Diego Sale a Cenar

Trato de explicar por qué algunos nosotros recorremos las calles de Buenos Aires solitos . Buscamos el amor o una cita, un amor para toda la vida aunque dure solo un día.

Me Visitaron

viernes, 30 de julio de 2010

Siempre se esta volviendo

"...Más conviene ocultar ese rasgo de nuestro carácter (como si uno cambiara en función de otro, como si pudiéramos suprimir quienes somos individualmente, para que nuestro individuo deje de ser individual y sea compuesto, que es el único estado que nos hace colectivos, o sea aceptables para este arca de Noé en que se transforma la vida cuando tenés muchos amigos de mas treinta años.)"








Es difícil tener la valentía de disfrutar y es que es muy difícil aceptar las cosas buenas. Desconfías, y desconfías. Ya te engañaron en el pasado, no hablo de los cuernos que tenés en el medio de la frente, esos les tocaron a más de uno en más de una oportunidad, hablo del engaño que es decepción. Conoces a alguien nuevo, lo ves, te ve, lo tenés todo nuevo, todo por delante. Te llama, en justa medida, te dice que le gustas mucho y te susurra cosas al oído, casi por equivocación va diciendo que te extraña con frases del estilo:”ayer pensé en vos”, y te asustas. Pensas que es un tarado, pensas que tenés todas las ganas de entregarte y de que las cosas sean fabulosas. Pero sabes, siempre sabes, que al final, todo te va a decepcionar, y en el mejor de los casos no te va a romper el corazón, aunque es muy probable que sí. Cómo protegerse de lo que es desconocido?, es un asunto importantísimo, es lo que hace que tanta gente permanezca aislada y tema a lo que no puede ver, y que está del otro lado de cualquier puerta, a la vuelta de cualquier esquina de cualquier pasillo de cualquier empresa donde trabajes o entre las góndolas de un Coto que te hacia el 5% de descuento los martes. Es un temor bastante estándar y comprensible. Casi que no tenés que ir a terapia y lo solucionas con una conexión a internet y el teléfono de (en mi caso) Los Tres Dragones. Te quedas en tu casa y listo.
El temor a lo que reconoces fácilmente, a lo que es familiar ( ojo , no es el miedo a tu Tía Lita y sus lunares, lo familiar quiere decir lo que ya experimentaste con anterioridad), el miedo a un sentimiento que ya sufriste (en el buen/ pésimo y verdadero sentido de la palabra ) y que, sabes, es capaz de abrirte el pecho y sacarte el corazón, para clavarlo en un estaca en el medio del camino , para dejarlo como advertencia para los viajeros de todo el mundo que se arriesgan a ese camino desconocido/conocido. No sos capaz de volver a confiar, no ahora, ni tampoco después. La confianza solo llega al final, al final final, a final “es hora de que hablemos “final, cuando no pensabas en el final. Cuando el miedo parecía vencido. Al principio tenés terror a enamorarte, sobre todo si no sabes si lo que el pibe te está diciendo es verdad. Seguramente es verdad, pero es sencillamente imposible para las personas (y para los putos más aún) atenerse a las palabras de otra persona, cuando alguien te dice que ayer pensó en vos, por dios, lo más probable es que estaba al medio día comiendo las sobras del día anterior, de una cena que te preparo y vos te desviviste por elogiar y simplemente se acordó de vos, pero, claro, no es sencillo. Uno piensa, ah (sonido de suspiro) me extraña! O, la mas de las veces, Ah! (sonido de Psycho) me extraña!, y corres la cortina del baño desesperado para ver si lo tenés ahí, metido en el baño, a punto de liquidarte con la baguete que compraste vos en esa panadería artesanal/careta , pero que se puso igual de dura que la compras en el chino. Tenés miedo de que alguien te quiera, querés que te quieran, pero por un motivo (el que recién vas a vislumbrar al cuarto año de terapia) pensas que es mentira.
Pensas que es mejor hacer todo lo posible para desalentar al pobre tipo que la vida, irónicamente, puso enfrente tuyo justo después de que te dieron el alta en el Moyano, después de la depresión causada por tu último “amor de tu vida”. Y haces todo lo que está a tu alcance para interponerte entre el pobre diablo interesado en vos y…vos mismo. Te convertís en tu propio guardián armado, que no deja acercarse a nadie sospechoso, te convertís en tu único amigo, el que te va a decir la verdad imparcialmente aunque sea la más terrible, te convertís en tu vieja, que te da de comer todo el tiempo, como medida irrefutable para hacerte sentir mejor, te convertís en tu psiquiatra, y te auto medicas para calmarte. Y así, con vos como tu propio ejército privado, te alistas para dar batalla, la última gran batalla de tu vida (o por lo menos hasta el mes que viene cuando te toca empezar el gym para prepararte para el verano), la batalla para evitar ser lastimado.
Todos sabemos, que uno se cruza con buena y mala gente en la vida, y cuando digo que es gente buena y mala, no quiero decir que te encontras con gente buena alguna vez y después en una oportunidad distinta te cruzas con alguien que es malo, hablo que de las personas que uno se cruza, todos, son buenos y malos a la misma vez. Todos son unos panes de dios, pero también pueden atropellarte con su auto. Cualquiera puede hacerte reír, y al siguiente minuto, puede herirte tanto que no pares de llorar hasta la próxima estación del año. Pero a lo mejor lo que me pasa ahora, digamos en estos días, es encontrarme una y otra vez a las mismas dos personas, bueno una es la misma, y la otra es la misma persona en muchas. La misma persona que va y viene, y va y va y vuelve a ir, y cuando pensas que va, es que se va pero después viene y la segunda persona son los hombres con buena voluntad de acercarse a mí, sin conocer la existencia de la primera persona (y tampoco de la primera persona del singular, o sea yo y mis disfunciones). Protegerse, prevenir, cuidarse de no cometer el mismo error dos (o 18) veces, esperar, ubicarse, llamarse a conciencia, cualquier excusa es válida, lo importante es no exponerse. No amar.

