Diego Sale a Cenar

Trato de explicar por qué algunos nosotros recorremos las calles de Buenos Aires solitos . Buscamos el amor o una cita, un amor para toda la vida aunque dure solo un día.

Me Visitaron

lunes, 21 de marzo de 2011

Saber Nadar

"Me voy a arrepentir, ya me lo advirtieron. Siempre cierro los ojos cuando beso. Pero los abrí esta vez para ver si era terrible la verdad. Sí, lo era..."






Qué problema que tengo para completar los pensamientos. No quiero llegar a ninguna conclusión. Las cosas son bastante simples y complicadas a la vez. Vamos por partes. Simples porque sabemos dónde van a parar siempre las historias de amor, a la mierda. Complicadas porque a pesar de conocer el resultado (la mierda), algo nos impulsa a cometer estupideces. Este año tengo planes, metas que quiero alcanzar, lugares que quiero visitar y lugares comunes en los que no quiero caer más. Era una noche de carnaval y hacía calor, y a riesgo de que esto suene a una canción inmunda, diría que la noche era especial justamente porque era carnaval y hacía mucho calor. Nunca pensé en encontrármelo porque tenía otro objetivo, que es inconfesable, para esa noche. Hay personas que me lastiman (de alguna manera retorcida este hecho me parece bueno) con cada palabra que dicen y existe alguien que me puede borrar del planeta con una palabra si me la dice al oído. Y eso era todo, había dejado de lado lo inmanejable para quedarme con…nada. El sentimiento escondido estaba más alejado que nunca y solo pensaba en divertirme y escupir para arriba muchas veces con total impunidad. Y si esto fuera una vida normal diría que todo transcurrió entre cerveza barata, música tan aburrida para mí como es la música que no habla de muerte, dolor y perdida y que volví a casa antes de que saliera el sol para evitar la claridad que tiene (que da) la mañana. Pero no paso eso. Claro que no paso. El estaba parado ahí, tantas veces lo había visto. Tantos habían hablado de él y ahora estaba ahí. Siempre me negué a ser uno más, aunque cabe decir que muy pocas veces escape al destino de los ignotos, pero no importó, él estaba ahí, al alcance de mi mano, cerca como para tirarle un vaso y acertarle en la cabeza, quizás hubiera sido mejor hacer eso. Palabras que volaron por el aire, y no significaban nada, testigos sudorosos que miraban de cerca. Más sudor. Un beso que no voy a olvidar. Y otro más y luego uno más. Y la despedida. Instinto animal reprimido. Nada había pasado, era bastante irreal todo. Era carnaval y también como en el Sueño de los Héroes tratar de repetir esa noche me va reclamar lo poco de sentimiento que me queda y reservo para atravesar mi vejes.

Me voy a arrepentir, ya me lo advirtieron. Siempre cierro los ojos cuando beso. Pero los abrí esta vez para ver si era terrible la verdad. Sí, lo era. La vida es así de simple y complicada. Los sueños están siempre. Ganar una vez, para variar, sería divertido, eso dicen. Nunca, nunca estuve tan seguro de fracasar, nunca estuve tan seguro de nada en realidad. No hay manera, ni plan que valga. Es jugar este juego. No hay nada, ninguna señal, solo lo que se muy adentro mío, que largamente ha sido probado insuficiente. Quisiera escribir tantas cosas pero no sé de dónde vienen estas palabras, mejor guardarlas para cuando sean útiles o tengan significado para alguien. Muchas veces postergue muchas cosas, deje de lado mil veces miles de obligaciones, me reusé a ser un adulto y pensaba que había un significado, una intención, no era un irresponsable sin causa, creía, creí, hace mucho tiempo que el amor iba a salvar el día. Cuando llegué a colmar todas mis expectativas, volví a perder, pensé que era la última vez. Decidí estar solo y crecer. Dejar las ideas locas del amor y los hombres. Y ahora es todo nuevo, quiero cumplir con lo que prometí, quiero, y lo necesito bastante desesperadamente. Pero un beso cambia las cosas como la luna cambia la marea de noche, cuando todos duermen y nadie le presta atención, solo unos pocos, los que como yo viven en la costa y conocen el agua y no saben nadar, los que podemos ahogarnos con facilidad. Sigo solo y tengo ganas de organizar. Tengo ganas de cumplir con ese precepto moderno, estar bien solo. Y todo lo de más? Tu cara, tu cuerpo, ese único beso. Todavia no esta nada dicho, es que no hay nada que decir, existe un beso, existió una noche de carnaval, la risa que me causa y las ganas que me dan de tocarlo. Es una promesa infundada. Es una locura. Es nada. Pero… también es algo.

