Diego Sale a Cenar

Trato de explicar por qué algunos nosotros recorremos las calles de Buenos Aires solitos . Buscamos el amor o una cita, un amor para toda la vida aunque dure solo un día.

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miércoles, 16 de junio de 2010

Esa Forma de caminar de la mano y lo que se dicen

"Querés estar rodeado de otras almas solitarias, rodeado de miseria, si, miseria, se la pasa uno mejor contemplando la miseria que la felicidad"




Esta semana me propongo evitar la envidia. Cuando cada lunes te propones cambiar tu vida, quiere decir que nunca lo haces, así que lo que parece una actitud positiva orientada al cambio, es nada más (ni nada menos) que una muestra más de que vivís una vida, cuando menos, no feliz. ¿Quien vive una vida feliz? bueno, todos los que están alrededor tuyo. Las personas andan por ahí felices, de la mano, no cantan y bailan, pero la forma de caminar de la mano y lo que se dicen, podrían perfectamente ser parte de una canción de un musical de los años 50’s. Todos parecen protagonizar su propia versión de La Novicia Rebelde, todos parecen vivir felices y comiendo perdices, o lo que sea que coma esa gente (nunca comí perdiz, por cierto). Me esfuerzo por encontrar la respuesta, la solución, aquello que me iguale a la gente que es feliz, como no sé de qué se trata todos eso de tener el corazón lleno de amor, me remito a observar a las parejas, a envidiar, a desear lo que no tengo ( podría decir que envidio sanamente pero no existe tal cosa). Quiero lo que no tengo y otros tienen , a veces quiero tanto ser como alguien que empiezo a querer lo que esa persona tiene, me pongo frente al espejo y practico la sonrisa que le vi en el rostro , esa noche cuando me dijo que al fin, alguien, un x, el boludo de turno, el único estúpido que no se había acostado con el hasta ahora, mi ex , su ex, su profesor de yoga, Roberto, o el que sea que aplique, le dijo te amo. Y parece ser, que eso da alguna clase de orgullo. Envidio a la persona que sabe a quién amar, bueno yo sé a quién amo pero eso es bastante diferente. La culpa que por lo general acompaña la envidia me abandono hace mucho, cuando vi que las personas son felices y siguen adelante a pesar de que yo estoy solo y me paso las horas sin parpadear, porque cerrar los ojos no significa otra cosa que verlo . Lo cual no sería algo malo, muchas personas se enamoran de amores imposibles, o siguen enamorados de alguien que se murió, o que se fue a Disney, amar un ser idealizado, le pasa a todo el mundo, eso es amar a alguien equivocado, pero no le hace mal a nadie, o solo a uno mismo, cuando amas a alguien que está con alguien mas, queres lo que otra persona quiere, envidias el novio de la persona que amas , queres ser él, a veces se llega al punto de pensar como deshacerte de la competencia. Lo normal de la envidia es que uno la suprima, la evite. Se intentan terapias (cuando digo terapias quiero decir terapia) y distintos métodos para no envidiar a nadie.