Tengo un amigo que va a los saunas (y cuando digo un amigo lo digo en serio, no estoy hablando de mi mismo), y al parecer es capaz de tener sexo sin siquiera pronunciar palabra. Y yo me pregunto: Por qué necesito hacerle tantas preguntas a las personas? Qué es lo que quiero saber? Si en definitiva el resultado es el mismo, conocer a una persona antes de acostarte parece ser lo PC de esta coyuntura social, donde todos quieren que se nos respete, tratando de asumir posturas que los heterosexuales abandonaron hace décadas , si es que alguna vez las tuvieron, me refiero a las conductas sexuales.
Uno trata de mantenerse a salvo aunque no está bien visto que tengas esa mirada irónica y el sarcasmo aflorando cada tres palabras. Mas conviene ocultar ese rasgo de nuestro carácter (como si uno cambiara en función de otro, como si pudiéramos suprimir quienes somos individualmente, para que nuestro individuo deje de ser individual y sea compuesto, que es el único estado que nos hace colectivos, o sea aceptables para este arca de Noé en que se transforma la vida cuando tenés muchos amigos de mas treinta años.)


Conocer los sentimientos de los demás puede ser contraproducente, pueden ocurrir dos cosas, primero, puede pasar que te guste alguien mucho, y luego cuando hablas es un perfecto imbécil, lo que no es malo, cuando los muchachos son bellos y tontitos son fáciles, es sencillo descubrir cuáles son sus necesidades (nunca mejor dicho) básicas. Podes entablar una relación, que por lo general dura una cantidad de días inversamente proporcional al grado de satisfacción sexual alcanzado. Y cuando pasa, estas contento, porque pensas que alguien menos afortunado que vos lo debe estar disfrutando en lugar tuyo en ese momento. Cuando conoces a alguien y tiene es personalidad especial que te divierte. Esa cualidad que te interesa, leyó los libros que vos leíste, le gustan las mismas películas, etc., etc., (ETC; ETC; ETC; ETC; ETC), Cuando te encontras con uno de esos, es inevitable pensar, en el final, el indefectible final que llegara, solo por el hecho de que realmente te gusta y querés conocerlo aun mas. Si vos sos lo suficientemente inteligente para desistir de una relación con alguien porque sabes que hay muchos aspectos que no te convienen, si además le sumas que la persona que te gusta es lo suficientemente inteligente como para terminar una relación con alguien (como vos) que en muchos aspectos no es favorable, esto da como resultado que existe el doble de posibilidades de que la relación termine. Por lo tanto, para ahorrar tiempo y lágrimas es mejor no involucrarse. Buenos así no es la (mi) vida. Siempre volvemos (a equivocarnos).

martes, 6 de julio de 2010

Un día (y un amigo) Gris.

"... Tengo la (buena) suerte de poder putear a las personas que, incautas, me preguntan por mi estado de ánimo, y esa facilidad (que a veces es vicio) de poder disimular, y que la tristeza pase por aburrimiento y que el dolor pase por mal humor. El día predispone."