lunes, 7 de marzo de 2011

Soñar es para los tontos

" Vos me querías, estoy seguro, pero querías más cosas, querías ver lugares nuevos y conocer personas. Decías que las cosas iban a cambiar, siempre nos esperaba algo mejor decías, para mi estar con vos era la única tranquilidad y lo que ocupaba mis días y todas mis conversaciones..."




Todos los amigos y vecinos tienen la cara desdibujada hoy . Dormí poco pero soñé con vos. Soñe con tu cuerpo y la forma que teníamos de estar desnudos. Las conversaciones sobre la nada. Solía pensar que eras simple, a veces lo pienso aun hoy, solo a veces porque hace mucho tiempo ya me di cuenta que en realidad la simpleza y la ignorancia no son lo mismo, no son lo mismo. Vos corrías rápido y yo miraba mucha televisión. Estaba con mi vista clavaba en el monitor hasta que te vi pasar, eléctrico, obsesionado con tu cuerpo y tu apariencia, tan pequeño en lo físico y sin embargo capaz de llamar tanto la atención. Yo era más simple entonces, porque como cualquiera que te veía pasar por la calle yo también quede cautivado, como pelotudo, con la boca abierta y mi ojo izquierdo medio cerrado, como incrédulo. Al principio no me hablabas nada pero lo poco que me decías me causaba gracia aunque fingía irritación. De a poco fuimos compartiendo más cosas, vos pensabas que te aprovechabas de mí pero me gustaba dejarte ganar. Me gustaban los mates y la hora del almuerzo. Esa mezcla de euforia y nostalgia cuando hablabas de tu papa, era anécdotas inventadas, se notaba, y era conmovedor. Los proyectos que tenias las novias, tantos problemas con esas chicas que me parecían muy patéticas y casi ciegas porque no se daban cuenta el por qué verdadero de tu distracción, luego las comprendí mejor, más tarde. Quería protegerte un poco de todo eso que te angustiaba tanto. Vos buscabas aprobación y yo para aprobar a las personas soy especialmente benévolo. Cuando ya éramos amigos, vos me dabas masajes en los hombros mientras me contabas lo que habías hecho el sábado en el boliche, disfrutaba mucho esos momentos, tus manos en mis hombros y mi cuello, y a veces la espalda también. Vos decías que todo iba a cambiar, que las cosas solo podían mejorar. Estábamos los dos solos, juntos solos. Lo que no sabias de vos, que yo sabía de sobra de ambos, te estaba alejando de todo, y no parecía justo. Veía como te cambiaba la cara cuando llegaba tu mejor amigo yo desaparecía de la escena, quería causar ese efecto en vos, me hubiera gustado, pero nunca lo conseguiría. Un amigo me dice a menudo que no se puede cambiar a la gente, lo cual es una especie de consejo que mucha gente te puede dar en cualquier ámbito, desde un empleado a un novio, no se puede cambiar a la gente, lo particular de lo que decía mi amigo era que él me aconsejaba, no intentarlo. Lo peor que podes hacer, decía, es pretender que alguien que te da algo, te de todo. Lo que me costó tiempo entender, y deduje no sin mucho pesar y esfuerzo, es que las personas dan lo que quieren dar y en todo caso lo que pueden, pero no es culpa de ellos, si no propia, querer mas, querer todo de alguien que no lo ofrece espontáneamente.

