, me escondí atrás de una columna, comí tapas en Puerto Madero, comí pizza en Once. Tome muchas cervezas por Palermo y muchas también por la calle Reconquista. Tome café en la calle Corrientes, demasiados Vanilla Latte en Starbuks y una cantidad inconmensurable de Doble Cuarto de Libra Grill antes de volver a casa luego una cita fallida. Me cruce con hombres a propósito y a veces cuando menos lo esperaba y más lo necesitaba. Una vez me cruce a alguien, que me dejo sin palabras y paralizado, que estaba feliz con su novio en la misma fila que yo para comprar pochoclos. Me dejaron plantado y me dieron excusas ridículas. Llore frente a la computadora, mientras escribía ‘JAJAJA’. Me reuní mucho en bares con mis amigos de siempre y conté mis historias. . Me dijeron nombres falsos y gane nuevos amigos. Volví solo a casa y me dormí en el colectivo. Me abrasé a la almohada para calmarme. Salí, un montón, pensé en lo que más quería y salí a buscarlo. No lo conseguí. Si ya estuve ocupándome de mi mismo y sin preocuparme, si ya estuve buscando sistemáticamente, si ya estuve en pareja y no funciono, tal vez el amor no es para todos. Conozco personas que deben elegir entre su pareja y sus amigos. Gente que está deprimida y que no puede hablar con su ex porque aun lo ama. Conozco gente que tiene terror de separarse y gente que engaña a sus parejas. Muchas personas que quisieron amarme y otras que solo querían cogerme. No encontré alguien a quien amar pero si conocí a muchas personas increíblemente divertidas, gente que me hizo reír y que espero seguir viendo por ahí. Los hombres aparentemente me son esquivos, al menos por ahora. Sin embargo los amigos siempre están, los de siempre y los de ahora, los que fueron el objeto de mi afecto y son ahora mis amigos. De todos los que poblaron las paginas que escribí hay uno que es tan mi amigo como si lo hubiera conocido hace años, hay dos que no me hablan. Hay uno que aprendí a querer como se quiere a un amigo (anoche mismo, en mi fiesta de cumpleaños) aunque en el algún rincón de mi corazón hay, en un cajoncito y guardado, el recuerdo de algunos de los besos que más voy a recordar en mi vida. Otra gente paso sin pena ni gloria. Gente de otros países, gente realmente bella y otros no tanto. Personas del interior del país, en el interior del país y en buenos aires. Gente que deje pasar y que me quería de verdad, esas personas que me alegra mucho haber conocido y que me apena terriblemente no poder sentir lo mismo. Lo que me hace pensar una vez más, y por ultima, en que las personas quieren y aunque son las razones de ese amor misteriosas no dejan de tener peso. Las personas aman solo a quienes aman y los que no son amados no pueden hacer nada para remediarlo. Es irónico. Sería mucho más fácil enamorarse de alguien que te corresponde. Pero (siempre hay un pero) existen parejas felices, quizás es lo que hace todo mas difícil, uno sabe que existe que no es imposible, que las personas están felices de a dos. Uno lo ve, lo sabe, a menudo es invitado de esas personas que son felices y cocinan, y prueban la salsa con cucharas de madera o hacen empanadas caseras. Uno lo ve a diario, lo recuerda, lo sintió alguna vez. El amor, que es el fin último de cualquier persona (o puto) está dando vueltas alrededor. Se respira en el aire y un día, tarde o temprano, en algún momento, si los planetas se alinean, si el dólar vuelve a bajar, si nieva en Buenos Aires el amor va a llegar para quedarse.
Mientras tanto, las cenas seguirán siendo con amigos y las empanadas de delivery.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Ante ultimo episodio

Cuando lo salude al rey oso me dijo que no podía creer como había dejado de lado mucho de la timidez que tenia, mucha de la timidez que me impido, tal vez, acercarme mas él, pero en ese momento era todo alegría. Dieguito, me dicen muchos es esos ámbitos, eso me parecía simpático, cuando el rey oso me abrazo y me dijo,”Dieguito!!”, yo pensé que era un poco grande para ese apodo, y pensé que Dieguito ya era Diego, y me sentí un poco fastidiado de tanta gente y calor y pensé en mi cumple y en las personas que estaban ahí, y que algunas iban a estar en mi fiesta de cumpleaños. Y me canse un poco de la fiesta, y me canse un poco de las fiestas en general.
Pensaba en todas esas personas alegres que un día no me convencieron, pero que si convencieron a alguien más. Quizás estaba buscando un ideal que no existía.
Mientras escribía esto y reflexionaba sobre la vida en pareja en general, y la mía en particular, pensaba en los seis años que pase junto alguien y me parecía que había sido hace mucho (mucho) tiempo atrás, luchaba para convencerme de que no había sido un fracaso en ningún aspecto. Al tiempo que sacaba conclusiones un mensaje de texto llego: ‘’ Hola Diego ! como estas ? como andas de tiempo para vernos? Te invito al cine, quiero verte antes de que envejezcas  chiste!’’ El mensaje era de un muy buen amigo que no veía hace tiempo que se había separado de su mujer hacia una semana y no se lo había contado a nadie. Respondí que cuando él quisiera, y sin esperar una respuesta, después de la oficina me fui directo a buscarlo hasta su trabajo (me había enterado de la noticia de la separación por muy buenas fuentes antes, pero no se lo dije), fuimos a tomar unos mates a su casa. Le dije lo que pensaba del asunto, sobre su relación y sobre su forma de ser (mas bueno que el pan, quizás le falta un poquito de garra , pero yo lo adoro así como es), hable sobre la pareja y las relaciones en general, y era como si pudiera escucharme a mí mismo hablando como si fuera otra persona, me di cuenta que estaba dando consejos y sentí que era un poco más maduro que antes ( no por los consejos, si no porque no le hice ningún chiste acerca de su fracaso con las mujeres y la conveniencia de volcarse al camino de la homosexualidad, lo pensé , no con estas palabras, pero no lo dije)

Hablamos sobre el amor, sobre el sexo, sobre mí y mis relaciones pasadas, sobre que significa fracaso y que significa egoísmo, sobre ceder, poner límites, y el respeto. Sobre cómo encarar el final de una relación y cuando es conveniente luchar hasta lo último. Sobre lo importante que es amar al otro tal cual es, aunque no exista ninguna garantía de retribución o reciprocidad. En definitiva lo escuche hablar, y lo observe tratando de encontrar un camino que seguir, aunque no supiera bien todavía a donde quería llegar . Y me sentí mas amigo de él que antes. El había encontrado a su amor, y pensé (supongo que el también lo pensó) que iba a durar mucho mas. Lo vi sentado ahí, en su departamento lleno de libros, y pensamos en cuanto mejor sería ser adolecentes, por qué haríamos un plan, una estrategia para recupérala mediante trucos románticos, pero ahora estábamos grandes y había que asumir cosas. Y tomar decisiones difíciles.

