Diego Sale a Cenar

Trato de explicar por qué algunos nosotros recorremos las calles de Buenos Aires solitos . Buscamos el amor o una cita, un amor para toda la vida aunque dure solo un día.

Me Visitaron

lunes, 7 de marzo de 2011

Soñar es para los tontos

" Vos me querías, estoy seguro, pero querías más cosas, querías ver lugares nuevos y conocer personas. Decías que las cosas iban a cambiar, siempre nos esperaba algo mejor decías, para mi estar con vos era la única tranquilidad y lo que ocupaba mis días y todas mis conversaciones..."




Todos los amigos y vecinos tienen la cara desdibujada hoy . Dormí poco pero soñé con vos. Soñe con tu cuerpo y la forma que teníamos de estar desnudos. Las conversaciones sobre la nada. Solía pensar que eras simple, a veces lo pienso aun hoy, solo a veces porque hace mucho tiempo ya me di cuenta que en realidad la simpleza y la ignorancia no son lo mismo, no son lo mismo. Vos corrías rápido y yo miraba mucha televisión. Estaba con mi vista clavaba en el monitor hasta que te vi pasar, eléctrico, obsesionado con tu cuerpo y tu apariencia, tan pequeño en lo físico y sin embargo capaz de llamar tanto la atención. Yo era más simple entonces, porque como cualquiera que te veía pasar por la calle yo también quede cautivado, como pelotudo, con la boca abierta y mi ojo izquierdo medio cerrado, como incrédulo. Al principio no me hablabas nada pero lo poco que me decías me causaba gracia aunque fingía irritación. De a poco fuimos compartiendo más cosas, vos pensabas que te aprovechabas de mí pero me gustaba dejarte ganar. Me gustaban los mates y la hora del almuerzo. Esa mezcla de euforia y nostalgia cuando hablabas de tu papa, era anécdotas inventadas, se notaba, y era conmovedor. Los proyectos que tenias las novias, tantos problemas con esas chicas que me parecían muy patéticas y casi ciegas porque no se daban cuenta el por qué verdadero de tu distracción, luego las comprendí mejor, más tarde. Quería protegerte un poco de todo eso que te angustiaba tanto. Vos buscabas aprobación y yo para aprobar a las personas soy especialmente benévolo. Cuando ya éramos amigos, vos me dabas masajes en los hombros mientras me contabas lo que habías hecho el sábado en el boliche, disfrutaba mucho esos momentos, tus manos en mis hombros y mi cuello, y a veces la espalda también. Vos decías que todo iba a cambiar, que las cosas solo podían mejorar. Estábamos los dos solos, juntos solos. Lo que no sabias de vos, que yo sabía de sobra de ambos, te estaba alejando de todo, y no parecía justo. Veía como te cambiaba la cara cuando llegaba tu mejor amigo yo desaparecía de la escena, quería causar ese efecto en vos, me hubiera gustado, pero nunca lo conseguiría. Un amigo me dice a menudo que no se puede cambiar a la gente, lo cual es una especie de consejo que mucha gente te puede dar en cualquier ámbito, desde un empleado a un novio, no se puede cambiar a la gente, lo particular de lo que decía mi amigo era que él me aconsejaba, no intentarlo. Lo peor que podes hacer, decía, es pretender que alguien que te da algo, te de todo. Lo que me costó tiempo entender, y deduje no sin mucho pesar y esfuerzo, es que las personas dan lo que quieren dar y en todo caso lo que pueden, pero no es culpa de ellos, si no propia, querer mas, querer todo de alguien que no lo ofrece espontáneamente.

Una noche de mucho frio llegaste a tocar el timbre y no tenias a donde ir y te ofrecí mi casa y te quedaste un tiempo, unos días, que se convirtieron en años, el amor es intermitente algunas veces. Nadie se enteraba de nuestros días mirando la nada por la ventana, los domingos eran especiales. Quería que vivieras conmigo, yo si ofrecía todo lo que tenia, y vos no lo querías todo, era demasiado y a vos no te hacía falta. Vos me querías, estoy seguro, pero querías más cosas, querías ver lugares nuevos y conocer personas. Decías que las cosas iban a cambiar, siempre nos esperaba algo mejor decías, para mi estar con vos era la única tranquilidad y lo que ocupaba mis días y todas mis conversaciones.


Los domingos ibas a jugar a la pelota y muchas veces te fui a ver jugar pero como no era el único que iba a verte opte por esperar a que vuelvas, cansado y con ganas de que hiciera masajes que siempre terminaban igual. Habíamos prosperado bastante y ya no había más psicóticas llamando a cada rato por teléfono, yo había dejado todo lo que me distraía para dedicarme a pensar en vos. Reconozco que si no venias a dormir a mí me costaba conciliar el sueño y a menudo lloraba. Te hiciste más grande y yo mas inmaduro. No querías que te vayas pero te fuiste. Ahora estabas en condiciones de estar solo y tenías más personas que te ayudaban. Veía las cosas cambiar a mí alrededor pero yo seguía igual. Vos me dijiste que no me querías lastimar que me querías mucho que disfrutabas estar conmigo…pero.
Tan joven como eras querías llegar pronto a tener tu vida definida, yo puse en espera el resto del mundo solo para mirarte y ver cómo te alejabas para buscar el destino: Un familia, hijos, un hogar que tus viejos (no) te dieron. Y la coherencia que me faltaba ahí estaba, en mi cara, y clavada en mí pecho. El sexo fue muy malo ese día, y me volviste a decir que no querías lastimarme, que me querías de verdad, pero no era suficiente querer, había otros objetivos que te planteabas y que querías conseguir.

Seguí pensando mucho en vos. Seguí esperándote. Busque hombres parecidos a vos, pero no había ninguno. Lloraba y no salía más que para trabajar, no estudiaba, ni cumplía con ninguno de mis compromisos sociales, llevaba tu foto en mi billetera y si alguien me preguntaba decía que estábamos muy bien juntos.
Pasaron los años y no nos vimos mas, salvo cuando alguna tragedia acaecida a alguna persona en común nos reunía en el mismo lugar, pero nunca estábamos solos. Con el tiempo deje de llorar. Me reconforta pensar que, después de todo, era verdad, que lo querías para tu vida era mujer e hijos y lo conseguiste, Me pregunto si sos feliz, pero lo que uno espera de la vida y lo que lucha por conseguir no siempre dan como resultado la felicidad. Quizás si te hubieras quedado conmigo no seriamos felices. A veces creo que nunca en la vida uno sabe qué camino tomar, y por más que pensemos y pensemos, lo que elegimos no necesariamente va a conducirnos a la paz del corazón acompañado. No es el amor la respuesta a nada, solo miles y miles de preguntas que nos ponen inquietos. Sigo buscando y a lo mejor es la hora de ponerme algunos objetivos más terrenales. Siempre creí que el amor de mi vida, entre otras cosas, iba a ser un amor correspondido. A esta altura lo dudo un poco, tal vez fuiste vos, en la sencillez del sexo a diario, en la expectativa constante, en el dolor de no poder tocarte, en las caricias que al principio prometieron lo que luego cumplimos por tanto tiempo. La inocencia, la inmadurez. Sueño con vos y me doy cuenta que hay cosas que no se olvidan mas, y está bien que así sea. El amor de mi vida, quiero decir el que experimente a lo largo de mi vida, siempre fue intenso, muchas veces breve. Pienso que los sueños están hechos de eso, por tal motivo son tan reales, por eso me parece que te toco de verdad y que escucho tu risa de nuevo y no me despierto triste sino con una sonrisa.

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