Una noche de mucho frio llegaste a tocar el timbre y no tenias a donde ir y te ofrecí mi casa y te quedaste un tiempo, unos días, que se convirtieron en años, el amor es intermitente algunas veces. Nadie se enteraba de nuestros días mirando la nada por la ventana, los domingos eran especiales. Quería que vivieras conmigo, yo si ofrecía todo lo que tenia, y vos no lo querías todo, era demasiado y a vos no te hacía falta. Vos me querías, estoy seguro, pero querías más cosas, querías ver lugares nuevos y conocer personas. Decías que las cosas iban a cambiar, siempre nos esperaba algo mejor decías, para mi estar con vos era la única tranquilidad y lo que ocupaba mis días y todas mis conversaciones.


Los domingos ibas a jugar a la pelota y muchas veces te fui a ver jugar pero como no era el único que iba a verte opte por esperar a que vuelvas, cansado y con ganas de que hiciera masajes que siempre terminaban igual. Habíamos prosperado bastante y ya no había más psicóticas llamando a cada rato por teléfono, yo había dejado todo lo que me distraía para dedicarme a pensar en vos. Reconozco que si no venias a dormir a mí me costaba conciliar el sueño y a menudo lloraba. Te hiciste más grande y yo mas inmaduro. No querías que te vayas pero te fuiste. Ahora estabas en condiciones de estar solo y tenías más personas que te ayudaban. Veía las cosas cambiar a mí alrededor pero yo seguía igual. Vos me dijiste que no me querías lastimar que me querías mucho que disfrutabas estar conmigo…pero.
Tan joven como eras querías llegar pronto a tener tu vida definida, yo puse en espera el resto del mundo solo para mirarte y ver cómo te alejabas para buscar el destino: Un familia, hijos, un hogar que tus viejos (no) te dieron. Y la coherencia que me faltaba ahí estaba, en mi cara, y clavada en mí pecho. El sexo fue muy malo ese día, y me volviste a decir que no querías lastimarme, que me querías de verdad, pero no era suficiente querer, había otros objetivos que te planteabas y que querías conseguir.

Seguí pensando mucho en vos. Seguí esperándote. Busque hombres parecidos a vos, pero no había ninguno. Lloraba y no salía más que para trabajar, no estudiaba, ni cumplía con ninguno de mis compromisos sociales, llevaba tu foto en mi billetera y si alguien me preguntaba decía que estábamos muy bien juntos.
Pasaron los años y no nos vimos mas, salvo cuando alguna tragedia acaecida a alguna persona en común nos reunía en el mismo lugar, pero nunca estábamos solos. Con el tiempo deje de llorar. Me reconforta pensar que, después de todo, era verdad, que lo querías para tu vida era mujer e hijos y lo conseguiste, Me pregunto si sos feliz, pero lo que uno espera de la vida y lo que lucha por conseguir no siempre dan como resultado la felicidad. Quizás si te hubieras quedado conmigo no seriamos felices. A veces creo que nunca en la vida uno sabe qué camino tomar, y por más que pensemos y pensemos, lo que elegimos no necesariamente va a conducirnos a la paz del corazón acompañado. No es el amor la respuesta a nada, solo miles y miles de preguntas que nos ponen inquietos. Sigo buscando y a lo mejor es la hora de ponerme algunos objetivos más terrenales. Siempre creí que el amor de mi vida, entre otras cosas, iba a ser un amor correspondido. A esta altura lo dudo un poco, tal vez fuiste vos, en la sencillez del sexo a diario, en la expectativa constante, en el dolor de no poder tocarte, en las caricias que al principio prometieron lo que luego cumplimos por tanto tiempo. La inocencia, la inmadurez. Sueño con vos y me doy cuenta que hay cosas que no se olvidan mas, y está bien que así sea. El amor de mi vida, quiero decir el que experimente a lo largo de mi vida, siempre fue intenso, muchas veces breve. Pienso que los sueños están hechos de eso, por tal motivo son tan reales, por eso me parece que te toco de verdad y que escucho tu risa de nuevo y no me despierto triste sino con una sonrisa.