Mi amigo vive en el 6to piso en el edificio que está justo al lado de donde la fiesta de los osos tuvo lugar el sábado. Así que cuando me iba de su casa, eche una mirada a esa entrada que estaba cerrada con rejas, y también mire las montañas de basura que había a lo largo de la calle Sarmiento, y daba un poco de tristeza todo. Y me fui a casa, encare solito el mismo camino del domingo a la mañana. Sin embargo, en el fin de semana tenía una melancolía diferente, En la fiesta había bailado y sostenido la misma charla de primer encuentro un montón de veces, había prometido volver para continuar esas primeras charlas, pero no lo había hecho en la mayoría de las oportunidades, pensé los besos y las miradas que había habido. Me había quedado hasta el final de la fiesta, cuando ya no bebes más y bailas a tu propio ritmo. Muchos hombres me había invitado a coger, muchas parejas también, muy pocos me invitaron a desayunar, nadie se quedo a mi lado hasta el final, nadie insistió ante mi negativa. Era como si hubiera tanto por ganar en esa fiesta que todos creyeron que iba a aparecer una mejor oportunidad justo después de otra. También los que me habían besado el vienes lo pensaron. Estaban todos eufóricos, todos de buen ánimo.

Cuando me iba de la fiesta, un amigo rezagado me tomo del hombro y me dio a elegir entre el desayuno o compartir un taxi. Elegí el viaje y los dos nos fuimos juntos pero separados, todavía riendo y mirando por la ventanilla gente con suerte parecida a la nuestra que se alejaba sola o en grupos también riendo. Así me fui, baje la ventanilla y los dos pensamos que el viento en los arboles mientras íbamos por 9 de Julio se parecía mucho al que hay cerca del mar. Y los dos pensamos que había pasado la fiesta, que estamos igual que antes y que , en definitiva , una fiesta no te cambia en nada. Mi amigo ,que compartía el taxi conmigo me relataba sus pormenores de la fiesta y lo emocionado que esta de haber conocido a alguien, el es más joven que yo, y quería decirle que cualquier esfuerzo es vano , que no albergara ninguna esperanza, que cuando llegara a mi edad el pesimismo lo iba a alcanzar a él también , quería decírselo a él , pero más que nada quería decírmelo a mí mismo. Pero no pude.
Cuando deje la fiesta faltaban 6 días para mi cumple y era domingo, cuando volví sobre esos pasos por la calle Sarmiento era miércoles y faltaban cuatro días para el cumpleaños número 33. Mi amigo, aun en sus días de penas de amor, lee este blog y me pregunto si de todos eso chicos había invitado a alguien a mi fiesta de cumpleaños. Creo que él quiso de decir que si finalmente había encontrado un candidato más o menos firme, la respuesta es no. Pero si invite a la mayoría de las personas que aparecen a mi lado en estas páginas.

El jueves tengo una cita, con un muchacho con el que hablo bastante seguido y no conozco personalmente aun. Quizás sea él. Pero si algo me dejo semejante fiesta (cerca de 2000 putos todos juntos ) fue que nada es seguro, que hay que disfrutar más y pensar menos (cuando se está en uno de estos eventos) Pero sobretodo que , a pesar de la suerte con los hombres (o las mujeres), siempre vas a tener un amigo que este a tu lado, con una mano firme en tu hombro, si recién te separaste o si no temes a nadie con quien compartir un taxi.
Mi fiesta es en Belle Pop. Una fiesta ochentosa que se pone muy buena. El sábado 21 de noviembre a las 23hs. En San Martin 678 y Viamonte, Buenos Aires.

jueves, 19 de noviembre de 2009

2000 Putos

El sábado a la noche, después de una previa muy (muy) larga, finalmente la fiesta de los Osos de Buenos Aires. Las primeras personas que encontré fueron dos ositos amigos (casi propios) que había conocido hace tiempo a través de un amigo en común. Los dos era personas de más 35 años e independientes. Ambos estaban ahí para relajarse y de algún modo celebrar que eran solteros de nuevo, después de relaciones muy largas, que a menudo vi como algo que me hubiera gustado conseguir para mi mismo. Pero ellos estaba ahí, juntos, y junto a mí, otra vez solos.

Me pregunte en ese momento que era exactamente lo que yo estaba buscando, y ese pensamiento lo tengo ahora también. Si toma tanto trabajo encontrar a alguien especial, y si esa relación especial está sometida a los límites cocidos, esos dolorosos que se alcanzan antes de decir terminar, por qué no conformarse con alguien no tan especial pero, de alguna manera, más posible, o a la mano (y cuya pérdida no nos haga sufrir tanto). Quizás fuera la elección más fácil, por supuesto, esa no es mi intención, la persona especial podía estar en esa fiesta y estaba dispuesto a buscarla, también estaba pensando en lo mucho que me iba a divertir tratando. El primer paso fue dirigirnos a la barra para descorchar el primer New Age, ellos, y yo mi primer fernet. Fuimos a la parte superior, área fumadores, de un salón un poco vacio, y nos dedicamos a ponernos al día, a planear la noche y aplaudir (una ovación de pie) a un negro con pinta de turista que pasaba a cada rato con unos jean muy arriba de la cintura, con una buena razón para llamar la atención de todos. Reímos hasta las lágrimas y conversamos sobre la forma de sentarse en esos sillones blancos, buscábamos la más conveniente para atraer a pasivos o activos según la forma de cruzar las piernas según las elecciones de cada uno. Bajamos al subsuelo, el salón principal, donde la acción me esperaba, al mismo tiempo me encontré con un amigo que había sido mi compañero de andanzas en fiestas anteriores, más gente que me contacto por manhunt, más gente que lo había contactado a él, y así éramos un grupo. Besos cruzados caras conocidas de fotos y nombres que no recordábamos. Fue más o menos lo que iba a pasar el resto de la noche. Tenía tareas asignadas para la noche, entre otras, había recibido recomendaciones de cierto amigo, para observar el comportamiento de varios de los hombres asistentes. Muchos hombres bellos, muchos conocidos y muchos amigos, me encontré con unos de mis mejores amigos, caribeño, ya a esta altura un argentino más, él y sus amigos, junto conmigo hicimos un círculo, nos divertimos bailando y diciendo cosas sin sentido. Como yo, mi amigo caribeño, todo un ejemplo para mi, se dedico a pasearse delante nuestro con sus conquistas y a dejarlos esperando luego con la promesa de reunirse con ellos después. Siempre después, con la esperanza de que alguien especial llegara o por lo menos alguien mucho más lindo aun. Luego recorrí el salón, me divertí con la música.