El dinero, las posesiones en general mucho no me preocupan, más bien lo normal, digamos que si alguien se compro un auto nuevo, seguramente pienso (y digo):” de donde habrá sacado la plata?...”, o “porque unos tanto y otros (ósea yo) tan poco”. Pero las personas y sus relaciones, esas si me dan envidia, Me gustaría que se separen, que lloren (por lo general lo hacen) y se sientan como yo me siento. Viendo los puestos de flores, pensando en que bueno sería comprar un ramo y regalárselas, me convenzo a mi mismo de que con ese simple y mágico acto el objeto de mi afecto sea mío para siempre, claro tardo dos segundos en pensar en la ironía, estoy ahí mirando las flores, enfocado en ese pequeño espacio de color, pero que si me alejo unos pasos, si tomo las cosas en perspectiva, si apenas levanto la mirada, veo que en mi deambular por la ciudad buscando y buscando ,las flores, que están ahí cerca, parecen ser alguna especie de espacio propicio para estar enamorado , bueno esas flores son para los muertos, y las caminatas por la ciudad son para la gente que lleva una vida sana o para los turistas. Ver la vida a través de los ojos de la envidia, no es más que una consecuencia que de haber visto la vida a través de los ojos vidriosos de la soledad por demasiado tiempo, sintiendo frio incluso en verano (bueno, capaz era el aire acondicionado, pero estoy casi seguro que es por dormir solo).Es consecuencia de haber escuchado demasiadas veces a los enamorados hablar, parecen abstraídos de la realidad, del mal humor generalizado, de la falta de guita, de los terceros, de mí. Tienen su mundo perfecto, alguna vez lo tuve y ya no más. Ahora ando por ahí, disconforme, mirando de costado como quien le lee el diario de contrabando al que tiene al lado en el bondi, compartiendo interminables cafés, escuchando como se conoció un amigo con su novio, como lo conquisto, como se sobrepusieron a los problemas, nunca entiendo eso, cómo la gente se sobrepone a los inconvenientes. Envidio la tolerancia de los enamorados, en realidad ya me olvide de cómo era, si es que alguna vez la tuve. Esa tolerancia que te lleva a esperar, a explicar una y otra vez, a ponerte enfrente del otro una y otra vez , sin importar cuantas veces te den vuelta la cara, porque sabes que cuando te mire a los ojos va a reconocer el motivo por el que están juntos desde el primer día. Envidio el primer día de los novios, siempre parecen ser escenas de películas de Meg Ryan, siempre pasa algo inolvidable.


Envidio la sencillez con las que las personas eligen, muchas veces por sobre mí, a sus enamorados/novios/esposos. La certeza me da envidia, porque a mí me es esquiva hace años. Los hombres solteros parecemos perdedores, somos una decoración para las parejas, que nos invitan a cenar en sus casas para besarse delante de nosotros pero no descaradamente, no, claro, no quieren ser desubicados, se besan con pretextos, cuando piensan que no los ven, mientras tomo vino con mi copa en alto. La gente casada entre tanta certeza, a veces, duda. Duda, sobre la fidelidad, sobre la confianza, sobre donde ir de vacaciones, sobre los celos, pero no dudan sobre una cosa, la relación con su pareja existe, es real, independiente del resto de nosotros. Mis relaciones últimamente son ideales, aunque no en forma absoluta, me pregunto si algo que no es completamente ideal, sería un poco real, o real a secas. Tengo la mirada puesta en esas estructuras que me rodean, esos territorios inescrutables, las parejas. Quiero una pareja, o sea, no es que quiero para mí a unas de esas parejas que veo a diario, podría ser (y es gracioso porque a veces uno conoce parejas, que es su conjunto son geniales, pero sus miembros individualmente carecen de todo encanto), pero no, quiero a un persona, a un hombre, que forme una pareja conmigo, y así dejar de sentir cierto encono por las parejas felices en particular, y las parejas en general.


La envidia es un sentimiento que a veces tenemos todos, estando o no en pareja.Pero por sobre todas las cosas sin maldad hacia nuestros amigos, aunque...lo de la maldad es relativo, ¿a qué llamamos maldad? ¿A pensar en algo malo para esa pareja? ya sea que se separen y/o que se peleen y/o esas cosas. Supongo que a veces lo pensas, pero bueno, en un sentido creo que es natural, ósea...no es en serio...pero lo pensás. Claro que el razonamiento, no resiste análisis. Ese pensamiento se descarta enseguida, pero, a veces, se te ocurre que no tenés más ganas de apreciar la felicidad de los demás. Querés estar con las almas solitarias, rodeado de miseria, si, miseria, se la pasa uno mejor contemplando la miseria que la felicidad. Pero, aspiramos a encontrar ese alguien especial, después de todo hasta las parejas más disfuncionales, tienen su momento de gloria y de amor sin esfuerzo y son, en algún punto, envidia de todos.

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