Cuando te pasas el día pensando en las relaciones y sobretodo en sus complicaciones, es mejor tomarse un minuto y mirar por la ventana. Respirar. El día está tan frio y gris que se parece mucho a mi estado de ánimo. Y no sé cual provoca cual. El viento viene de la costa, es sudestada fría. Lluvia molesta que no detiene ningún paraguas, pero aun así, uno elige salir a caminar, muchos insisten en que los días así son agradables también, y enfrentas la calle sosteniendo ante quien pregunte que salís porque a vos te gustan los días así. En verdad, debe haber algunos optimistas que le encuentra el arcoíris y el unicornio a cualquier mierda que les pasa en la vida, incluso a la lluvia y en general a todas las estaciones del año, muchos otros ( entre ellos yo mismo) ven el día gris como un guiño de la naturaleza, algo que nos dice, hoy todo alrededor es igual a lo que sentís por dentro, hoy el frio te pega en la cara, y te parte los labios, y agradeces que sea la garua, y no tus lagrimas, la que cumpla la función de nublarte la vista, y el cielo, cuando caminas por Cabildo para el lado de General Paz.
Tengo esa forma de ser, un poco hostil, un poco en broma y un poco en serio, que me permite andar por la vida (y cuando digo la vida quiero decir la oficina), en los días como hoy, sin la necesidad de dirigirle la palabra nadie y mucho menos sonreír o decir buenos días. Tengo la (buena) suerte de poder putear a las personas que, incautas, me preguntan por mi estado de ánimo, y esa facilidad (que a veces es vicio) de poder disimular, y que la tristeza pase por aburrimiento y que el dolor pase por mal humor. El día predispone.

La gente está como yo, esta como el día , estos días, y todos parecen tener una pequeña nube gris que les llueve en la cabeza incluso en los días en que todo el mundo está de picnic, y no importa que sea un día como hoy o uno soleado, no importa si estas solo o en pareja, no importa nada. Tenés noticias, de fuentes que siempre son confiables (confianza que aumenta proporcionalmente en función del malestar que te causan los comentarios), que te arruinan el día (cuando digo el día quiero decir, la vida) y me hace pensar que no importa cuán idílica sea tu vida, las dudas surgen, y el dolor también. El malestar es gris.
Las relaciones de nuestros ex, de nuestros actuales, de los actuales de nuestros ex, de los ex de nuestros actuales, todo parece influir. Todo existe y nos afecta. Resulta que a los 33 años el significado de “el mundo es tan pequeño como un pañuelo” se vuelve extraordinariamente influyente en mi vida cotidiana, y en la de mis amigos. Uno sigue en contacto con los artífices de nuestros (sufrimientos) pasados, porque aprendimos en la escuela de los (gays) modernos que uno debe superar el hecho de haber fracasado como pareja, y asumir una superioridad digna del propio Deepak Chopra, y convertirse en una especie de amigo de categoría para los ex.
Así ingresas en la zona gris, no podes comentarle a tu actual que sos amigo de tu ex, y tu ex lo sabe, yo digo que si no le podes comentar algo así a tu novio, no es mejor simplemente dejar de ser amigo del ex, es mejor ser ex de tu actual y ex amigo de tu amigo ex, quedarte solo y sufrir a causa de la soledad, que es mejor que sufrir porque estas con alguien, porque ese sufrir es infringido por ese alguien, por lo general alguien que dice que te quiere mucho. Esa zona gris, cuando te preguntas si es mejor irte o quedarte, alejarte y desaparecer o acercarte más y exponerte.

Alguien me dijo que le gusta lo que escribo, alguien que no le puede contar a su novio que lee esta página. Alguien que ni siquiera puede poner “like” en Facebook. Es un amigo gris. Le dedico estas líneas sobre la nada misma, y me pregunto: cuanto uno deja de lado para estar feliz? Cual es la ventaja de estar con alguien, si cuando lo abrazamos vamos a mirar por sobre su hombro (y todo el mundo sabe que lo mejor del mundo es abrazar con los ojos cerrados y un pie en el aire, porque eso es el verdadero amor, el verdadero amor que solo vimos en películas). Esas cosas que uno deja y no quiere dejar, y en definitiva, vuelve a retomar furtivamente, son cosas que se vuelven grises en nuestra vida. Quizás yo mismo soy gris ahora porque estoy en el pasado de alguien que no me deja ir. La ciudad es gris, el tiempo es gris (no me refiero solo al clima).Todo es gris.