Me encontré con alguien que durmió conmigo( digo durmió por qué no tuvimos sexo, aparentemente por que el tamaño mínimo de su pene se interpuso entre nosotros) pero el tenia a su lado un novio que no me presento, por lo que tuve que presentarme yo mismo, se conocieron a través de facebook, ciudades diferentes encuentros los fines de semana no muy seguido( me pregunto si una relación así es posible siquiera , si puede ir hacia algún lado, pensé si a lo mejor yo era demasiado vago como para mantener una relación a distancia). Me pregunte en ese momento, si fue casualidad que los viera ahí o me busco para saludarme y mostrarme lo prospero de su relación. El siguiente que encontré fue alguien que siempre me propone acostarme con él, solo y secretamente, o, si es lo que yo prefiero, acostarme con él y su pareja. Nunca accedí pero con el tiempo se convirtió en un amigo. Así que, ya bebido me conto, de sus sentimientos por mi y de su relación, entre las cosas, me conto el por qué de su insistencia en cuanto incluir terceros en la relación, por lo menos en la parte de sexo. El, me dijo, era versátil, y su pareja solo pasivo, su novio no encontraba excitación alguna en cogerlo, solo recibía amor, pero evidentemente no daba el suficiente, por lo menos no el sentido en el que mi amigo necesitaba, así que juntos entendieron que la relación seguiría si encontraban la manera de obtener satisfacción para ambos a la hora de las relaciones sexuales. Y son una pareja abierta. Lo que, otra vez, me dio mucho en lo que pensar. ¿Como se puede amar a alguien y compartirlo? Si amo a alguien lo suficiente, sé muy bien, soy capaz de dejarlo ir, soy capaz de pretender que lo quiero solo como un amigo, si amo a alguien soy capaz de darle todo lo que tengo, pero no soy capaz de quedarme ahí parado viendo que este con otro, prefiero cerrar los ojos y alejarme. Quizás abrir la pareja sea la única manera de estar con alguien por mucho años, quizás esta en la naturaleza de todos los hombres separar el sexo del amor, quizás soy un raro…o sea un raro al cuadrado, un raro entre los raritos. A media que aumentaba la temperatura, la gente circulaba más y mas, las remeras empezaban a ser historia y todos bailaban y era normal saludar a los (apenas) conocidos con un beso en la boca (por lo menos con eso es lo que me encostre, y no me resistí a las tales muestras de afecto). Durante la semana había recibido mensajes misteriosos de alguien que me conocía, pero que no revelaba su identidad, según este admirador misterioso, yo lo había visto a él y lo había mirado fijamente justo antes de darme cuenta de que era el novio de alguien a quien yo conocía. Según él, nos presentaron en ese momento, pero yo no sabía quién era, y trate de ver cuál de mis conocidos en pareja tenía un novio lindo, no para intentar un acercamiento, más bien para averiguar qué tan cercana era esa persona, a fin de contarle las andanzas de su novio por internet. Así que además de recibir invitaciones de parejas consolidadas para tener sexo grupal, también miraba de reojo a los novios de las personas que me saludaban tratando de descifrar alguna señal que delatara su pasión por mí, por su puesto encontré más de uno en esa situación, así que descubrir quién me había confesado su excitación durante la semana fue imposible.
Me encontré con un hombre al que me habían señalado, y yo había conocido por internet, que resulto ser una especie de objeto de afecto para un buen amigo, por supuesto el tipo tenia la misma historia para cada hombre que conocía, pero las historias afectan más o menos a las personas, mientras a mi me causo gracia, a mi amigo le había preocupado un poco(bastante en realidad). Así que iba a conocerlo en persona, para ver de qué se trataba y que me propusiera las mismas cosas solo para ir a contarlas y de esa manera finalmente sacarlo del entorno, pero no salió demasiado bien, el tipo era un oso grandote y muy bien parecido, pero estaba ciertamente drogado y bastante ebrio, eso, sumado a la diferencia de altura y peso, hizo imposible evitar su abrazo entusiasta y su beso en la boca. Me pregunto por qué me resistía, me conto historias que ya me las había contado mi amigo pero con un final bastante distinto. Me aleje rápidamente y pensé que si no fuera un hijo de puta, ese tipo estaba bastante bueno. Los amigos que vieron la secuencia también me preguntaron por qué me resistía, alguno también me dijo que ya lo conocía y no era conveniente tenerlo cerca.

Como me aburro en seguida aproveche la elección del rey oso para escaparme a la siguiente pista. Luego descubrí que durante mi ausencia un osito al que bese una vez, había sido elegido el más lindo de todos

continuara...

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Preparivos Previos. A 7 dias del final.

Buenos Aires tiene un encanto especial para los putos, nos encanta caminar por ahí y recorrerla, nos da una sensación de sofisticación y clase (o más bien diferencia de clases) Cuando vas con tus amigos a comprar algo a ZARA, los putos se sienten como si estuvieran comprando algo en 5th Avenue (claro que si pagas en seis cuotas con tarjeta la ilusión se va rápido). Con todo, Buenos Aires, es una ciudad ideal para ser gay y buscar una cita en un sábado soleado y por la tarde. Miles de posibilidades, infinitos lugares para sentarse a tomar un licuado de kiwi y ananá y ver pasar a los muchachos lindos con anteojos obscuros y remeras blancas que caminan, por ejemplo, por Plaza Armenia mientras responden mensajes de texto con mensajes de texto ( heterosexuales y gays en pareja) o responden mensajes de texto con llamadas (gay solteros). Pensaba en todo esto mientras me preparaba para salir, era sábado era soleado, soy gay y soltero, hubiera sido una tarde ideal para pasear por Palermo, una previa perfecta para la Fiesta de los Osos del sábado por la noche, pero yo tenía otros planes.
En un último intento desesperado por encontrar a alguien que me acompañe, pase por Belgrano, a buscar a una amiga antes de dirigirme al barrio de Flores, para celebrar el cumpleaños de la Hija de mi otra amiga. La fiesta tuvo lugar en una unidad básica peronista (¿donde más?) en el Pasaje Moner Sanz, en el límite entre Flores y Villa Devoto. Cuando asomamos al pasaje distinguimos el lugar con muchos chicos jugando en la puerta y además el marido de la anfitriona (ex jefe y actual persona influyente de la barra brava de All Boys, chofer de un reparto de mozzarella, peronista y gran bebedor de cerveza apodado Gancho), el agitaba su brazo en alto y saludaba a gritos, ¿Qué gritaba el buenazo de Gancho?, ¿gritaba mi nombre? (no), ¿gritaba puto de mierda? (podría haber sido, pero no). El saludaba al grito de ¡Pasteles!, que es el sobrenombre por el que es recordado, aun hoy, mi último ex novio (enero 2008-enero 2009, QEPD). Agarre fuerte de la mano a mi amiga y le pregunte si había traído el espray de pimienta al tiempo que sonreí y salude con la otra mano en alto.

Entramos al lugar y no sonaba LazyTown o Casi Ángeles, la banda de sonido de la tarde era el Reggaetón, yo vestía zapatillas converse a tono con mi remera y mi amiga y acompañante unas hawaianas blancas. Estábamos en desventaja con respecto al resto de los invitados, que tenían zapatillas con doce resortes, en dos aspectos, estábamos como cinco centímetros más abajo, y nuestro calzado no era tan cómodo en caso de que hiciera falta salir corriendo ante el ataque de hinchas de una barra brava contraria. Nos dirigimos en busca de nuestra amiga y anfitriona de la fiesta, saludamos rápidamente a la pequeña cumpleañera (como en concurso de belleza la reina saluda a la primera princesa al momento de la coronación y la descarta), pasamos junto al castillo inflable (curiosamente todos le decían pelotero, aunque no había ninguna pelotita) y fuimos directo a la cocina. Salían pizzas y panchos y, aunque era un cumpleaños de 8, había un freezer lleno de cerveza Palermo y algúna Brahma. Ahí estaba la anfitriona con un vestido al cuerpo con gasas con los colores del orgullo gay, plataformas blancas altísimas, sus rulos color borgoña recogidos y el flequillo característico de la zona(ella es una mujer hija de artistas que recibió la educación de la clase alta de San Isidro, conoció la vida en las calles, fue madre soltera y se las arreglo sola para criar a su hija y más tarde conquistar a cuanto hombre se le cruzo hasta conquistar a quien la acompaña, por ahora, en su vida como persona influyente del barrio y mujer intocable de la barra de All Boys. Tiene masajista personal y, claro, es una de mis mejores amigas además de ser, según ella misma, ‘’un puto mas’’). Lo primero que hicimos fue abrazar a nuestra amiga y pedirle que no nos dejara pero ella estaba ocupada sacando pizzas del horno. “A remontarla con cerveza” fue la consigna. Enjuagamos dos vasitos de plásticos y destapamos una Palermo, practicamos perreo y bebimos sentados en el cordón de la vereda entre posters de Hanna Montana deseando Happy Birthday y demasiados Renault 12 blancos. Celebramos estar juntos y ser tan distintos, hicimos chistes racistas irreproducibles y pensamos que quizás el look para este verano, en esta parte de la ciudad, se diferencia bastante según la edad. Mujeres jóvenes con pantalón babucha de algodón, remera musculosa pelo largo con flequillo y un cuerpo espectacular y un bebe en brazos. Mujeres mayores, de edad indefinida, cabello en varios tonos de rojo o naranja con las raíces bien definidas, con uno o dos chicos de entre 3 y 5 años . Los hombres eran, sin embargo muy distintos, mientras las mujeres jóvenes estaban solas con sus bebes, las mujeres mayores tenían al lado hombres fuertes, masculinos, con brazos trabajados, panza sexy de cerveza, piernas de jugador de futbol, jean o bermuda con zapatillas deportivas impecables y las llaves del auto siempre en la mano, pelo corto, afeitados, verdaderos hombres que no conversan con sus esposas pero son cariñosos con sus hijos, que son como una versión mini de ellos mismos. Pensaba en esos hombres (y los observaba detenidamente) mientras trataba de descifrar cuál de ellos podría haber tenido una experiencia homosexual y que hombre gay tenía ese estilo y, sobre todo, donde podía encontrar uno.
El nombre de mi ex sonaba en mí cabeza, hubiera sido divertido estar ahí con él, se llevaba muy bien con mis amigas y era muy gracioso cuando interactuaba con Gancho, que le decía Pasteles aunque se suponía que ese sobrenombre era un secreto, cuando la hija de mi amiga le preguntaba quién era, el me miraba de reojo y me sonreía, los dos sabíamos quienes éramos y lo que significaba estar juntos, sabíamos que todo el mundo disfrutaba de nuestra compañía, éramos un combo, sabíamos que eran nuestras aventuras, y yo sabía que ahora estas aventuras eran solo mías y quizás por eso las escribo , para compartirlas con alguien. Lo extrañaba a él, es verdad, pero extrañaba mas tener una relación, un cómplice, alguien que se ría de mis chistes más que nadie. Alguien.

La tarde se iba muriendo y nos despedimos de todos, no sin antes sacarle foto a todo. Tomamos el 114 hasta Belgrano. Tenía que prepararme para la Fiesta de los Osos, evento que había sido largamente anticipado por todo el mundo (gay) durante la semana previa. Incluso la noche anterior los muchachos que había besado me enviaron mensajes de texto para confirmar mi presencia. Contactos de Facebook, contactos de otros sitios de internet, muchos encuentros fueron arreglados durante los días anteriores. Alguien, nuevo o no, conocido previamente o no, tenía que dar como resultado lo que estaba esperando hace rato, una cita para el día de mi cumpleaños. Faltaban 7 días. Muchos hombres pusieron expectativas en mi (y yo en ellos pero no lo admito), hombres para los que esa noche era la oportunidad de conocerme y otros para los esa fiesta seria una (reivindicatoria) segunda cita. Muchos hombres que conocía, muchos que representaban la competencia, hombres que me moría por ver, algún ex novio, y sobre todo algunos buenos amigos, dispuestos a pasarla bien(y criticar a todo el mundo).
Me tome el 152 hasta Santa Fe y Talcahuano y camine. La noche estaba clara y fresca, ideal podría decirse, y disfrute de la brisa mientras me fumaba un pucho. A medida que me acercaba a la Av. Corrientes veía cada vez más caras conocidas, aunque cuerpos no tanto. Llegue a Sarmiento y entre a la fiesta.

continuara...

domingo, 15 de noviembre de 2009

Viernes por la madrugada

El viernes por la noche decido a relajarme y simplemente olvidar el hecho de que la suerte, en cuanto a lo que hombres se refiere, me era tan esquiva como la lluvia en Córdoba, cambie los planes que tenia, ir al gimnasio y comerme un Doble cuarto de Libra grill con queso antes de volver a casa, y me hice a la idea de participar de una reunión con 12 mujeres y un montón de chupetines en forma de pene, una despedida de soltera. En principio mi idea era tan solo pasar a saludar un rato y besar a la novia (en la boca), pero encontrarme con una casa repleta de penes creo que me inspiro o quizás fue la cerveza que me tome(después de la oficina con un norteamericano de ojos azules que me ofrecia pasar la noche en el hotel cinco estrellas donde se hospedaba pero me pareció demasiado),buenas amigas me esperaban. El lugar elegido para ir, la Diosa, con show de striptease y banda de covers divertidos incluidos en el menú. Ahí estaba el único gay del lugar, salvo el transformista que animaba todo el show, rodeado de mujeres. Así que hice lo que cualquiera hubiera hecho en mi lugar (bueno, cualquier otro puto): beber. El nuevo O2 light estaba por todos lados y las promotoras, que al parecer querían irse rápido a casa, lo obsequiaban sin mayor desafío que decir un numero del 1 al 10. Cuando entras a un lugar a las diez de la noche es lógico pensar que a las tres de la mañana la fiesta decaiga un poco, las chicas que no beben alcohol y tienen noviazgos de más de 6 seis años de duración empiezan a mirar a la novia con cara de orto y las señoras mayores del grupo directamente yacen inertes al lado de una pila de carteras y, en este caso, penes inflables. Pero yo, claro, estaba en ese punto en el que la inhibición quedo a tras pero todavía uno es capaz de articular palabras y no vomitar al besar a alguien. Algunas de las chicas solteras que parecian salidas de un cuerpo de baile, por supuesto no tienen ningún problema en dejar ir al resto. Y yo no tengo problemas en tomar un taxi y buscar un mejor lugar, donde poder hacer lo que más me gusta(o por lo menos cuando se bebo), besar hombres con barba. Y así lo hice, entre al lugar cerca de las cuatro de la mañana, y lo primero que vi fue un muchacho que reconocí, vivía cerca de mi casa, aunque no me gustaba siempre había estado atento a mis movimientos en el pasado y, llegado el caso, me había acompañado hasta la puerta de mi casa, quizás con la esperanza de que a cambio yo algún día lo bese, quizás esa fuera su noche, pero solo me duro un segundo ese pensamiento.
Vi al primer hombre de la noche, con una barba renegrida con un porrón de Quilmes en la mano, sonriéndome apoyado en una columna. Habíamos salido un vez, y habíamos tenido sexo una noche, con horarios laborales opuestos a los míos nunca volvimos a encontrar el momento y lo que empezó bien un dia ,se disolvió. Pero esa noche estaba ahí. Me acerque y lo bese. Nos besamos. Alrededor nuestro, bailaban. Pero algo llamo mi atención, así que fui a buscar mi consumición hasta la barra y volví, pero antes me detuve ,al lado de mi hombre de barba estaba, bajito, rubio, sin remera y con el pelo mas revuelto que había visto, bailaba y sonreía, en una lugar donde muchos me sonreían, era de puerto rico, en buenos aires, en su ultimo día en la cuidad, Y lo tome de la cintura y nos besamos. Se sintió muy bien. Tenía la altura indicada y besaba muy bien pero se tenía que ir y así lo hizo. Me pidió mi correo electrónico, pero no se lo dí, “capaz nos cruzamos otro día, en la vida” le dije y volví a la columna donde había dejado a alguien esperando. Me bese por varios minutos, deje que me abrazaran, baile. Fuimos a un lugar más tranquilo y hablamos y quedamos en vernos al día siguiente, en la fiesta. El se fue yo me quede. Subí las escaleras en búsqueda de un cigarrillo y quizás el hombre de mi vida. Pero me encontré con alguien que me tomo de las manos y fue amigable conmigo por segunda vez en la vida(y nos habíamos visto mucho más que dos veces), traía noticias propias que sin embargo, me hicieron recordar algunas cosas, que esa noche, hasta ese momento, no habían cruzado mi mente. El se había peleado con su mejor amigo cuyo novio no aceptaba algunas actitudes que esta persona expreso en alguna reunión. Su mejor amigo era el chico que yo conocí un año nuevo, y me pareció que yo nunca me interpondría entre mi novio y sus amigos, pero que llegado el momento me gustaría que mi novio me eligiera a mi por sobre cualquier otra persona. Y pensé en el amor, y cuanto uno puede dejar de lado por alguien, pensé en que necesitaba una tregua, un descanso, había hecho mucho, había si bueno con muchas personas, que merecía alguien que me eligiera por sobre todas las cosas o personas. Subí esas escaleras como en cámara lenta y pensé mil cosas en esos segundos que tardas en subir escaleras cuando toda la concurrencia parece estar bajando. Pensé en el verano, y la playa y en estar parado con alguien mirando el mar de pie, con los brazos cruzados por que hace frio y es el atardecer, riendo y recordando los sucesos del día que se parecen a los de cualquier día pero que a vos crees que son extraordinarios solamente porque alguien está con vos, viviéndolos, divirtiéndose igual que vos, guardando en la memoria cada segundo que pasas con él, llegue al salón fumador. Lo primero que me golpeo fue el rumor de la gente hablando, un rumor decadente, después el humo y después la música a todo volumen, con un parpadeo y un suspiro seguí. Me prendí un cigarrillo, un gitanes blonde, curiosamente los fumo en honor a un amigo, a quien no veo hace rato porque su novio no me banca. Vi a mi vecino, con amigos de él, dos brasileños que habían venido para la fiesta del día siguiente, pero además había un petiso. Un gordito y bajito con pelo corto y una camisa abierta como chofer de la línea 60. Me gusto, pero era difícil. Me invitaron a unirme al grupo, mi vecino estaba interesado un brasilero muy alto que parecía estar interesado en mi, otro brasilero, el más lindo del lugar ese día, que no conversaba con nadie, dos argentinos más que están cada uno en pareja, uno ya querido volver a casa para ver a su novio, el otro que era abogado ( no me pregunten porque pero cuando un puto es abogado uno siempre se entera de eso) y estaba en pareja con un policía, trataba de pensar a qué lugar podíamos ir todos juntos a tener sexo, todos juntos, también había una mujer heterosexual. El brasilero más lindo se fue solo en un taxi y el resto fuimos a desayunar. En frente mío, en la mesa, estaba el petiso que me conto los pormenores de una noche alocada. En la que había besado a varios. Me dijo que era de tortuguitas y tenía que irse. Compartimos un taxi a retiro, y nos besamos a lo largo del viaje que duro $ 8.00. Caminamos hasta el andén y le di mi número de celular y me dijo que nos veríamos a la noche en la fiesta.
Volvi a casa a las ocho de la mañana. Y dormi hasta el medio dia. Al despertar me tome 1.5 lt de fanta naranja light sin gas y bien fría. Me prendí un cigarrillo pero lo apegue enseguida. Era sábado. Tenía varios mensajes de texto. El primero me recordaba de uno de los compromisos que tenía esa tarde. El otro era del petiso que me decía que esperaba verme y que guarde su número de celular. El otro me preguntaba donde estaba y me había llegado como a las cuatro de la mañana. Era el sábado de la fiesta , y la ultima parada antes de ‘mi’ fiesta de cumpleaños

Continuara…

lunes, 9 de noviembre de 2009

En agosto es verano en Madrid.

El mes de agosto me dio un respiro en esta búsqueda frenética. Un viejo amigo había vuelto de España a quedarse en Buenos Aires por un mes.
Nos habíamos conocido en el primer año del colegio secundario, el Colegio Nacional de Quilmes. Pasamos por mucho los dos, cada uno con su propia adolescencia problemática encontramos, cada uno en el otro, la forma de pasarla bien y divertirnos como locos.. En ese entonces , aprovechando la ausencia de padres , pasábamos los días en su casa, y los pasábamos animadamente, excepto claro, los fines de semana , cuando salíamos e íbamos a recitales ( los que más me gustaban era los de Fabulosos Cadillacs) o simplemente salíamos a los bares de Quilmes , o nos tomábamos el colectivo 22, para ir a la capital y visitar toda clase de antros de música Heavy metal( La cruz) o de rock & roll ( la Negra), así hasta que un día a mí se me ocurrió que estaba enamorado de un hombre y por supuesto se lo conté a mi amigo el gordo, sobre todo porque tenia que explicar mis reiteradas ausencias. Y, entonces, se lo conté. Una noche de viernes en su casa, como tantas otras noches, nos preparábamos para salir, el se estaba bañando y yo esperaba en su habitación, en la otra habitación había un grupo de chicas, amigas de su hermana, disfrutando un Pijama party, al verlo cruzar el pasillo envuelto en una toalla, le gritaron bastantes cosas (por no decir de todo) y para cuando entro a la habitación ya estaba todo colorado. Se sentó en la cama junto a mí , y antes de que se pusiera los calzones le dije:”la razón por la que no estuve saliendo últimamente es que tengo un novio y soy gay “, la verdad, paso de colorado a un poco pálido y me respondió, mientras se ponía sus calzoncillos color turquesa con estampado de Bugs Bunny, que estaba todo bien, que a él le parecía que había que tener huevos para tomar una decisión así y decirlo , y me aclaro, que entre él y yo nunca iba a pasar “nada” , lo que me causo mucha gracia y me hizo reír, pero le respondí que yo sabía que iba a estar todo bien igual y que iba a yo iba poder vivir con eso.
Apenas volvió me llamo y arreglamos para vernos en una esquina en el centro de Quilmes, y mientras esperaba, tenía la sensación de que quizás las cosas entre nosotros, después de cuatro o cinco años sin vernos pudieran haber cambiado, que quizás estaríamos en lugares distintos. Mientras esperaba en la esquina lo veía venir, el me miraba casa vez con una sonrisa cada vez más grande y antes de llegar a donde yo estaba, se escondí atrás de una puesto de flores como si yo no lo hubiera vista y asomo la cabeza por el otro lado. ”Sigue siendo un pelotudo” pensé, nos abrazamos un buen rato y fuimos amigos como siempre.

Hablamos y hablamos de los que habíamos hecho todo ese tiempo cada uno por su lado y recorrimos algunos bares, era martes a las once de la noche en Quilmes, pero no importaba. Tomamos las primeras cervezas con pizza en la Continental y después seguimos por lugares que nos parecían los mismos, nosotros habíamos cambiado la forma de verlos.

En uno de los fines de semana que pasamos juntos, me acompaño a una pequeña fiesta organizada por amigos míos en el barrio de Belgrano, cerca de Monroe y Moldes, donde bebimos, para variar y fumamos, conoció algunas personas muy importantes para mí, incluso algunos de los que poblaron algunas de las entregas anteriores, nos retiramos para seguir la fiesta en otro lada, nos acompaño una de mi amigas. Primero fuimos a San Telmo, a tomar un moscato cerca de la plaza Dorrego. Luego nos fuimos para el microcentro, al bar Rede Bell, conocido por ser un bar de motoqueros, por la calle Rivadavia, cerca de la Plaza de Mayo, la música era básicamente, heavy metal y hard rock de la década del 80, y bailamos al ritmo, y bebimos fernet, mi amiga bailaba entre los dos, girando y besándonos alternadamente, a mi amigo bastante más intensamente que a mí, que ya la había (solo) besado con anterioridad. Las luces se encendieron y nos desalojaron. Y el batido de los pelos de los parroquianos se empezaba a desinflar, el próximo destino fue la Boca, donde mi amiga vive en un departamento con vista a la Bombonera, pero antes faltaba algo. “Uds., hijos de puta van a coger, así que primero vamos a conseguir un chongo para mi, así también la pongo” dije más o menos con esas palabras. Así que nos desviamos hasta la calle Marcelo T. de Alvear, para encontrar alguno Taxi (boy). Ya era la mañana , así que no había ninguno, pero si hubiera habido alguno estoy (casi)seguro de que no lo hubiera llevado con nosotros, Pero fue muy divertida la cara de espanto de mi amiga, y el gesto de resignación de mi amigo que lo único que dijo fue:” mira lo que me haces hacer gordo”. Me desperté al medio día, y me asome al balcón. Era un día hermoso y la tribuna se veía perfecta. Había dormido en un sillón, que era una butaca de F-100 con tres gatos siameses gordos. Volvimos manejando a Quilmes por el acceso sudeste. Teníamos otra anécdota más, para una larga lista que tenia ahora 20 años, hecho sobre el que reflexionamos mi amigo, el godo, y yo.

El vivía en España, se había casado y separado, y cuando le pregunte al respecto, inmediatamente contesto:” A mí me preguntas, sabes cómo soy, soy como vos, no estamos hechos para eso”. Pensé en esa idea, mientras nos fumábamos un porro en la terraza, y legue a una conclusión. El gordo se equivocaba y recordé, como pude, el motivo por el cual yo no había viajado a España cuando él y otros amigos lo hicieron, en aquel momento, (no había terminado la universidad y) estaba enamorado. EL gordo me dijo que esperaba que la próxima vez que nos viéramos fuera en Madrid, que la vida gay en la ciudad era fabulosa y que a mí me eso me iba a volar la cabeza, y que Chueca tenia las mejores fiestas.
Quizás fue porque lo tenía otra vez al gordo codo a codo, o porque en ese momento me dolía el corazón , quizás porque soñaba que si expresaba ese deseo en voz alta alguien me iba a pedir que reflexione y me quede, porque a lo mejor pensaba que alguien me iba a querer acompañar. Por uno de esos motivos le prometí a él, y a mí mismo, ir.
Se fue el 15 de Setiembre y se lamento porque no iba a estar el día de mi cumpleaños (Faltaban poco mas de 2 meses), según él, porque iba a estar lleno de mujeres, pero yo que es (también) porque no va a poder emborrarse conmigo como hacíamos en mi cumpleaños y en el suyo.
El día antes de irse salimos por última vez, fuimos a una fiesta Drum & Base en Bharein y bebimos champagne con Speed., volvimos a Quilmes, pero antes paramos en Avellaneda, frente al Hospital Fiorito, a comer panchos. Después me dejo en casa y ahora lo extraño un poco.
Faltan, mientras escribo esto, 17 días para mi cumpleaños y no puedo dejar de pensar que, de algún modo, los novios van y (a veces) vienen, pero los verdaderos amigos están siempre con vos y, aunque estés muy lejos, brindan por vos, en Madrid o en Lomas de Zamora, y cuentan tus anécdotas el día de tu cumpleaños. Hoy tengo una cita , a las 19.30 en el Alto Palermo.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Amigos y amigos de los amigos

Luego de un fin de semana agitado, me encontré con una invitación, el evento era un asadito el domingo siguiente con varios amigos de un viejo laburo. La idea era comer algo y juntarnos, más que nada, porque nos divertimos mucho cuando estamos todos juntos. Uno de los invitados a la fiesta era un buen amigo mío, con el que sin embargo nunca compartimos mucho tiempo juntos aunque nos encanta, sobre todo a mí, cada vez que nos cruzamos por ahí, en una fiesta o en un recital. La gracia de cada encuentro es que yo le confieso mi amor y el promete avisarme si algún día, después de algún accidente cerebro-vascular, decide convertirse en gay. Este amigo en particular me había contado hace un tiempo que uno de sus viejos amigos de la infancia había salido del armario con resultados muy positivos en un principio pero que últimamente estába solo, y mi amigo pensó que sería bueno si nosotros dos salíamos. Supongo que habrá pensado que , además de ser ambos amigos de él, los dos éramos gay lo cual al parecer de un heterosexual , metro sexual, pibe de barrio, e hincha de independiente es motivo suficiente para que dos personas salgan juntos a tomar algo .
Quizás lo hizo solamente para librarse del acoso al que lo someto cada vez que lo veo (pero ese es el precio que tiene que pagar por ser mi amigo y también porque yo me tengo que fumar sus historias de putas tristes y desencuentros). Tal vez, solo considero mi precaria situación sentimental y se apiado. Le dio mi correo electrónico a su amigo y el contacto siguió su curso.
Nos comunicamos por MSN (que es a los gays lo que el lenguaje de señas a los sordomudos, el MSN también es a los gays sordomudos lo que es a los gays que hablan y escuchan pero sin embargo, estos últimos, mueven tanto las manos al gesticular, sobre todo al hablar por celular a lo largo de la calle Florida, que parecen sordomudos hablando por lenguaje de señas). El encuentro fue en un bar irlandés por la av. Rivadavia (convenientemente) cerca de su departamento. Tomamos fernet y hablamos sobre los ex (que es a los gay lo que una charla sobre repostería, hijos y muerte súbita a Maru Botana). Después de compartir nuestras historias decidimos seguir tomando fernet pero en su casa. La verdad el muchacho era mucho más lindo en persona que lo que era en las fotos que había husmeado en el facebook del amigo que me lo presento y lo que era más importante (además de un incentivo) era mucho más lindo que yo. Llegamos a su casa y hubo una mínima charla de sofá, y luego a la cocina a preparar más fernet, antes de que la bebida llegue a la mesa vino el primero de muchos (muchos) besos.
Cogimos (¿Qué iba a decir?)En varios lugares de la casa, varias veces. Sexo que por cierto me lleno de satisfacción. Luego un poco de música y le agregamos hielo al fernet. Escuchamos Jamie Cullum, canciones que recocía y ninguno de mis pasados novios había tenido el más mínimo interés en escuchar alguna vez. Y después cogimos otra vez más. Ya era tarde y como él compartía el departamento con un amigo nunca hablamos de pasar la noche juntos (aunque hubiera estado bueno). Así que a las tres de la mañana partí (para tomarme el bondi a Quilmes). Caminamos de la mano, y nos reímos bastante de nuestra suerte y de nuestro amigo en común y sus mujeres y de lo tierno que suelen ser los amigos heterosexuales varones, nos abrazamos para cubrirnos del frio, me despidió con un beso en los labios y la promesa de volver a vernos.
Mientras viajaba (y sonreía) me llego un mensaje de texto que decía:” la pase muy bien, avísame cuando llegues” (ante lo cual realmente sonreí). Había sido una cita muy buena, la había pasado muy bien con un hombre realmente lindo, delgado y con rulos, que se dedicaba al arte además de su trabajo formal. Me sentía reconfortado de tener tantas cosas en común con él y más o menos la misma edad.

Al llegar a casa, envié el mensaje de texto que explicaba lo agradable que la noche había resultado para mí, y lo tranquilo de mi viaje y la llegada a casa. Lo curioso es, lo envíe a un destinatario equivocado, lo envié a alguien que no me había pedido que le avise nada y seguramente no estaba preocupado por mí, ni por mi paradero. No tuve fuerzas para escribir un mensaje de disculpas por equivocarme el número y mucho menos para escribir el mensaje para el destinatario correcto. Me fui a dormir.
Al día siguiente me fui a Colegiales , a comer un asadito con un grupo de gente que yo quería mucho y que hacía tiempo no veía (reunida).Entre ellos estaba mi amigo el intermediario de mi cita de la noche anterior, al que le relate los pormenores de mi encuentro ( el tenia las palmas de las manos tapándose los oídos al grito de ‘no quiero saber , no quiero saber…no quiero volver nunca a esa casa’)pero me preocupe por omitir, sin embargo, lo fascinado que estaba con su amigo y lo bien que la había pasado más allá del sexo.
Al fin de semana siguiente había una fiesta en Palermo en la casa de una amiga brasileña, y sin dudar mucho le pregunte si quería venir conmigo. Como era de esperar me contestó que ya tenía planes para ese fin de semana, y quedamos en hablar para hacer algo en el siguiente fin de semana. Lo que significaba (en ese lenguaje que todos conocemos) que su mente y su cuerpo ya enfocados en alguien más. Para amenizar la noche me asegure de que hubiera muchos invitados a la fiesta esa noche.
Entre ellos estaba un (no tan viejo) amigo que invite especialmente (un poco porque vivía en frente del lugar de la fiesta y otro poco porque había algo pendiente), un osito muy lindo, amistoso (por cierto) y comprometido. Para cuando el llego yo ya había bebido caipiriña preparada por un brasileño de los más bonito y fumado de lo mejor que se consigue en Palermo Hollywood. Cuando nos vimos nos besamos, nos abrazamos con fuerza contra la pared de la cocina. Los dos sabíamos lo que seguía y sin decir mucho fuimos a una de las habitaciones, pero estaba ocupada, ahí está mi amiga brasilera, dueña de casa y cumpleañera cogiendo con un Mimo (como llego a esa situación y lo que paso al día siguientes son historias que un día voy a contar) así que nos dirigimos a la siguiente habitación y entramos. Ni bien cerramos la puerta nos besamos, como si hubiéramos esperado mucho tiempo, como si toda la tensión sexual finalmente explotara. Con fuerza lo tome de la muñeca y lleve su brazo atrás de su espalda y con mi otra mano lo tome del cuello justo por debajo de la nuca y nos besamos profundo. Nuestros pantalones ya estaban por las rodillas. Golpearon la puerta, nos detuvimos solo un segundo (nos dimos cuenta que estábamos en un baño con una bañera llena de hielo y bebidas) sonreímos y seguimos. Con un movimiento bastante brusco y la respiración cada vez más agitada, me tomo más o menos de los hombros y cara dio contra la puerta, y él empezó a besar y morder alternadamente mis cuello, mis hombros, mi espalda y sentí todo su cuerpo contra el mío (me di cuenta justo ahí que algo entre nosotros dos no había si charlado de ante mano).Seguían golpeando la puerta. Como en una lucha, cambiamos posiciones, pude degustar el sabor de su transpiración en toda su espalda y mas allá. Pero la lucha podía seguir mucho tiempo y la gente esperaba su bebida y a él lo esperaban en casa. Decidimos declarar empate (tiempo después tuve revancha y resulte ganador).
Al mediodía del día siguiente vi que el día estaba nublado y hacia un poco de frio, me incorpore en el sillón y distinguí al mimo tirado debajo de la mesa y pensé que era tiempo de volver a casa.
El candidato de la semana anterior se había enamorado de un oso enorme de Rosario (para el que yo, con treinta kilos menos, no era competencia). El mensaje de texto que envié al destinatario equivocado se lo había enviado a cierto muchacho que había conocido un año nuevo hace tiempo.

Faltaban como 4 meses todavía para mi cumple y pensaba en eso, mientras bajaba hasta Cabrera a tomarme el bondi, con anteojos obscuros y fumando un pucho.

martes, 3 de noviembre de 2009

Domingos de Super Accion

Era ese domingo tan soleado que daba la sensación de que hacía calor. Respondí el llamado del pasado que volvía. Hablar con un ex por primera vez desde la ruptura puede ser confuso. Y fue mi pensamiento de las cosas vividas lo que me llevo a pensar que quizás un simple reencuentro de un domingo a la tarde, podía ser un reencuentro, a secas.
Según él, necesitaba hablar conmigo y aclarar lo que había pasado, y de ser posible esa misma tarde. Sin decirle que yo estaba lejos de mi casa, accedí a un encuentro en nuestro lugar de siempre como a las cinco de la tarde. Llegué tarde (pero él me esperó).
Tenía en mi mochila solo una remera limpia y no dude en usarla, era una remera verde, Vans en gris estampado en el pecho, que era, la remera favorita de mi ex, que yo le había obsequiado pero en la urgencia de la separación había vuelto a mí, su dueño original, por casualidad ( No creo en devolver regalos cuando algo se termina, él tampoco, según me entere su costumbre era juntar las cosas obtenidas a lo largo de una tortuosa relación y quemarlas en el jardín de atrás de su casa. Suerte para mí que me quede con su/mi remera favorita)
Cuando nos vimos lo note más flaco, con mas anillos, y un nuevo corte de pelo. Lo primero que me dijo fue:” esa remera es mía”, y yo solo sonreí (pensando en la fogata). Luego de las cortesías y las preguntas por los amigos que cenaban con nosotros le pregunté que quería. Él me respondió que quería saber que había pasado y la razón por la cual nos habíamos separado. Le respondí (con una sonrisa):” te deje por que sos un co-dependiente de mierda”. El se dedico a explicarme como yo lo había conocido de esa manera y lo había amado también y que la gente no cambia. Pero yo sabía que la gente sí cambia, que yo había cambiado y como consecuencia de ese cambio lo deje ir aquel 4 de enero y ya no estaba más con él, pero eso no se lo dije, en cambio, propuse:” Si querés volver conmigo, volvamos, pero ahorremos el drama y la película de hallmark, hablemos después”. “Por ahora no”, fue su respuesta.

Entonces continuamos la charla y reflexionamos sobre el tiempo en el que estuvimos separados. Yo sabía que él había tenido al menos 2 relaciones en los (pocos) meses que no nos habíamos estado juntos. Me lo había cruzado una tarde en la que yo caminaba apurado por la calle florida, casi llegando a la Av. de Mayo, por el Burger King, él venía hablando por celular, fumando y siendo llevado del hombro por un muchacho poco agraciado pero más alto que yo y con pelo. El mismo que había sido visto por dos amigos míos casualmente ambos heterosexuales, por lo que el juicio sobre la belleza del tipo en cuestión fue más bien escueto. Uno de ellos me dijo que tenía cara de marmota, y me dijo que se llamaba Pedro por que había sido presentado por mi ex, el pastelero. El otro de mis amigos me dijo que no los saludo por respeto a mí, pero que sin dudas yo era más lindo que él. Con esas dos opiniones me había quedado tranquilo (solo por un rato, claro). Se ocurrió comentar estas opiniones con un amigo (gay) por MSN, y me contesto que , por lo general, los que son feos y con cara de marmota tienen una pija grandota y cojen “a lo bruto”, que seguramente a mi ex novio se lo estaban “re-cojiendo” y que por tal razón estaría feliz de salir con un feo( Creo, que los gays tienen cierta cualidad para decir cosas completamente relacionadas con el saber popular en momentos en que nadie, especialmente otros gays, quiere escuchar) En conclusión, mi ex novio había rehecho su vida con un semi-retardado que se lo cojia (literalmente) a lo bobo.
Volviendo a esa tarde, le pregunte a mi ex si estaba solo, ante su respuesta afirmativa, sonreí y le dije: “menos mal, porque ese novio que tenias, Luis, era muy feo”. El me dijo que se llamaba Pedro, que era muy bueno, que ya no estaban juntos pero eran amigos, y que lo había conocido antes que a mí pero que a lo largo de nuestra relación Pedrito (pobre) había esperado pacientemente y continuado en contacto. Simplemente no le creí. Pero no se lo dije, en cambio, me alegre de que haya tenido un novio y pueda seguir siendo amigo.
En definitiva hablamos de otros temas, y nos distendimos. Seguí con los chistes sobre Pedro, hasta que él se empezó a reír también.
Era bueno verlo y así se lo dije, además le dije que espera encontrarme con el pronto, que lo que realmente importaba era que los dos éramos distintos ahora, que éramos dos personas que se habían amado, se habían equivocado y había crecido en el proceso. Le explique que el amor y el respeto se pueden transformar y los novios pueden llegar a ser amigos. El estuvo en completo desacuerdo. Pero si acordamos volver a hablar pronto.

Volví a casa, solo, cansado y melancólico. Llamé a una amiga para que me venga a ver y contarle todo, pero no estaba disponible. Mi amigo, el dueño de casa, llamo para saber detalles del fin de semana que estaba pasando, le informe brevemente. El se rio, se asombro, se compadeció y volvió a asombrarse por mi suerte. Me quede en ese departamento solo, mirando por la ventana, ya empezaba a hacer mucho frio. Me pedí un matambre a la pizza con fritas, llame a mi jefe por teléfono y le dije que ese lunes feriado iba a ir a la oficina a sacar el trabajo atrasado. Mientras comía y miraba Operación Triunfo me sentí un poco patético y amargado. Decidido me fui a acostar, pero antes me conecte.

Estaba ahí sentado, mirando fijo el monitor, como si no supiera manejar el mouse. MSN abierto, inmóvil. Hasta que él entro. Era el muchacho que había conocido en el año nuevo y estaba ahí (virtualmente) conmigo. Tenía que decirle algo, tenía que decirle que a traves de los meses y las largas charlas durante las horas de oficina había deseado, y deseado otra vez, tocarlo porque casi no podía recordar ya la suavidad y el olor de su piel. Le tenía que decir que deseaba besarlo y hacerlo reír, quería prometerle que solo iba a conocer la mejor versión de mí. Que me iba a alegrar de verlo cada vez que nos encontremos. Quería decirle que todo lo que sentía cada mañana que nos decíamos buenos días por MSN y la frustración que sentía si llegaba el medio día y el no me había hablado, quería decirle que todo eso, que existía la posibilidad de que todo eso, significara simplemente que pensaba en él todos los días. Que lo quería. Que esperaba que todos los momentos que habías pasado juntos fueran por los recordados en tan alta estima como los recordaba yo. Que toda, la insatisfacción y las citas frustradas no me importaban, que el único vacio que nunca se lleno era el que había dejado el. Quería decirle que había escrito mil cartas que nunca envié. Que había soñado que estábamos juntos y cuando me desperté me sentía muy bien. Pero no lo dije, tampoco le dije que a veces, otros domingos había escuchado canciones tristes sobre amantes y rechazo y había pensado en el. Supongo que de todas esas preguntas ya sabía la respuesta. En cambio, le dije cosas triviales y obscenas que fueron bien recibidas por el. Lo invite a ver mi cámara web y él me invito a ver la suya. Obtuve lo único que podía obtener, una imagen, algo que estaba a simple vista pero era tan claro como inalcanzable. Nos sacamos la ropa y lo vi tocarse Lo vi sonreír con ganas, y lo vi excitado como estaba yo. Fue un placer muy raro. Otro momento que me lleno de preguntas que no me atreví a hacer nunca, otro de esos momentos que uno sabe bien que siempre van a quedar grabados en vos pero al mismo tiempo sabes que para el otro carecen de importancia, o son, apenas, una anécdota. Sentí ganas de ir corriendo a buscarlo, de sentir su cuerpo contra el mío. Quería saber que sentiría el si lo tocaba.
Cuando él me escribió que le de un minuto de tiempo, lo vi atendiendo el celular y me di cuenta que era su novio que lo llamaba antes de ir a dormir. Pero hice de cuenta que no me había percatado en lo mas mínimo y luego del minuto seguimos adelante hasta el final.

Quizás estas líneas no sea bien recibidas, algunas páginas anteriores no lo fueron. Pero de todo lo que escribí algunas cosas las invente, otras las escuche de boca de mis amigos, y algunas me pasaron y todavía perduran. Algunos amigos me gane y el corazón se me rompió un poquito y se me estremeció cuando volví a recordar para escribir. Si las cosas que suceden en la vida tienen un significado, creo que una búsqueda como esta sucede por una razón. Quizás mi idea de escribir fue una excusa para llegar a este punto exacto y escribir justo lo que escribí y que sea leído solo por una persona. Quizás creía que mágicamente estas líneas, como una carta de amor de despedida, iban a producir ese efecto que todos esperan cuando la última acción desesperada es escribir una carta de amor, que la persona que es el destinatario tenga de repente un cambio tan notorio que le haga abrir los ojos y reconsiderar los motivos por los cuales te abandono. Pero todo aquel que alguna vez se enamoro, y escribió la misma carta mil veces y la tiro a la basura, el que tiene un mail hace dos meses y cada vez que lo está por mandar se imagina la respuesta y lo guarda como borrador una vez más , los que salen del MSN y se vuelven a conectar para ver si alguien que no se había dado cuenta de su presencia les habla, saben muy bien , y lo sé yo también , que nunca las palabras escritas cambian el parecer de alguien, ni las buenas acciones y no los favores , ni convertirte en su mejor amigo. No existe un momento justo para ir a buscar las cosas que dejaste el departamento que compartías cuando pensabas que todavía podías volver. No hay regalos, ni fechas de cumpleaños, ni ningún otro momento justo en el que hablar. Nada de lo que hagas puede hacer que alguien que no te quiso antes, te quiera ahora. Aun así estas líneas exorcizaron algo en mí. Dijeron cosas para que sean leídas como un último suspiro, como volver a leer la última línea del final de un libro antes de guardarlo en la biblioteca.

El lunes fui a trabajar y después volví a casa, a Quilmes. Mientras escribo solo faltan 19 días para mi cumple numero 33 y tengo una lista de 52 invitados confirmados y 70 que me contestaron que puede ser que asistan. De los 50 que aun no me contestan solo hay uno que me interesa ver especialmente(por razones que son un secreto). Y de los que no están invitados solo hay uno que espero poder llegar a invitar antes de que llegue la fecha, aunque todavía no lo conozco.